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CONSTRUIMOS NUESTRO PODER COLECTIVO: PROBLEMAS COMPARTIDOS, ORGANIZACIÓN Y LIDERAZGO

En cada ciclo ofrecemos ideas clave y herramientas para apoyarte en cualquier etapa del proceso de construcción y fortalecimiento de tu movimiento. ¿Están apenas empezando o se encuentran en medio de acciones dirigidas a generar cambios? ¿Qué emerge en su contexto y qué desean hacer? ¿Qué habilidades tienen? ¿Han pensado en los riesgos y la seguridad? Estos ciclos se pueden usar como un marco para las constructoras de movimientos, tanto emergentes como más experimentadas. Así es que empieza a reunir tus herramientas y guárdalas en tu caja de herramientas Nos Movilizamos.

Construimos poder

Construimos Nuestro Poder Colectivo trata del poder para que nos lleva a juntarnos con otras personas a fin de encontrar soluciones a problemas compartidos y desarrollar nuestras habilidades, liderazgo y organización para generar cambios.

  • Comprendiendo el poder Examinar las diversas maneras en que se ejerce el poder sobre nosotras, pero también cómo podemos desarrollar nuestras propias formas de poder para hacer los cambios necesarios.
  • Construyendo nuestro propio análisis Construir nuestra propia evidencia y conocer nuestro contexto, historia, derechos, experiencias y el momento actual. Utilizar lo anterior como fundamento de un análisis político compartido y para informar una visión alternativa y nuestro plan de acción.
  • Organización y problemas comunes Centrarse en problemas que son importantes para nosotras, hacer que otras personas participen, encontrar soluciones en conjunto y organizar pasos de acción.
  • Liderazgo colaborativo, organización y habilidades Organizarnos para trabajar bien en conjunto, con la adopción de modelos feministas de colaboración y liderazgo, la toma de decisión democrática, el desempeño de funciones definidas, la mutua rendición de cuentas, seguridad, confianza y comunicación.
  • Selección de aliadas y construcción de solidaridad El forjar nexos y actuar en solidaridad con otras organizaciones y personas que comparten objetivos similares incrementa nuestro poder colectivo, apoyo y alcance.
  • Navegando las diferencias y construyendo confianza política Profundizar la confianza entre nosotras al abordar con honestidad los conflictos que surjan, aprender unas de otras, y abordar el tema de cómo las diferencias de identidad, posición y privilegios (p.ej. raza, género, origen étnico, clase, edad, sexualidad, habilidad) pueden reproducir las desigualdades y dividirnos.
  • “El poder (..) no es más que la capacidad de lograr un propósito. Es la fuerza necesaria para lograr un cambio social, político y económico. (...) El poder es necesario para concretar las demandas del amor y la justicia”. —Martin Luther King Jr.

    Comprendiendo el Poder

    Comprendiendo el Poder examina cómo funciona el “poder sobre”, es decir, el poder que domina y oprime, y cómo podemos desarrollar nuestras propias formas justas de poder para lograr cambios sociales y políticos.

    El poder es fundamental. No podemos hablar de mejorar las condiciones de vida de la población, de proteger el planeta o lograr cambios sociales—y menos aún de la construcción y fortalecimiento de movimientos—sin referirnos al poder. En pocas palabras, el poder tiene que ver con las instituciones, estructuras y creencias que determinan quién tiene privilegios, quién tiene acceso, quién establece las reglas, qué voces cuentan y, por último, quién y qué importa y es valorado.

    Una manera de medir el poder es a través del grado de control ejercido sobre los recursos materiales, humanos, intelectuales y financieros. Aunque hace falta mucho para cambiar las instituciones, las políticas y las creencias, la buena noticia es que el poder es dinámico, siempre cambiante, y moldea las relaciones sociales, económicas y políticas entre personas y grupos. Afecta nuestras vidas en todos los ámbitos, desde el más íntimo—cómo nos percibimos o cómo funcionan nuestras familias—hasta todos los escenarios públicos. El poder en sí mismo no es positivo ni negativo, es el uso que se le da lo que importa.

    La mayoría de las personas asocian el poder con el “poder sobre”, la habilidad para controlar y decidir por otras personas con o sin su consentimiento. El poder sobre, incrustado en instituciones y sistemas de creencias discriminatorias, puede adoptar formas opresivas y destructivas, y perpetuarse con amenazas o el uso de la violencia; por ejemplo, los gobiernos, el ejército, la policía, e instituciones multilaterales como la ONU, el FMI, la OMC y el Banco Mundial. Este abuso de poder se basa en el deseo de controlar recursos finitos y se enmarca en el lema: “Mientras menos para ti, más para mí”.

    Si queremos cambiar los efectos del poder en nuestras vidas y comunidades, tenemos que saber cómo se ejerce. Muchas estrategias de incidencia para el cambio social y los derechos humanos solo enfocan las formas más visibles del poder sobre, las que se ejercen a través de leyes, políticas, tribunales y organismos gubernamentales. Aunque estas formas ciertamente son importantes, el poder sobre también adopta formas más sutiles e insidiosas. Estos aspectos del poder, si no se entienden ni abordan, pueden impedir cualquier victoria en términos de políticas. Por ejemplo, el poder oculto o sombra funciona a través de actores y fuerzas organizadas que trabajan tras bambalinas o “bajo la mesa” para controlar la agenda pública y evitar que nuevas ideas y alternativas ganen terreno. Hay sociedades y otros actores no estatales, como algunos grupos religiosos y organizaciones del crimen organizado, que usan dinero y poder para manipular a las personas responsables de tomar decisiones y las agendas de políticas para promover sus propios intereses. En muchas partes del mundo, estos actores controlan el proceso de formulación de políticas.

    La tercera forma de poder, que llamamos poder invisible, está compuesta de creencias, costumbres y valores que determinan las normas sociales, legitiman o deslegitiman ideas y conductas, y moldean nuestra manera de ver el mundo. Las fuerzas del poder invisible también son ideológicas, lo cual significa que los medios y los mensajes de quienes detentan poder influyen en los temores y suposiciones acerca de lo que es correcto, “normal” e incorrecto.

    Tanto el poder visible como el poder oculto emplean estrategias de poder invisible para legitimar agendas y decisiones prioritarias para mantener control de la opinión pública y las aspiraciones de la ciudadanía. En Estados Unidos, por ejemplo, conservadores y liberales han promovido desde hace mucho tiempo la idea de que el gobierno es ineficiente en la prestación de servicios y que los “mercados” o el sector privado son más eficientes, y de este modo fomentan la privatización de la salud, la educación y muchos otros servicios. Asimismo, vemos cómo se ha manipulado el miedo a la delincuencia y la violencia hasta tal grado que los votantes de muchos países eligen a ex generales del ejército o aceptan la restricción de sus propias libertades básicas por la creencia de que al hacerlo tendrán más seguridad. Vemos que los sistemas de valores se interiorizan profundamente a través de procesos de socialización en las escuelas, la religión, las tradiciones y/o en los medios, la publicidad, etc. Las personas que detentan más poder son las que moldean estas instituciones culturales y educativas.

    JASS se centra no solo en el poder “ahí afuera” en el mundo, sino también en el poder adentro de y entre nosotras. Nuestra estrategia general debe responder a los contextos y estar en sintonía con éstos, de manera que los problemas que tratamos de resolver emerjan del proceso de organización en vez de ser los que dirijan este proceso, como sucede con frecuencia. Movilizamos y negociamos relaciones individuales e institucionales según lo exija el contexto y nuestra estrategia”. —Participante del Encuentro Interregional de JASS 2011 “Paths are Made by Walking (Se hace camino al andar)”.

