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Malaui

Esta es la historia de cómo mujeres portadoras de VIH en toda Malaui se organizaron a fin de hacer accesibles las medicinas y los servicios de salud para todas las personas con VIH. Se trata de una historia de mujeres que luchan contra el estigma en su vida personal y privada y en el ámbito público; desde lidiar con sus propios sentimientos de vergüenza hasta enfrentar la discriminación en sus comunidades. La historia describe cómo las mujeres que viven con VIH–y la desigualdad que genera–entendieron que su experiencia cotidiana era precisamente la que más necesitaban conocer aquellas personas encargadas de formular políticas públicas, para encontrar las mejores soluciones a la problemática. Es, asimismo, una historia de mujeres que superaron los tabúes y prejuicios, y ahora hablan de sexo, emplean nuevas formas de cuidado corporal y ayudan a otras a hacer lo mismo. Por último, es la historia de mujeres marginadas que encuentran su voz; crean conexiones, construyen poder colectivo, y utilizan su indignación, amor y determinación para imaginarse alternativas, llevar una vida más saludable y causar impactos en la política.

Esta es una historia que demuestra cómo la organización sostenida – del tipo que desarrolla la capacidad y el liderazgo de las mujeres, construye comunidades y alianzas (a menudo con aliados inesperados) y utiliza una estrategia que integra la investigación participativa, la comunicación estratégica, la organización comunitaria y la acción directa – no solo puede cambiar la política, sino también cambiar corazones, mentes y vidas. 

  • RETO

    Hacen falta las perspectivas y el liderazgo de las mujeres

    En 2007, ante la pandemia del SIDA, se canalizaron enormes cantidades de dinero al trabajo relacionado con VIH-SIDA en Malaui. No obstante, las tasas de infección de VIH seguían aumentando y pese a la creciente conciencia de los impactos en las mujeres—sobre todo pobres y rurales— sus voces y liderazgo estaban ausentes en el debate público. No había ninguna agenda creada por mujeres y las mujeres sero-positivas tampoco estaban organizando un movimiento ¿Qué sucedía?

    Por un lado, a los grupos de derechos de la mujer les había tomado tiempo darle prioridad al VIH-SIDA y, por otro, la mayoría de las respuestas carecían de un análisis de género. Las mujeres seropositivas formaban sus propios grupos de apoyo pero no tenían forma de impactar en los servicios de salud ni de influir en políticas públicas. Aunque las mujeres muchas veces representaban la mayoría de integrantes del creciente número de organizaciones creadas en ese momento para trabajar con personas seropositivas, pocas ocupaban cargos de dirección. 

    JASS y nuestras aliadas sabíamos que las mujeres seropositivas sobrevivían en gran medida gracias a su iniciativa, con pocos recursos y escaso reconocimiento. Nuestra pregunta fue cómo apoyar, fortalecer y acompañar a las mujeres de Malaui para encontrar soluciones que respondieran a sus demandas, necesidades y perspectivas. Queríamos hacerlo de tal manera que pudiéramos lograr la transformación permanente de su rol en las comunidades y crear una red sólida por el cambio que pudiera movilizarse en caso de enfrentar algún problema.

    Start challenge Malawi
    Start choice Malawi

    OPCIÓN

    Contexto y Relaciones

    El enfoque de JASS, como constructora y en apoyo al fortalecimiento de movimientos y como facilitadora política, incluye el capacitar a las mujeres para que fortalezcan sus capacidades como lideresas de cambio en sus propios contextos. En Malaui, esto significó entender lo que realmente sucedía con las mujeres seropositivas, tanto en lo personal como en sus comunidades, para apoyar de mejor manera sus voces y liderazgo emergente. 

    Reunimos a un equipo organizador inicial para sentar las bases del trabajo.