    Puesto que muchas personas, y sin duda la mayoría de las mujeres, han tenido experiencias negativas con el abuso y mal uso del poder, podemos sentirnos paralizadas ante la idea de estudiar el tema más detenidamente. No obstante, tenemos que entender y enfrentar el poder para crear el cambio que deseamos lograr para nuestras comunidades. Tras los problemas de desigualdad, explotación y opresión están las dinámicas de poder y privilegio, y si deseamos cambiar estas realidades debemos aprender a navegar el poder y convertirnos en constructoras de nuestro propio poder.

    La dinámica, los límites y los actores que moldean nuestras vidas diarias cambian constantemente, pero la lucha por el poder sigue derivándose del control sobre los recursos y el acceso a estos. Las personas que son propietarias pueden determinar quién obtiene qué, quién queda fuera y por qué. Hoy día, la feroz carrera para controlar y explotar los recursos—desde tierras y bosques hasta tecnología y ADN humano—es una búsqueda de poder. Es una lucha para determinar qué voces contarán y qué temas dominarán la agenda local y global. En esta lucha por el poder, utilizan los instrumentos de la discriminación y la opresión para concentrar los recursos y el poder en muy pocas manos, por lo general de hombres blancos.—Lisa VeneKlasen Introducción, Haciendo que el cambio sea una realidad 4: Malaui.

    Las luchas, en apariencia “a escala micro”, de las mujeres para acceder a y controlar los recursos en el hogar, la familia y la comunidad, están influidas por “macrodinámicas” en el ámbito nacional y global. La organización de las mujeres para lograr poder político y económico exige conocer cómo funciona el poder en estas distintas esferas. Debemos profundizar nuestro análisis crítico de la política capitalista macroeconómica y confrontar los principios y “verdades” convencionales para entender más a fondo la dinámica de poder detrás del acceso a los recursos y su control. Es preciso que pongamos en tela de juicio los sistemas racistas y patriarcales, y las ideas, valores y creencias relacionadas que están incrustadas en todas las instituciones e influyen en las elecciones y actitudes de hombres y mujeres. Cuando buscamos otros modelos para lograr un futuro más sostenible, mucho se puede aprender y obtener de la manera en que las mujeres y otros grupos que viven en la marginalidad, con gran autonomía y creatividad, aprovechan muchas clases de recursos y utilizan métodos alternativos para mejorar vidas y promover reciprocidad, comunidad y bienestar.

    Con el objeto de ayudar más efectivamente a líderes y activistas a desentrañar, entender, transitar y construir el poder, JASS introduce y aplica un marco de poder desarrollado en conjunto con académicos del Instituto de Estudios del Desarrollo - Institute for Development Studies, que analiza las tres dimensiones interactivas del “poder sobre”. Este marco puede ayudarnos a reconocer la dinámica de poder que opera en nuestro contexto sobre los problemas específicos que enfrentamos, y prestarnos asistencia para determinar nuestra estrategia y respuesta organizativa dadas las oportunidades de cambio que visualizamos. Estas formas de poder abarcan desde los tipos más formales y visibles de ejercicio del poder hasta las de actores ocultos que intervienen entre bastidores, así como el poder invisible de las normas sociales, ideología y valores. Aunque los diversos aspectos del poder se presentan de manera separada, en la práctica son interactivos y se refuerzan entre sí. En última instancia, trabajamos para examinar el poder de una manera holística, para desarrollar estrategias integrales que confronten las redes de discriminación y subordinación presentes en el poder sobre. Asimismo, mostramos formas positivas de poder (poder desde adentro, poder con, poder hacia, poder para) que crean posibilidades de establecer agendas más incluyentes, relaciones políticas equitativas y estructuras sociales para transformar el poder sobre. Al afirmar la capacidad de las personas de actuar con creatividad, éstas alternativas ofrecen algunos principios básicos para construir estrategias de empoderamiento.

    Herramientas para Comprender el Poder

    CONVERSANDO SOBRE EL TEMA…

    En esta conversación, Amina Doherty, Lisa VeneKlasen, Malena de Montis, Phumi Mtetwa, Vivi Marantika, Erma Wulandari y Linnah Matany reflexionan acerca del poder y sobre el porqué es fundamental entender el poder plenamente en todos los aspectos de nuestras vidas y en sus dinámicas –siempre cambiantes– para que las activistas tengan impacto en sus contextos.

    1. Vivi: Me iluminó el análisis del poder en el que se hace referencia a todo el poder que es invisible y está oculto en todo. Una frase que me quedó grabada fue la “interiorización de valores” y tuvo un significado profundo para mí. Me di cuenta que los valores cambiantes traían consigo cambios fundamentales.
    2. Amina: Siempre digo que para mí el liderazgo feminista tiene que ver con entender el poder, entender el privilegio y entender la posición – las 3 P.
    3. Malena: El poder está presente en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto en el ámbito público como privado. Lo experimentamos con nuestras familias, en la comunidad, en la toma de decisión. Es una RELACIÓN entre personas, clases sociales, géneros, grupos étnicos, generaciones, territorios, Estados e instituciones. Esa relación se puede expresar como una forma de poder sobre, en la que algunas personas buscan controlar o dominar a otras, lo cual muchas veces da origen a resistencia, confrontación, transgresión y negociación. El poder también puede basarse en relaciones de igualdad, una expresión del poder transformador.
    4. Linnah: Los espacios solo para mujeres nos fortalecen. Cuando nos juntamos, nos hacemos amigas. Entendemos los problemas en nuestras vidas. Vemos cómo funciona el poder, las personas con poder sobre nosotras y nuestro poder desde adentro. Juntas vemos que tenemos el poder colectivo para hacer cambios en nuestras vidas.
    5. Lisa: En la actualidad, los y las legisladoras tienden a recurrir a la ciencia y tecnología (occidentales) para obtener respuestas. No obstante, aunque estas son fundamentales, el poder representa un papel más importante en legitimar qué conocimientos son los que cuentan- cuáles son importantes. La dinámica del poder incrustado en cualquier sociedad y en instituciones políticas determinan quién tiene privilegios, quién tiene acceso, quién crea las reglas, quién importa y quién tiene voz, por ejemplo, el cambio climático. Uno de los mayores impedimentos para que los gobiernos avancen en cuanto a formas alternativas de energía es el poder extraordinario de la industria de combustibles fósiles. Las grandes empresas realmente influyen en el diálogo público y de políticas, y determinan qué temas se incluyen en la agenda pública, cuál es el papel de la ciencia, y cómo actúan quienes legislan. Pese a ello, los y las activistas están ahora organizadas de maneras que afectan a estos poderosos actores.
    6. Phumi: Vemos que muchas estrategias se centran en el poder visible y cómo funciona: por medio de actividades de incidencia, de trabajar a través de los tribunales, acudir a las estaciones de policía y proponer reformas a un proyecto de ley, entre otras acciones. Sin embargo, el poder real está muchas veces oculto, se ejerce a puertas cerradas, detrás del presidente, del parlamentario, de la cara formal del poder. Lo que esto significa en la práctica es trabajar con los movimientos que apoyamos para garantizar que sus estrategias y tácticas tomen en cuenta cómo funciona el poder oculto e invisible: las normas, las creencias, los valores y las ideologías que fundamentan nuestra comprensión de nosotras mismas en el mundo e influyen en la agenda política o la controlan. Es en este punto que necesitamos trabajar más para cambiar las normas y los valores que fundamentan las políticas.
    7. Erma: Recordé nuevamente las múltiples dimensiones del poder y su efecto en la vida de las mujeres. No estaba consciente del poder que mi familia y mi comunidad pueden tener para influir en mi manera de pensar. Esta sesión aumentó mi nivel de conciencia crítica.
    8. Malena: El poder es dinámico, siempre cambia y siempre hay contradicciones. Es importante reconocer eso en todas nuestras estrategias.
    9. Phumi: Podemos ver lo eficaz que puede ser para los movimientos ver el mundo a través del prisma del poder. Les permite pensar acerca de los actores de poder en relación con sus propias vidas y luchas. Esto es importante porque muchas veces no entendemos la manera invisible en que los grupos de poder debilitan los derechos de las personas.
  • “Las mujeres conocen bien los problemas que les afectan. Habría que consultarles siempre sobre cualquier proyecto que se realice en sus comunidades”. —Lillian Namukasa

    Construyendo nuestro propio análisis

    La construcción de un análisis propio es un paso clave en la construcción del poder colectivo y de una agenda conjunta; implica recolectar nuestra propia evidencia basándonos en nuestra experiencia de desarrollar conocimientos de nuestro contexto, historia, derechos, experiencias y el momento actual que vivimos. El proceso también supone entrelazar nuestros conocimientos con nuevas ideas e información. Un análisis compartido es el fundamento de una buena estrategia y una visión alternativa de las soluciones y el mundo que deseamos crear.

    Una estrategia de cambio empieza con un conocimiento más profundo de los contextos y problemas que necesitan solución. La construcción de nuestro propio análisis basada en el conocimiento de la política local, nacional y global y de las políticas que moldean nuestros problemas y sus opciones, es parte principal de la organización y desarrollo de liderazgo. Nos permite identificar un problema posible que pudiera servir como punto de partida para abordar una agenda más amplia. A veces, estos “puntos de partida” emergen en entornos muy informales. Por ejemplo, en nuestro trabajo en Malaui con mujeres afectadas por el VHI/SIDA, uno de los problemas que surgió en reuniones informales donde las mujeres podían hablar en confianza, fue que generalmente se distribuían medicamentos ARV obsoletos, pese a que deformaban los cuerpos de las mujeres. En el Sureste de Asia, las sesiones vespertinas informales con mujeres jóvenes revelaron que, los grupos fundamentalistas controlan la manera como se supone que las mujeres deben comportarse, e inclusive cómo deben vestirse, un tema que nunca había surgido en diálogos más públicos. En Mesoamérica, los espacios seguros informales revelaron que, las activistas temían los ataques verbales que las calificaban de “malas madres” tanto como a otras amenazas, por ejemplo, lesiones físicas.

    Hay muchas formas de construir nuestro propio análisis. Usualmente, el proceso general inicia con explorar e identificar el origen de un problema, e identificar los actores principales, sus agendas (tanto declaradas como no declaradas), las dinámicas de poder y cómo afectan a distintas personas. Esto ayuda a determinar el impacto del problema por resolver y las fuerzas, sistemas y tendencias particulares en desarrollo en una determinada sociedad.

    Las mujeres participantes en nuestros procesos de construcción y fortalecimiento de movimientos aprenden a usar un marco de poder, junto con otras herramientas y métodos de reflexión y análisis desarrollados por nosotras y otros/as académicos y educadores populares, para evaluar sus contextos y problemáticas, y para entender momentos históricos clave como fundamentales para el desarrollo de estrategias y soluciones a sus problemas.

    Otras metodologías que utilizamos incluyen la creación de un cronograma de cambios políticos y económicos, y de las respuestas de movimientos sociales y de mujeres en esos contextos particulares. Este ejercicio permite, por lo general, que las activistas aprecien los progresos hechos por otras personas antes que ellas, y también comprendan que con frecuencia el cambio no es lineal.

    Herramientas para Construyendo nuestro propio análisis

    CONVERSANDO SOBRE EL TEMA…

    En esta conversación, Lisa VeneKlasen, Adelaide Mazwarira, Hope Chigudu, Everjoice Win, Anna Davies-van Es, Marlien Elvira “Vivi” Marantika, Sui y Mariela Arce  comparten su opinión sobre cómo construir nuestro propio análisis basado en nuestro conocimiento profundo, experiencia y recopilación de datos para informar soluciones y estrategias significativas.

    1. Adelaide: En una de nuestras capacitaciones, una mujer de Uganda dijo: “Las mujeres conocen bien los problemas que las afectan. Se les debe consultar siempre sobre cada proyecto que se realice en sus comunidades”. Esa es la base de la construcción de nuestro propio análisis.
      Adelaide Mazwarira Face
    2. Lisa: Queremos dejar de referirnos a nosotras mismas como “capacitadoras” porque nuestra manera de enfocar el conocimiento es mucho más política y dinámica. No llevamos conocimientos a las personas que no saben, sino que generamos conocimientos colectivamente a partir de entretejer experiencias personales y políticas con nuevas ideas y conocimientos prácticos. El proceso forja relaciones entre mujeres que son fundamentales para construir y fortalecer movimientos y el conocimiento guía nuestra acción colectiva.
    3. Mariela: La Escuela de Alquimia Feminista de JASS Mesoamérica es un punto de encuentro donde mujeres de distintas organizaciones aprenden, construyen conocimientos colectivos, intercambian experiencias y estrategias. Alquimia no solamente es un espacio para la formación académica o teórica, sino también para intercambio de estrategias de lucha y de experiencias de resiliencia, un espacio donde se generan sueños colectivos, y también aprendizajes tanto en las que participamos como educadoras populares, como en las activistas que acuden a estos procesos de formación. Esto permite generar nuevas visiones, nuevos marcos para interpretar la realidad y elevar la calidad de los análisis feministas desde una práctica transformadora.
    4. Marlien Elvira “Vivi”: Trazar un mapa de las experiencias compartidas y los problemas enfrentados por las mujeres indígenas del Sureste de Asia y Mesoamérica fue una de las lecciones más valiosas que aprendí de JASS. Me enseñó que, aunque nosotras las mujeres indígenas no seamos parte de procesos formales de toma de decisión a muchos niveles, gran parte de su impacto recae en nosotras. Al construir sobre la base del poder colectivo derivado de la experiencia local de los pueblos indígenas, la organización de las mujeres indígenas es no sólo estratégica sino imperativa.
    5. Sui Sui: Aunque aprendemos conceptos de otras organizaciones, estos son muy densos y difíciles de aplicar. Con JASS, no vamos demasiado lejos ni demasiado rápido. JASS nos hace pensar en lo que sucede con nosotras, nos ayuda a expresarnos y respeta que determinemos los objetivos apropiados por los que debemos esforzarnos en nuestra comunidad.
    6. Hope: En nuestro proceso en Malaui fomentamos la narración de cuentos porque sabíamos que las mujeres se sentirían cómodas con esta actividad y que ofrecería una imagen mucho más rica de sus vidas. Las historias también sirvieron de contexto para sostener una discusión amplia en la que se tomaron en serio las opiniones expresadas por cada persona. Estas discusiones aclararon el contexto, la cultura y las experiencias de las mujeres con respecto a los cambios de poder y en las relaciones.
    7. Everjoice: Algo que vi en el contexto (Sur de África) es que no se había hablado a fondo sobre sexo, sexualidad, autonomía sexual e integridad corporal. Habíamos abierto la puerta al tema de las mujeres LGBTI y eso es potente, pero también necesitamos hablar acerca de lo que significa ser mujer, tener cuerpo de mujer y una vagina.
    8. Hope: El ejercicio de trazar un mapa del cuerpo fue una manera de obtener historias mucho más profundas sobre lo que sucedía en la vida de las mujeres. Su dolor, su estigma (su estado de VIH), la realidad íntima de sus cuerpos y sus estrategias de sobrevivencia. Fue mucho lo que salió a la luz.
    9. Anna: Asimismo, fuimos más allá de las historias. Las mujeres seropositivas contaban que tenían problemas de acceso al tratamiento y les recetaban fármacos viejos y tóxicos. Pero lo que teníamos era anecdótico, no contábamos con pruebas rigurosas para llevar al Ministerio de Salud. Nadie tenía esos datos, así que decidimos obtenerlos por nuestra cuenta. A través de la investigación participativa, capacitamos a 60 mujeres quienes, a su vez, generaron 900 entrevistas y documentaron lo que sucedía.
    10. Mariela: Es clave saber identificar entre todas un mismo análisis de contexto, identificar las posiciones de los actores y, por tanto, construir posiciones comunes frente a temas clave que acordamos trabajar. Independientemente de que tú lo hagas de una manera y yo lo haga de otra, es muy importante construir esta visión y propósito político común.
  • “Todo ser humano tiene la capacidad de rebelarse y transgredir, de cruzar la línea de la opresión, aunque por lo general sea necesario un catalizador para invocar y politizar el espíritu de rebelión”. —Hope Chigudu

    Organización y problemas comunes

    Organización y problemas comunes se refiere al proceso de reunirse con personas que comparten problemas comunes, hablan de esos problemas, se comprometen a la acción colectiva, imaginan soluciones conjuntas y desarrollan estrategias para alcanzar esos objetivos, al mismo tiempo que convencen a otras de participar.