    Además del personal de JASS, también formaban parte del equipo Hope Chigudu, quien por muchos años ha sido facilitadora en la región, y dos mujeres jóvenes de la escuela de reciente creación para constructoras de movimientos de JASS –Azola Goqwana y Sindi Blose– con experiencia en organización de personas seropositivas en Sudáfrica. Juntas empezamos un proceso de indagación y extensa difusión en el país. Profundizamos nuestros conocimientos sobre el contexto y las experiencias de las mujeres en conversaciones a fondo con actores clave y organizaciones de mujeres como la Coalición de Mujeres que Viven con VIH-SIDA en Malaui (COWLHA) y Mujeres por un Desarrollo Equitativo (WOFAD). Visitamos a grupos de apoyo de mujeres seropositivas, como aquellos organizados por ActionAid y respaldó la Iniciativa de Sociedad Abierta del Sur de África (OSISA). Escuchamos atentamente para conocer y comprender cuáles eran los temas más importantes para las mujeres y dónde había necesidades y oportunidades para la construcción y fortalecimiento de movimientos. Este proceso de diagnóstico de necesidades también nos permitió entablar relaciones, construir confianza e identificar a personas y organizaciones interesadas en participar en una estrategia dirigida por mujeres.

    CAMBIO

    Creación de Grupos de Base

    Nuestra estrategia de acercamiento a las bases nos llevó a zonas rurales para reunirnos con mujeres seropositivas en encuentros de grupos de apoyo y en sus hogares, donde sostuvimos pequeñas reuniones y discusiones. Conocimos el alcance de las luchas de las mujeres y vimos los efectos de la enfermedad y la pobreza. Las mujeres luchaban sin contar con la alimentación y los servicios de asistencia sanitaria que necesitaban; sin recibir el tratamiento adecuado y con insuficiente información de salud. Pero encima de esas necesidades tan básicas, también confrontaban el estigma, la violencia doméstica, el abandono y el aislamiento social.

    Las conversaciones confirmaron nuestras observaciones iniciales: a las mujeres seropositivas se les marginaba en sus hogares y comunidades, al igual que en las organizaciones más grandes que trabajaban en torno al VIH-SIDA. Todas se mostraron deseosas de contar con estructuras y apoyo para que se escucharan sus voces y se prestara atención a sus necesidades por parte de las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las redes que trabajan con VIH-SIDA, por no mencionar a las personas encargadas de formular políticas públicas.

    La investigación ratificó nuestra decisión de empezar una estrategia centrada en la construcción y fortalecimiento de movimientos, mediante una difusión extensa como punto de partida natural para que las mujeres seropositivas se organizaran. Sabíamos que sería un proceso difícil en vista de los numerosos retos que enfrentaban las mujeres. Sin embargo, de acuerdo con nuestra experiencia, no se lograrían suficientes cambios en las vidas de las mujeres seropositivas—ni un cambio adecuado de política—a menos que desarrollaran su propia capacidad de abogar por cambios e influir en las decisiones y percepciones que afectan sus vidas.

    Start change Malawi

    Quiero retroceder un poco para hablar acerca de la importancia y de la idea que había en relación a la construcción y fortalecimiento de movimientos, como un intento de movilizar el poder colectivo de las mujeres, no solo en Malaui sino en esta región en particular, es decir en África del Sur, donde nos encontramos. Algunas de nosotras nacimos y crecimos aquí, nuestro activismo surgió aquí, y vemos los efectos devastadores del VIH/SIDA en nuestras vidas personales, en nuestras familias, en las comunidades de dónde venimos. Muchas de las respuestas que obteníamos, ya fuera de gobiernos, de ONG, o de los organismos internacionales de este mundo eran:: sí, se conocían plenamente las experiencias de las mujeres; sí, había un reconocimiento de que las mujeres eran las más “afectadas”, si se quiere, pero faltaba un análisis y un conocimiento más profundo del porqué, y luego eso condujo a desarrollar estrategias o intervenciones que no tocaban realmente el punto central de lo que provocaba que el VIH-SIDA afectara a las mujeres de esa manera en particular. Te diría que lo que estábamos viendo entonces era la movilización de las mujeres más que nada como “víctimas” y no como agentes de cambio, ni como seres autónomos que podían pensar, analizar y diseñar sus propias estrategias de cambio. Gran parte de la organización que podías ver era que se reunía a las mujeres para recibir servicios, lo que estaba bien, o en gran medida para proporcionar cuidados a domicilio a otras personas y no necesariamente a otras mujeres. Así es que algunas de nosotras empezamos a preguntar y a decir: “¿De qué manera podemos destacar la importancia de la participación femenina, de la voz y el liderazgo de las mujeres, pero también de los aspectos que nos interesan como mujeres? Así fue que surgió la idea entre colegas de la entonces naciente JASS – en ese entonces yo trabajaba en Action Aid – y colegas, incluyendo a Sisonke Msimang, quien era parte de la Open Society Initiative for Southern Africa (Iniciativa de Sociedad Abierta del Sur de África), nos juntamos a planificar con algunas de las mujeres seropositivas que habían empezado a organizarse en la región, la Coalición de Mujeres Viviendo con VIH y SIDA. Así es que nos reunimos y empezamos a analizar realmente esas cuestiones y a compartir perspectivas.