    Organizarse es la forma tradicional de construir relaciones cara a cara. Se orienta a la acción en el ámbito comunitario, una persona a la vez”.—Lisa VeneKlasen

    Muchas veces las y los activistas confunden organización con movilización, que son en realidad dos elementos interdependientes de la construcción y fortalecimiento de movimientos. La organización es el proceso de diálogo y análisis colectivo a través del cual las personas son capaces de encontrar intereses comunes con otras y asumir funciones de liderazgo para encontrar soluciones. La organización es el componente fundamental y profundo que sostiene una estrategia de cambio para la gente más afectada por una serie de problemas, y cuyo conocimiento adquirido de vivir con determinados problemas es un ingrediente clave de la solución. La movilización se refiere a la serie de acciones realizadas con objeto de llamar la atención sobre un problema y presionar para lograr cambios.

    Una idea equivocada es que sólo son estratégicos los problemas directamente relacionados con los derechos políticos y civiles, y la justicia. En la mayoría de las comunidades directamente afectadas por la desigualdad y la injusticia, no se puede realizar la defensa de los derechos políticos sin también organizarse para abordar las necesidades prácticas. En efecto, organizarse en torno a necesidades prácticas suele ser el punto de partida más estratégico para la construcción y fortalecimiento de movimientos a largo plazo. Por ejemplo, en un contexto de pobreza, dado el papel de cuidadoras de las mujeres, debemos abordar colectivamente aspectos relacionados con su sobrevivencia, como el acceso a alimentos y cuidados infantiles, a fin de que tengan la libertad y el fundamento organizativo para emprender acciones a largo plazo por los derechos.

    La experimentada organizadora sindical Jane MacAlvey ayuda a explicar el “cómo”:

    “No se necesita ingeniería aeroespacial para organizarse, pero sí fuertes habilidades y destrezas. Tenemos que construir un ejército de gente en el terreno que pueda realmente enfrentar al capital en el ámbito local. Es 70/30: 70% escuchar y 30% hablar. Incluso hablar un 30% produce verdadera agitación; Podemos hacer una serie de preguntas específicas que permiten que las personas empiecen a autoanalizar la crisis en sus vidas. Nadie se acerca a un trabajador y le dice “¿Sabes cuál es el problema con el capitalismo? Tu jefe te está explotando” ¡Los trabajadores saben que su jefe los explota!”

    MacAlvey continúa diciendo, “Las herramientas de organización y una conversación para organizarse son literalmente un proceso de autodescubrimiento. Las personas empiezan a sistematizar y analizar lo que no va bien en su vida. Es la experiencia individual de las personas y su avance hacia algo más amplio lo que puede reunirlas”. Jane MacAlvey y Michael R, Jacobin. “The Big Difference Between Organizing and Mobilizing: How Unions Can Win in the Future” Alternet, 21 de octubre, 2015.

    Los esfuerzos de organización de JASS empiezan a través de la creación de espacios seguros sólo para mujeres donde puedan reunirse y compartir experiencias acerca de su vida. Estos espacios las fortalecen al construir relaciones y solidaridad en sus luchas compartidas. Al entender primero el poder desde su perspectiva, las mujeres reconocen y conciben esperanzas a partir del poder que tienen. Este les ofrece, asimismo, una oportunidad de soñar e imaginar alternativas para sí mismas y sus familias.

    Organización y problemas comunes

    CONVERSANDO SOBRE EL TEMA…

    Alexa Bradley, Sibongile Singini, Zephanie Repollo y Nani Zulminari conversan sobre el trabajo a fondo, paso a paso, para construir relaciones y confianza, y movilizar a las personas en torno a cuestiones de su interés, sin que dejen de ser estratégicas en torno a los riesgos.

    1. Zephanie: La identificación y organización en torno a cuestiones clave unen a las personas. Establecen formas de unidad y apoyo colectivos, y una estrategia conjunta para que puedan alcanzar sus objetivos comunes. En algunos contextos hay mucha desconfianza, pero al centrarse en cuestiones clave con las que pueden trabajar, se unen y dejan de lado sus diferencias.
    2. Nani: En nuestro trabajo con PEKKA empezamos de cero y hablamos con cada una de las mujeres para saber cuáles eran sus preocupaciones principales. Las mujeres siempre empiezan con el problema del dinero, así que empezamos con un proyecto de ahorro grupal como una manera práctica de juntarlas. Al unir sus pequeños ingresos en un fondo común pueden invertir conjuntamente en emprendimientos económicos. Como personas se vuelven más independientes y como grupo empiezan a comprender el potencial de su poder económico y político.
    3. Sibongile: Es importante que las personas directamente afectadas por los problemas sean quienes definan e impulsen la agenda del movimiento. Esto permite que las mujeres amplíen el apoyo y la aceptación de su agenda, y crezcan en número porque la gente asumirá como propias las cuestiones que el movimiento intenta transformar y se unirá en la realización de los cambios deseados.
    4. Alexa: Debemos pensar siempre en cómo nuestro trabajo a corto plazo nos ayuda también a acercarnos a nuestros objetivos más grandes, a desarrollar nuestras habilidades, construir relaciones clave, forjar alianzas, aprender a ser estratégicas y trabajar en conjunto. Ese es el sentido de organizarse. Empiezas en algún lado y construyes.
    5. Nani: Al establecer cooperativas democráticas, las mujeres también adquieren experiencia en liderazgo, toma de decisión y democracia. Una mujer, un voto e igualdad de derechos. Este sistema fomenta una mayor independencia práctica y emocional. Por supuesto, este trabajo toma mucha concientización y desarrollo de capacidades. No afiliamos a las mujeres a una cooperativa ya establecida, sino que juntas crean su propia cooperativa.
    6. Alexa: No quieres crear una estrategia de organización que de repente ponga en riesgo la vida de las personas. Cuando nos organizamos, construimos juntas nuestra capacidad, nuestra tolerancia al riesgo y nuestra estrategia. Aunque no siempre podemos ganar, tampoco podemos actuar con irresponsabilidad y sumergirnos en un problema cuando se corre el riesgo de encarcelamiento, represión o violencia. No deseamos nunca conducir deliberadamente a las personas al fracaso. Así es que necesitamos examinar nuestro objetivo final e identificar sistemáticamente los pasos que podemos dar para lograr algo. Queremos promover una experiencia positiva de poder, no reiterar una experiencia negativa.
    7. Nani: Organizarnos en lo económico nos permite en realidad trabajar bajo gobiernos opresivos. Les decimos a los gobiernos que trabajamos en ahorro y crédito, y entonces las autoridades nos dejan en paz. Es interesante que con el tiempo nuestra experiencia ha demostrado que las mujeres promoverán a sus propias dirigentes para ser jefas de aldea o parte del parlamento local. A partir de ahí, adquieren mayor influencia y más poder, y pueden hacer cambios más grandes.
  • “En las cooperativas democráticas, las mujeres también ejercen una nueva democracia, liderazgo, y toma de decisiones: cada mujer equivale a un voto—igualdad de derechos. Esto deriva en una mayor independencia práctica y emocional”. —Nani Zulminarni, PEKKA

    Liderazgo colaborativo, organización y habilidades necesarias

    Liderazgo colaborativo, organización y habilidades necesarias aborda varios de los aspectos más fundamentales del ciclo Construimos Nuestro Poder Colectivo–qué sucede cuando un grupo de personas se junta para organizarse y lograr algo más de lo que cualquiera de ellas hubiera podido alcanzar individualmente. Esta colaboración puede adoptar muchas formas, como la creación de un grupo comunitario, una organización, una red, una cooperativa, etc., pero siempre supone la decisión de trabajar juntas de una manera sostenida en torno a un objetivo o esfuerzo compartido.

    Tenemos que construir liderazgo y determinar los procesos de toma de decisiones que nos servirán, cómo se rendirán cuentas mutuamente, cómo se manejarán los recursos que tengan y quién hará qué. Pero formar una organización no supone solo tomar una serie de decisiones técnicas, sino que requiere, por un lado, un proceso simultáneo de construcción de relaciones y confianza, y por otro, el desarrollo de habilidades y capacidades.

    Organización es construir el poder colectivo. Juntas podemos hacer que nos escuchen, podemos hacer más, podemos romper con el individualismo aislante, protegernos mejor, confrontar la injusticia y producir cambios con más facilidad. Sin embargo, el poder colectivo no solo tiene que ver con resultados sino también con animarnos; con crear el espacio para reimaginar y visualizar alternativas y soluciones; practicar la colaboración, el liderazgo y la toma de decisión democrática, todo lo cual es fundamental para el futuro que nos esforzamos por construir. No solo demandamos igualdad y democracia, sino que la practicamos.

    La construcción y fortalecimiento de movimientos es un enfoque de construcción de organización que reconoce la necesidad de tener gran cuidado en nuestra manera de construir y los patrones que formamos. Las activistas no podemos esperar que la experiencia de ser excluidas prepare a las personas para convertirse en líderes incluyentes, colaboradoras y democráticas. A falta de modelos y relaciones alternativas, la gente repite con frecuencia los patrones de poder que le son conocidos y, a veces, “imita al opresor”. Es preciso que definamos explícitamente, enseñemos y practiquemos nuevas habilidades y tipos de liderazgo, maneras de tomar decisiones y transitar conflictos a fin de crear formas democráticas de poder. Como parte de este proceso, los valores subyacentes de la organización deben aclararse con frecuencia y ponerse en práctica, enfatizando aquellos que apoyan la justicia, la equidad y la compasión. 

    Empezamos con un espacio seguro, un lugar para que las mujeres y las que han sido silenciadas con demasiada frecuencia puedan mostrarse como son —sus experiencias, luchas, sueños— y ser vistas y escuchadas. Utilizamos la educación popular feminista, un método de aprendizaje que surgió en América Latina donde las personas aprenden juntas mediante un examen crítico de sus vidas y contextos, de las cuestiones que son más importantes para ellas, que afirman y profundizan sus conocimientos, y crean un análisis compartido de su contexto. Al cuestionar las causas estructurales e ideológicas de estos asuntos, el proceso de aprendizaje crea conciencia, ayuda a empoderar a las personas y define una agenda compartida para organizarse y emprender acciones conjuntas.

    Las semillas de la colaboración se siembran en este proceso de descubrimiento de la aceptación y los intereses compartidos con otras personas. Pasar del aislamiento a la comunidad abre la puerta a trabajar en conjunto, lo que muchas veces empieza con abordar cuestiones simples y soluciones cercanas a la vida diaria de las participantes. Es esta convergencia de un sentido de poder interno y de poder entre personas la que dinamiza la colaboración y el desarrollo de una nueva organización.

    Los dos principales desafíos en la construcción de liderazgos son: fomentar la confianza en sí mismas y las habilidades de liderazgo en las personas afiliadas, y romper con los modelos patriarcales. Uno de los primeros obstáculos para las mujeres y otras personas que han sido sistemáticamente excluidas del ejercicio de funciones de liderazgo social es el poder verse a sí mismas como lideresas o con poder decisorio. Aunque muchas han asumido grandes responsabilidades en la familia y el hogar, como esas funciones pertenecen a lo que se considera el ámbito “privado”, no se les asigna el mismo valor, permanecen invisibles en la jerarquía social y muchas veces no las reconocen ni las propias mujeres.

    Y, desafortunadamente, los modelos más comunes de liderazgo que han experimentado, como la mayoría de las personas, son verticales y de carácter patriarcal. Crear una organización que verdaderamente invite al liderazgo de todas las personas participantes exige decisiones deliberadas, conciencia y desarrollo de habilidades específicas tanto para trabajar contra las barreras sociales y culturales que refuerzan jerarquías sociales perjudiciales, como para cultivar prácticas alternativas y colaborativas de liderazgo. Es muy importante apoyar la adopción de nuevas funciones y la construcción de organizaciones eficaces para que las nuevas lideresas no se sientan abrumadas ni reproduzcan dinámicas y estructuras de poder divisivas u opresivas.   

    “El patriarcado, reflejado en todas las estructuras e instituciones de nuestro mundo, es un sistema que glorifica el dominio, el control, la violencia, la competitividad y la avaricia. Deshumaniza a los hombres tanto como a las mujeres cuando les niega su humanidad. Por lo cual necesitamos un liderazgo que investigue y exponga estos vínculos, y desafíe al patriarcado. El único liderazgo que lo logra es el liderazgo feminista”. Peggy Antrobus

    El liderazgo feminista se centra en los principios básicos del liderazgo distributivo, la toma de decisiones colectivas, medios que son congruentes con los fines, la no violencia y la construcción del poder con y el poder para, en vez del poder sobre. Los principios y la práctica del liderazgo feminista que ponen énfasis en un compromiso compartido para ampliar el liderazgo, con oportunidades de capacitarse y aprender haciendo, cambia fundamentalmente cómo nos organizamos y dirigimos el cambio.

    Herramientas para Liderazgo colaborativo, organización y habilidades necesarias

    CONVERSANDO SOBRE EL TEMA…

    Joanne Sandler, Nani Zulminari, Kunthea Chan, Valerie Miller y Amina Doherty reflexionan sobre por qué la construcción de un liderazgo feminista colaborativo y las habilidades de toma de decisión son fundamentales para la construcción y fortalecimiento de movimientos que puedan trascender conflictos, aumentan las fortalezas de las mujeres, incrementan nuestro poder y ganan demandas.