    Los altos niveles de pobreza y desigualdad eran inconcebibles. Había comunidades de mujeres sumamente desatendidas que se organizaban de varias maneras interesantes a través de estructuras de base comunitaria, pero que no recibían ningún apoyo en términos de visión o agenda política. No obstante ¡había gran entusiasmo y energía! Se empezaron a establecer muchas relaciones y esa fue la génesis de los procesos de convocatoria de mujeres activistas de todo el país en espacios para iniciar la construcción de solidaridad y compartir reflexiones. 

    Shereen Essof, JASS Sur de África

  • RETO

    Ir más allá de la superficie

    Cuando empezamos a reunir a las mujeres en talleres en diversas regiones para explorar sus experiencias y construir las bases para nuestro trabajo de construcción y fortalecimiento de movimientos, encontramos un reto no previsto. En medio de la extensa presencia de ONG en Malaui en ese tiempo, muchas mujeres habían asistido a otros talleres auspiciados por ONG y se habían acostumbrado a esperar cierto tipo de interacción y el ofrecimiento de ayuda material. Además, aunque era evidente que las mujeres enfrentaban retos muy profundos, también se habían acostumbrado a expresar solo las necesidades que creían apropiadas para esas ONG: “Necesitamos fertilizantes” dirían. O: “Necesitamos alcohol y otros desinfectantes”.

    Pero desde JASS queríamos cambiar la dinámica de “dependencia” que creaban las ONG internacionales de desarrollo, y más bien buscábamos fomentar una comunidad de mujeres que participara en la conducción de su propia agenda. El patrón común de desarrollo—en el que las mujeres reciben ayuda por su papel de pacientes seropositivas y pedir “lo correcto”—no animaba a las mujeres a ser totalmente protagonistas ellas mismas. De hecho, les impedía experimentar un proceso transformativo de descubrimiento, afirmación y poder. Sabíamos que necesitábamos crear un tipo distinto de reunión, uno que pudiera ir más allá del nivel superficial de las necesidades de las mujeres y abordar los sistemas estructurales de opresión y desigualdad que limitaban y enfermaban a las mujeres de Malaui.

    Challenge Malawi
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    OPCIÓN

    Encuentros y espacios seguros

    Rebautizamos nuestras reuniones como “encuentros” para distinguirnos de otros talleres impulsados por algunas ONG y sugerir un ambiente informal, dinámico y comunitario, pero también deseábamos crear un tipo distinto de experiencia, un sentido de “espacio seguro” en el cual las mujeres se sintieran con la confianza de hablar libremente sobre sus vidas entre ellas.

    Los encuentros relajados y reflexivos que realizábamos inducían a las mujeres a compartir sus historias—a reír y llorar—y en ese proceso, a romper el silencio en torno a temas tabúes y a los traumas vividos. Las sesiones siempre incluían comidas, bailes y canciones, y permitían al mismo tiempo que las mujeres ahondaran en los principales problemas que afectaban sus vidas y su transitar por las complejas realidades de género, pobreza, aislamiento social y falta de poder en sus comunidades. Las mujeres encontraron intereses comunes, empezaron a superar la vergüenza interiorizada y a reconocer su propia dignidad y “poder desde adentro”. 