    1. Amina: Cuando hablamos acerca del liderazgo feminista, una de las cosas más importantes de centrar es el análisis del poder, que abarque la comprensión del poder propio de cada una, su posición y privilegio.
    2. Nani: La construcción de liderazgo es un proceso que se da paso a paso. Cuando empezamos a trabajar con las mujeres, generalmente no se han visto a sí mismas como personas tomadoras de decisiones. Es por eso que, construimos la toma de decisiones desde el principio. Por ejemplo, en nuestra primera reunión del nuevo colectivo, tienen que nombrar a su grupo juntas. Esta puede ser su primera decisión fuera de la familia.
    3. Valerie Miller Face
      Valerie: Hemos sido educadas de acuerdo con un modelo de liderazgo muy individualista. Recuerdo que, cuando las mujeres que asistieron al taller de Alquimia dibujaron por primera vez su idea de liderazgo. Era esta enorme e increíble mujer en un podio, con minúsculas mujeres a sus pies. Esa es nuestra visión tradicional del liderazgo, heroico o dominante. Tenemos que ir más allá.
    4. Joanne: El sistema de incentivos, un legado del patriarcado, incluye idealizar a la persona heroica, y puesto que todas tenemos al patriarcado interiorizado dentro de nosotras, nos adaptamos en cierto grado a esta práctica porque está en nuestro subconsciente.
    5. Mariela: Yo no creo en super líderes, porque eso también es un deber ser y una etiqueta, y no creo que nosotras las feministas tengamos ahora que volver a imponer un deber ser a través de esperar que seamos una buena y excelente y perfecta líder feminista. Yo creo que hay una amalgama y una alquimia de las historias y de las cosas que te constituyen en tu identidad como persona, como ser humano, como mujer, y que tú proyectas en el quehacer político cuando tratas de contribuir desde tus saberes, experiencias y habilidades para que se den los cambios. Hay personas que tienen habilidades maravillosas para hacer puentes entre mujeres, para generar alianzas, para generar diálogo, para generar espacios de sororidad, de empatía, de compasión y de gentileza entre nosotras. Y para mí ese es el líquido amniótico, esa calidad, calidez, y generosidad de las personas, y especialmente de las mujeres con las mujeres y con el mundo.
    6. Nani: Cuando construimos PEKKA, nos centramos siempre en las experiencias de liderazgo y trabajo conjunto de las mujeres. No solo se trata de colectivos de ahorro, este es solo el comienzo. Con cada paso que damos en el trabajo, buscamos formas de desarrollar las habilidades de liderazgo de las mujeres, desde cómo dirigir una reunión y llevar los libros contables, hasta cómo tener un efecto en los tribunales y los medios. Las mujeres aprenden el valor de trabajar juntas, de la cultura democrática y el modelo sigue creciendo.
    7. Kunthea: JASS ha desarrollado principios de liderazgo feminista a lo largo de muchas décadas y en la actualidad trabaja en aplicarlos y refinarlos a través de la capacitación en nuestras escuelas de construcción del movimiento feminista. Esta capacitación utiliza un plan de estudios de educación popular muy interactivo, centrado en dar a las mujeres, que ya son activas en la organización de base, la confianza, las habilidades, los aliados y aliadas, y las estrategias que necesitan para ser más fuertes y fortalecer sus movimientos.
    8. Paty: Nuestros procesos de formación en nuestra Escuela de Alquimia Feminista no solo persiguen rescatar los conocimientos y saberes de todas las que participan y participamos en esos procesos, sino también promover la alianza y la colaboración entre todas. Al ir avanzando a partir de sus propias realidades y retroalimentando desde JASS también nuestra experiencia en educación popular feminista, vamos descubriendo que el feminismo de alguna manera es intrínseco a la necesidad de cambio y transformación de la realidad de las mujeres. Para nosotras esa mirada, explícitamente feminista desde el inicio, constituye algo que buscamos como un punto de llegada. Relacional con la situación de las mujeres, nuestro punto de partida no es necesariamente que las mujeres se nombren feministas, sino que descubran el feminismo que también está interiorizado desde su realidad y sus luchas.
    9. Amina: El liderazgo feminista es hermoso porque uno está en un estado de constante reaprendizaje. Uno no se une a un proceso pensando que lo sabe todo, pero este también permite tener creencias y valores sólidos. Pienso que entender el liderazgo en estos términos, ha transformado la manera en que trabajo e interactúo con las personas. Creo que algo único y especial del liderazgo feminista es reconocerse como un recipiente de constante aprendizaje, construcción y crecimiento.
    10. Mariela: El liderazgo feminista es creativo, y ha traído de vuelta esa forma tan holística de las formas culturales y expresiones de arte, y de los mecanismos de comunicación y protesta política. Usa el lenguaje total para el quehacer político y para comunicar sus sentires. De la mano de eso, el liderazgo feminista siempre apela a la espiritualidad, a la emoción, al sentimiento de indignación. Usa el lenguaje de la comunicación humana, entonces trabaja mucho con las narrativas, con la justicia del lenguaje, con la visibilidad histórica y la identidad, para que la gente se identifique desde su vida cotidiana con lo que las mujeres están denunciando.
  • “Si queremos cambiar, tenemos que ser un poco más abiertas. Tenemos mucho que aprender de las aliadas, no podemos superar solas los retos que enfrentamos”. —Patricia Ardón

    Selección de aliadas y construcción de solidaridad

    La selección de aliadas y aliados y la construcción de solidaridad son el fundamento del “poder con” - las relaciones entre grupos y personas que se juntan a fin de crear el poder colectivo necesario para impulsar una agenda de cambio social y político. Es fundamental identificar y establecer relaciones con posibles aliados y aliadas – desde el ámbito de la comunidad local hasta el plano nacional e incluso mundial – tanto para las estrategias de nuestros movimientos como para nuestra seguridad como activistas.

    Las aliadas y aliados adoptan muchas formas. Las organizaciones y personas que están de acuerdo y alineadas con tus objetivos; las que quizá solo estén de acuerdo con cuestiones o demandas específicas; las que son de carácter estratégico a largo plazo, y otras que son tácticas y con las que compartes una colaboración más estrecha. Cuando buscamos alianzas, buscamos cosas distintas: las que aportan una base amplia para nuestros esfuerzos o tienen influencia en quienes tienen poder de decisión o personas influyentes. Podemos escoger alianzas porque aportan recursos, acceso o capacidades necesarias.

    La solidaridad, el compromiso de apoyarse y “cubrirse las espaldas” mutuamente es un elemento esencial en la relación con aliados y aliadas porque es una manifestación concreta de unidad política y empatía. Se trata de presentarse y hacer causa común con la lucha de otra comunidad; de ver la interconexión entre tus luchas y tu liberación.

     “Las numerosas situaciones de desigualdad, de pobreza y de injusticia revelan no solo una profunda falta de fraternidad sino también la ausencia de una cultura de la solidaridad. Las nuevas ideologías, caracterizadas por un difuso individualismo, egocentrismo y consumismo materialista, debilitan los lazos sociales, fomentando esa mentalidad del “descarte”, que lleva al desprecio y al abandono de los más débiles, de quienes son considerados “inútiles”". (Papa Francisco)

    Las fuerzas de la desigualdad y la violencia exigen que trabajemos juntas en nuestras comunidades y a través de fronteras, identidades y agendas de temas específicos para crear un contrapeso y alternativa con suficiente poder. Las alianzas y redes de solidaridad no son solo nuestra fuente de poder para el cambio; con una organización inteligente también pueden ser nuestra red de seguridad y fuente de esperanza. 

    Las alianzas son una necesidad y un ingrediente clave de la organización de justicia social y la construcción y fortalecimiento de movimientos. Pueden ampliar nuestra influencia, ofrecen recursos adicionales, abren puertas y destacan nuestra legitimidad. Fundamentan nuestros esfuerzos y extienden nuestro alcance. Nuestro trabajo y, a su vez, nuestras socias, se ven impulsadas por las prioridades de las bases organizadas con la gente más afectada por la desigualdad y la violencia, que por lo general son las mujeres. En vez de construir pequeños movimientos aislados, a escala micro, nuestro objetivo es crear “redes de redes” o redes de diversas alianzas y movimientos que trabajan en distintos lugares con una visión y valores comunes. Lo más importante es que las “redes de redes” estén afianzadas por el liderazgo y las experiencias de las comunidades y las personas más afectadas.

    “Necesitamos ser más flexibles en nuestra manera de pensar acerca de las diversas formas de trabajar en conjunto, pese a las diferencias. Algunas formaciones pueden ser más permanentes y otras pueden ser a corto plazo. Sin embargo, con frecuencia damos por sentado que la disolución de una coalición o alianza marca un momento de fracaso que quisiéramos olvidar. En consecuencia, muchas veces no logramos incorporar un sentido de consecución ni de la debilidad de esa formación en nuestras memorias colectivas y organizativas. Sin esta memoria, estamos condenadas a menudo a empezar desde cero cada vez que nos disponemos a construir nuevas formas de coalición”. ― Angela Davis

    A continuación, se enumeran algunos principios orientadores para construir alianzas exitosas:

    1. Selecciona cuidadosamente a tus aliados o aliadas. Tu organización debe tener una relación anterior y de confianza basada en la experiencia directa y la comunicación eficaz a través del tiempo para evaluar a tus posibles aliados o aliadas. La construcción de esa confianza seguirá siendo un proceso continuo a largo plazo.
      • Debe haber compatibilidad en torno a la visión, los valores, la orientación política, el estilo, la madurez institucional y un análisis contextual compartido.
      • Tu alianza será más sólida que la suma de sus partes si escoges aliados o aliadas que tengan fortalezas y recursos complementarios.
      • Las alianzas requieren constante monitoreo y apoyo. Las alianzas eficaces son tan fuertes como las organizaciones que las constituyen y las relaciones entre ellas.
      • Ser una aliada exitosa requiere:
        • Claridad acerca de la identidad, función y responsabilidades en el seno de la alianza.
        • Inversión en el objetivo de la alianza y su éxito.
        • Autoconciencia organizativa (habilidad para comunicar la visión, los valores, los objetivos, etc.).
        • Una persona dedicada a fungir como punto de contacto para garantizar concordancia en la comunicación y construcción de relaciones. Compromiso con la transparencia.
        • Evaluación realista del tiempo y los recursos necesarios, y la capacidad de movilizar esos recursos por el tiempo que dure la alianza.
    2. Las alianzas exitosas se rigen por los principios de solidaridad, beneficio y responsabilidad mutua, y reciprocidad. En la práctica, las alianzas eficaces:
      • Dedican el tiempo suficiente para conocerse, sacan a flote posibles diferencias (p. ej., en suposiciones estratégicas), y llegan a acuerdos explícitos sobre la naturaleza y alcance de la relación.
      • Reconocen las diferencias de poder.
      • Se comprometen a negociar y resolver conflictos a través de procesos constructivos y en espacios seguros.
      • Garantizan una distribución justa de recursos, responsabilidades, crédito y visibilidad.
      • Establecen cronogramas y expectativas realistas.
      • Funcionan con total transparencia.
      • Planifican para estar preparadas y manejar riesgos.
      • Mantienen el equilibrio entre estructura, flexibilidad y agilidad.
    3. Las alianzas exitosas prestan atención a los detalles, dedican tiempo a negociar acuerdos explícitos sobre el propósito de la alianza y cómo se pondrán en práctica, específicamente:
      • Metas, objetivos y resultados.
      • Funciones y responsabilidades.
      • La naturaleza de la alianza (p. ej., a corto o a largo plazo, estratégicas o tácticas, formal o informal).
      • Toma de decisiones.
      • Financiamiento, p. ej., si la alianza buscará financiamiento y cómo lo hará, cómo se toman las decisiones de financiamiento, cómo se distribuye el financiamiento, cuándo y cómo atraer a donantes.
      • Recursos, p. ej., quién contribuirá con tiempo de personal, espacio de oficina, gastos, etc.
      • Voceras, p. ej., las personas que pueden hablar en nombre de la alianza, en qué contexto(s) y cuándo.
      • Comunicación, p. ej., con qué frecuencia la alianza se reúne/comparte información, con qué rapidez deben sus afiliadas informar sobre actividades o progresos, etc.

    Herramientas para la Selección de aliadas y construcción de solidaridad

    CONVERSANDO SOBRE EL TEMA…

    Shereen Essof, Maria Mustika, Sophorn Yit, Jojo Guan, Osang Langara, Paty Ardón y Valerie Miller dialogan sobre la selección de nuestras aliadas y la construcción de la solidaridad, y comparten algunas ideas en torno a cómo el poder de la solidaridad y las alianzas nos hacen más fuertes, más seguras y audaces.

    1. Osang: La revelación más cruda que tuve fue saber que las mujeres de otros países sufren casi las mismas injusticias que las mujeres en mi país (Filipinas). Esta revelación me indujo a buscar otras maneras de forjar nexos con otros países de distintas regiones, a fin de fortalecer el impacto de las activistas y construir puentes para tener diferentes formas de intercambio y alianzas en el futuro.
    2. Paty: Necesitamos de nuestras alianzas porque nuestra fuerza es limitada, y es en alianza que podemos tener un impacto mayor. Si trabajamos en alianzas desde nuestro ámbito más pequeño, hasta alianzas con otras que en distintas partes del mundo están enfrentando y luchando por los mismos cambios, tenemos mucha mayor posibilidad de avanzar.
    3. Shereen: Si podemos activar alianzas con socias inesperadas puede haber una gran energía en eso. En nuestro trabajo en África del Sur, el poder proviene de asociaciones creativas e inusuales. Unimos a activistas por los derechos sexuales y de salud reproductiva, líderes religiosos, mujeres activistas seropositivas y comunicadoras dinámicas para maximizar el impacto de nuestro trabajo. Ser capaz de recorrer todas esas contradicciones y complejidades para hacer tu trabajo, es un logro enorme.
    4. Maria: Por medio de JASS, aprendí que no estoy sola, tengo muchas hermanas y de repente sus problemas se convirtieron en los míos, y mis problemas se convirtieron en los suyos. Cuando una activista amiga nuestra fue enviada a prisión porque el gobierno trataba de silenciarla, se convirtió en nuestra lucha y nuestras voces juntas lograron su libertad.
    5. Sophorn: No es fácil ser una activista feminista en Camboya, pero con mujeres que inspiran y no temen luchar por lo que creen correcto, se puede lograr ¡Juntas nos levantamos en solidaridad!
    6. Valerie Miller Face
      Valerie: ¿Cómo explicas la magia de la escuela de liderazgo y formación de Alquimia de JASS? La escuela ofrece momentos verdaderamente mágicos de colaboración, creatividad e indagación crítica, todos centrados en la construcción y fortalecimiento de mujeres activistas y sus movimientos por la justicia. Agrega buena música, baile, canto y algunos chistes malos y—abracadabra— tienes una maravillosa sinergia y solidaridad.
    7. Jojo: Lo más importante es seguir construyendo nuestra solidaridad mutua, que es una fuente de nuestro poder.
    8. Paty: La solidaridad en nuestras luchas es fundamental. Es el pegamento que nos une de manera profunda más allá de un apoyo puntual o de un proyecto X. Es la relación que nos une para enfrentar el sistema que vivimos y sus impactos, y que nos une también para poder fortalecernos y seguir construyendo y fortaleciendo el tejido de la vida entre todas y todos.
  • “Cuando el feminismo no se opone explícitamente al racismo y cuando el antirracismo no incorpora la oposición al patriarcado, la política racial y de género suelen terminar en posiciones antagónicas que afectan los intereses de ambas”. —Kimberley Williams

    Navegando las diferencias y construyendo confianza política

    Navegar las diferencias y construir confianza política son ingredientes cruciales para formar organizaciones y alianzas fuertes.

    Debemos unirnos por encima de muchas divisiones a fin de construir una fuerza con suficiente poder para oponerse a la desigualdad y la violencia. No obstante, aunque una identidad compartida y algunas circunstancias en común pueden conectarnos, hay muchas presiones y fallas que pueden dividirnos e impedir que veamos nuestra humanidad común en los demás. En definitiva, necesitamos construir relaciones y confianza por encima de las diferencias. Es fundamental crear nuevas conexiones e identificar objetivos compartidos para aprovechar el poder y el potencial que encierra el trabajo en conjunto. Como el conflicto es inevitable, necesitamos encontrar maneras de abordarlo directamente y utilizarlo para crear entendimiento y confianza.

    Debemos lidiar honestamente con nuestras diferencias de identidad, posición y privilegio (p. ej., raza, género, origen étnico, clase, edad, sexualidad, capacidad), y con los conflictos que surgen cuando no se reconocen esas diferencias y no se responde abiertamente a estas.