    CAMBIO

    Poder desde adentro

    Aunque JASS no proporcionaba ayuda material más allá de pequeños estipendios, a diferencia de otras ONG ofrecía algo que las mujeres no obtenían en ninguna otra parte: un espacio seguro en el que podían hablar con honestidad sobre sus vidas, ser parte de una comunidad respetuosa y desarrollar nuevos tipos de conciencia personal y política. Las mujeres descubrieron que tenían conocimientos vitales que compartir en torno a estrategias de sobrevivencia, acceso a servicios de asistencia sanitaria, sexo, y cuidado personal. Se dieron cuenta que no estaban solas y que no tenían la culpa de vivir con VIH. En efecto, empezaron a verse a sí mismas como sobrevivientes capaces y resilientes que merecían progresar, tener voz y ser escuchadas.

    Sin importar lo difícil que fueran las historias de las mujeres, nos asegurábamos de que no empezaran ni terminaran como víctimas sino que más bien explorábamos siempre el contexto más amplio de la desigualdad y las dinámicas de poder tanto en el ámbito personal como público. Cuando las mujeres reflexionaban sobre sus historias, hacíamos preguntas como: ¿         Quién tenía el poder en esa situación? ¿Qué significó para ti? ¿Les pasa lo mismo a otras mujeres que conoces? ¿Por qué? ¿Qué piensas al respecto? Con el tiempo, estas experiencias fomentaron un aumento de confianza, el fundamento del “poder desde adentro” de las mujeres. 

    Change Malawi

    Como mujeres de base, la cuestión que más analizamos en esa reunión fue la violencia que enfrentamos aquellas que tienen esposo. Pero para ese entonces, para mí ya se trataba de la violencia que enfrentamos en mi comunidad, e incluso entre mis familiares, porque para ese tiempo, cuando él me buscaba, yo pensaba: mi primer esposo falleció; he estado en mi casa, empiezo a sentirme enferma y mi hermano decía “no queremos decírtelo, pero deberías casarte. Mira cómo estás empezando a enfermarte, tu esposo está muerto ¿Quién te va a cuidar?” Así es que, no tenía quién me mantuviera o me cuidara si me enfermaba. Además, la manera como la comunidad te mira y dice “¿Para qué le vas a dar tierra si ya está muerta? ¿Qué deberíamos hacer con la tierra?” Es como si nadie te reconociera como persona en la comunidad, y quizá algunos ni siquiera vendrían a tu casa a decir “Hola” o a invitarte a almorzar. No se puede porque si almuerzan contigo, si platican contigo, puedes infectarlos.

    La educación popular feminista de JASS empieza con la historia de cada mujer. Historias de vida profundas, personales, fascinantes, que llevan a cada una a las profundidades de su ser, desde donde comparten las historias de humillación que tienen profundamente enterradas. Cada mujer arroja luz sobre todos los rincones de su cuerpo y así se difunde su historia. Toda historia está esculpida en alguna dinámica de poder… se trate del poder que detenta un jefe local de su grupo étnico o el que ejercen la tradición y la religión, es decir, un poder interiorizado, o el de un guardia de seguridad de una clínica local que no deja que una mujer entre a recoger sus medicamentos antirretrovirales… Poder, poder, poder… Al compartir estas historias, el cuerpo de cada una se convierte en un medio para aprender a confrontar distintos tipos de poder que, por lo general, la sociedad naturaliza, y con este conocimiento se liberan sus posibilidades, se despejan los bloqueos y puede romper los límites. Su conocimiento interior y las transformaciones personales resuenan en el salón y se crea una nueva energía. En este momento, hay cierto tipo de alivio cuando las mujeres atraviesan un umbral, individual o colectivamente, y según sus propias palabras, cruzan muchas líneas. Cuando empiezan a sentirse empoderadas, avanzan a otro nivel de conciencia crítica y organización, y cobran vida en el mundo que las rodea.

    Hope Chigudu, JASS Sur de África

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  • Challenge rising up Malawi

    RETO

    Deterioro de la salud

    Con la creación de espacios para que las mujeres se reunieran y compartieran sus experiencias y dolor, las invitamos intencionalmente a presentar la realidad de sus vidas. Sabíamos que, para desatar el poder y la voluntad de las mujeres, era necesario abordar toda esta gama de problemas que les afectaban, pero esas mismas condiciones difíciles de su día a día crearon obstáculos que dificultaban su participación en los talleres. En sus comunidades, las mujeres debían enfrentar hambre, enfermedades y pobreza.