    "Privilegio es cuando se piensa que algo no es un problema porque no es un problema para uno personalmente”.—David Gaider

    El conflicto es una parte inevitable de forjar intereses comunes y colaboraciones con distintas personas, temas, circunstancias, movimientos y organizaciones. Con frecuencia surgen desacuerdos entre organizaciones que trabajan juntas en torno a cuatro grandes temas: recursos (financiamiento, tiempo, conocimientos y experiencia, oportunidades), visibilidad (quién obtiene reconocimiento), toma de decisiones y valores. Si se tratan estos desacuerdos con transparencia y proactividad, y se crean acuerdos y procesos claros, se podrían evitar algunos conflictos y construir la confianza necesaria para manejar conjuntamente los desafíos. En vez de evitar o ignorar los conflictos, es importante crear procesos en las organizaciones y entre aliadas para nombrar y abordar los conflictos directamente, e incluso crear espacios seguros para diálogos estructurados y negociaciones difíciles. La normalización de una retroalimentación crítica y la práctica de una comunicación abierta son fundamentales para que florezca la confianza política. No crecerá si hay conflictos y cuestionamientos no explicitados en torno al poder, la toma de decisiones, los recursos u otros factores subyacentes.

    Poner sobre la mesa suposiciones y temores se vuelve una manera de superar las limitaciones que estos pueden traer consigo. JASS desarrolló el enfoque de “corazón-mente-cuerpo” para reconstruir conexiones y confianza entre organizaciones en Zimbabue, un lugar destruido por años de políticas divisivas y violentas. Al crear espacios seguros e iniciar una conversación centrada en cómo el contexto político afecta nuestros corazones, mentes y cuerpos, la gente podría abrirse camino entre las suposiciones y temores, y encontrar intereses comunes inesperados en las experiencias personales compartidas, el principio de la confianza. Este enfoque ha permitido mayor colaboración entre grupos de mujeres más convencionales, y bases más marginadas, como las mujeres LGBTI, mujeres de asentamientos informales y trabajadoras sexuales.

    Herramientas para Navegar las diferencias y construir confianza política

    CONVERSANDO SOBRE EL TEMA…

    Hope Chigudu, Alda Facio, Mariela Arce, Dina Lumbantobing, Atila Roque y Patricia Ardón discuten aproximaciones para construir confianza, particularmente a través de las diferencias, y cómo lidiar directamente con la desconfianza y los conflictos como parte normal de la vida organizativa.

    1. Atila: Necesitamos realmente entender lo que significa construir confianza y el proceso a largo plazo que supone. No hay atajos. No hay ningún modelo formal que se pueda reproducir, pero siempre hay historias profundas de organizaciones, de movimientos feministas, y eso es algo que se debe reconocer.
    2. Mariela: La confianza es un proceso, una construcción que no es lineal, porque puedes tener mucha confianza con muchas compañeras, y de repente metes la pata, o sucede una situación y se derrumba, entonces hay que cuidar no solamente el contenido de esa confianza, sino cómo se va desarrollando. Es como cuidar una planta, hay que cuidarla como un propósito político concreto.
    3. Patricia: No existe una receta para construir la confianza política. Es un proceso que lleva tiempo, y es un proceso que tiene que ir aunado al discurso con la práctica misma. Es precisamente en la práctica y en la solidaridad, desde la solidaridad cotidiana en momentos difíciles hasta la construcción de estrategias conjuntas, que se va fortaleciendo esa confianza política. Pero, sobre todo, desde la práctica cotidiana.
    4. Hope: Este es un ejemplo de nuestro trabajo en Malaui. Ya que es fundamental construir confianza y confidencialidad, pedimos a las mujeres que reflexionen y respondan a esta pregunta: “¿Si tuvieras un secreto que quisieras compartir, con qué tipo de persona lo compartirías?” Hablamos sobre el hecho de que la vida implica arriesgarse y tenemos que aprender a tomar riesgos y confiar si vamos a construir un movimiento. Al final de la discusión, las mujeres estuvieron de acuerdo en que, para compartir un secreto, una persona debe ser confiable, honesta, imparcial, paciente, cariñosa, respetuosa y comprensiva. A todas se nos pidió que adoptáramos estas cualidades y fuéramos el tipo de persona en quien podríamos confiar.
    5. Mariela: La confianza política es un producto político estratégico. Por lo tanto, hay que cuidar las formas de cómo se va haciendo y los contenidos y los resultados de ese trabajo. En ese sentido, una de las principales formas es la transparencia, tanto en todo lo que se vaya a hacer juntas, como en las voluntades y las diferencias para poder negociar de manera modesta e íntegra. Y ahí juega un papel clave la comunicación de ida y vuelta.
    6. Patricia: Para poder enfrentar o abordar las diferencias y los conflictos que tenemos entre las mujeres, tenemos que reconocer los aportes distintos de distintas mujeres, de distintas organizaciones y movimientos para desarrollar la lucha por la vida, por el tejido de la vida, y por un mundo distinto. Ese reconocimiento y afirmación desde lo individual, de los aportes de las mujeres, es una base fundamental para construir confianza y por lo tanto para poder abordar nuestras diferencias de manera más constructiva. Y lo mismo el reconocimiento de los distintos conocimientos y saberes que tenemos las mujeres.
    7. Hope: El conflicto puede surgir en cualquier momento. Durante nuestras discusiones en Malaui, empezaron chismes que acusaban a algunas mujeres y trabajadoras sexuales de ser “malas” porque no se comportaban como se supone que deben hacerlo las “mujeres buenas”. Utilizamos estos chismes como un momento de aprendizaje. Hicimos una pausa y entablamos una conversación sobre lo que realmente significa ser una mujer “buena”. ¿Qué tan fácil es para cualquier mujer vivir a la altura de las expectativas de la sociedad? ¿Quién tiene el poder para establecer estas expectativas? ¿Deben las mujeres esforzarse para cumplir estas expectativas, incluso cuando sean opresivas y limiten la realización de todo su potencial? ¿Cuál es la percepción que tienen las trabajadoras sexuales de sí mismas? Aclaramos que, si seguimos dividiendo a las mujeres en buenas y malas, no avanzaremos juntas como mujeres que luchamos por lo mismo. No se puede construir un movimiento basado en estereotipos.
    8. Mariela: Para navegar entre la diferencia y la conflictividad de manera constructiva, yo creo que es necesario dejar fuera de todo escenario los egos, y eso implica un nivel de madurez, de reconocimiento al aporte de cada persona, de respeto, y sobre todo de tener ese sentido de bien común clarito, como prioridad, porque frente a cualquier diferencia y conflicto debe de primar el bien superior colectivo. Y en estos momentos estamos en un nivel de tanto riesgo y peligro de retroceso que es totalmente absurdo sobreestimar las diferencias. Creo que, por encima de cualquier diferencia, por encima de cualquier conflicto está el bien común superior.
    9. Dina: A fin de abordar un conflicto de una manera constructiva, necesitamos recordarnos constantemente nuestra visión compartida y la creencia de que en cualquier tipo de conflicto, debemos mantener en mente que todas podemos luchar juntas y prometernos que no permitiremos que nadie interfiera con la lucha. Trato, asimismo, de crear un espacio en el que todas puedan hablar abiertamente acerca de sus preocupaciones y problemas que podrían crear conflictos.
    10. Alda: Necesitamos, asimismo, asegurarnos de que nuestros movimientos sean multigeneracionales. No se trata simplemente de que mujeres de varias edades pertenezcan al mismo movimiento. Se trata en parte de construir relaciones respetuosas de confianza, aprender y enseñar sobre la base de un enfoque a largo plazo de la construcción y fortalecimiento de movimientos. Pero, al igual que con otras relaciones de poder, también se trata de que tomemos más conciencia de las relaciones de poder por la edad.
    11. Mariela: Cuando una está muy involucrada en un conflicto, es muy útil pedir ayuda, pedir la participación de personas externas que no están involucradas emocionalmente para poder destrabar situaciones, y con eso, tener avances entre nosotras.