    Su acceso a medicamentos era irregular y a menudo carecían de los alimentos y el agua que necesitaban para tomarlos. Algunas mujeres llegaban enfermas y desnutridas a los talleres, a veces se dormían después de comer o había que llevarlas al hospital durante el encuentro. Asimismo, en algunas ocasiones las mujeres les pasaban sus gafetes a otras para que pudieran compartir la comida y los pequeños estipendios que proporcionábamos. Las facilitadoras de JASS tuvieron que buscar la forma de abordar estas realidades tangibles sin ofrecer ayuda material sostenida. Y tuvimos que hacerlo sin tratar a las mujeres como víctimas, sino como lideresas potenciales.

    OPCIÓN

    El cuerpo como conocimiento y punto de partida para la organización

    La construcción y fortalecimiento de movimientos de JASS se origina de un enfoque de educación popular feminista, que aprovecha las experiencias de vida y las realidades emocionales como la materia prima para el análisis y el desarrollo de estrategias. De modo que en vez de ignorar las experiencias de las mujeres con su cuerpo, utilizamos el cuerpo como punto de partida, como fuente de conocimientos y análisis político. Debido a que puede ser difícil compartir experiencias de vida que entrañan culpa, vergüenza o temor, utilizamos el mapeo del cuerpo como una herramienta fundamental y en desarrollo para el análisis y la reflexión.

    En el Mapeo del Cuerpo, las mujeres dibujan sus cuerpos para identificar cómo sus condiciones y experiencias de vida les han afectado y cómo sus cuerpos cargan con sus efectos físicos. Trazan un mapa e identifican los lugares donde les duele, donde han sufrido, donde han experimentado placer, orgullo o felicidad. Eso da lugar a una conversación en la que sus cuerpos no son tabú y sus luchas no se deben a desgracias personales. Sus cuerpos conservan más bien la historia vital de su sobrevivencia y resistencia, sus conocimientos y libertad. No empezamos a partir de ideas teóricas ni con la distribución de información, sino a través del conocimiento del cuerpo, mezclado con conversaciones, sociodramas e historias, y el examen de patrones en sus vidas privadas, familias y comunidades. 

    Choice rising up Malawi
    Challenge rising up Malawi

    CAMBIO

    Lo personal es político

    Fue liberador empezar por los cuerpos de las mujeres como fuente de conocimiento. Las mujeres identificaron y validaron sus propias experiencias de discriminación, trauma, violencia y sobrevivencia. El proceso les permitió liberarse de la vergüenza—no estaban solas, otras tenían experiencias similares—y construir confianza con otras mujeres en la comunidad. 

    Estas estrategias centradas en el cuerpo con mujeres seropositivas sacaron a luz perspectivas que se han convertido en la base del enfoque Corazón-Mente-Cuerpo de JASS.

    En estas estrategias, las vidas y el bienestar de las mujeres son fundamentales para la construcción y fortalecimiento de movimientos. Al compartir secretos e historias, en lo que respecta a nuestra conciencia corporal, las mujeres no solo descubren puntos en común con otras mujeres, sino que también establecen conexiones entre sus experiencias vividas, las desigualdades de género y otras injusticias sociales y políticas. Tiene lugar una transformación cuando construyen un nuevo entendimiento y toman nota de su propia sobrevivencia, resiliencia y conocimiento, que son capacidades cruciales de liderazgo y estrategias de cambio. Los encuentros validaron y fortalecieron de estas diversas maneras las capacidades de las mujeres, y establecieron el fundamento de la conciencia crítica y política para el trabajo de construcción y fortalecimiento de movimientos por venir. 

    Lo mejor de JASS es que ofrece cosas distintas de otras organizaciones. Tiene diferentes metodologías para interactuar, participar, dotar a las personas participantes de habilidades y conocimientos, y lo más importante es que empieza por ti como persona. En algunas organizaciones, si asistes a una reunión, eso quiere decir que tienes voz para denunciar y rendir cuentas. Pero lo más especial para JASS y las mujeres activistas es el cambio de la persona como punto de partida. Luego, si tú cambias también necesitas que otras personas se unan al cambio. Sí, he recibido capacitación en derechos de la mujer, género y seguimiento presupuestario, entre otras cosas, pero la diferencia con las metodologías de JASS es que puedes trabajar, pero sin tomarnos en cuenta como personas. Por eso me parece muy importante empezar por ti como persona y tomar en cuenta tu cuerpo, tu corazón, tu mente; entonces es cuando estás preparada para salir. Y esa es una manera muy crítica de replantearse las cosas, porque si no es con tu cuerpo, no puedes trabajar, no puedes hacer nada. Así es que lo más importante es empezar por tu cuerpo. Y lo otro es crear un espacio seguro y conciencia de las y los demás, porque en otras organizaciones es como si sólo tuvieras que responder a otra persona y ésta tuviera que responder ante un donante. Así que solo trabajabas para reportar si estás experimentando cambios o no, ya que necesitas producir un informe que pueda satisfacer al donante.

    El nombre provino de nosotras las mujeres porque pienso como movimiento o como una de las metodologías que utilizamos en JASS, pienso que utilizamos el corazón, la mente y el cuerpo. Así que nos sentamos y pensamos en qué nombre le iría realmente bien a la campaña, y se nos ocurrió “Nuestros Cuerpos, Nuestras Vidas: Lucha por mejores antirretrovirales” porque luchamos por nuestros propios cuerpos y nuestras propias vidas, y lo que sea que hagamos cuando nos reunimos en nuestras capacitaciones realmente habla de lo que nuestros cuerpos desean o lo que nuestras mentes también desean, por eso le dimos el nombre de “Nuestros Cuerpos, Nuestras Vidas”. 

    Sibongile Singini, mujer activista, JASS Sur de África

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  • RETO

    Entender el poder

    A través de la educación popular feminista, seguimos profundizando las conversaciones. Introdujimos ideas y lenguaje político para ayudar a profundizar el análisis. El marco de poder de JASS en particular—que expone las múltiples maneras en que se usa el poder (sus distintas “caras”) y cómo afecta nuestras vidas tanto positiva como negativamente—tocó una fibra y les dio a las mujeres un lenguaje para expresar y validar lo que habían experimentado. 

    La idea del poder desde adentro, que afirma el valor innato y la autoestima de las mujeres, tuvo profunda resonancia. Las mujeres también descubrieron que los conceptos relacionados con el poder con y el poder para—formas de imaginar su propia capacidad para resistir y emprender acciones con otras personas—empoderaban y eran provocativos. El marco también les permitió nombrar explícitamente los diversos tipos de poder sobre—maneras formales e informales de dominación y control—que trataron de mantenerlas impotentes.

    Con el tiempo, 25 mujeres emergieron como lideresas. No eran necesariamente las que más hablaban o encajaban en perfiles típicos de liderazgo, pero mostraron el deseo de participar, desarrollar habilidades y fomentar el interés de otras mujeres. El reto surgió cuando su entusiasmo creció y estaban ansiosas por poner en práctica las ideas que aprendían para efectuar cambios concretos. No obstante, aunque JASS deseaba apoyar a las mujeres para que emprendieran acciones, todavía debían encontrar un tema alrededor del cual organizarse, con énfasis en el cambio que deseaban lograr.

    Challenge transition 2 Malawi
    Choice transition 2 Malawi

    OPCIÓN

    Proyectos en las comunidades

    Muchas de las lideresas emergentes en nuestros talleres eran parte de redes de mujeres seropositivas. A menudo participaban en grupos de apoyo y algunas se habían unido a comités locales, pero no tenían mucho conocimiento ni experiencia organizativa y estaban muy deseosas de adquirir más habilidades. Puesto que aún no había surgido una agenda compartida, animamos a las mujeres a poner en práctica sus habilidades y definir proyectos individuales en sus comunidades. 

    Era una forma de fortalecer su liderazgo comunitario, lidiar con sus necesidades de sustento, y adquirir experiencia organizativa. Ayudamos a las mujeres a crear lo que llamamos planes de acción personal, es decir, objetivos y pasos en torno a un proyecto de cambio en su comunidad.

    En esta primera fase de acción, brindamos estrecho acompañamiento político con apoyo y visitas a las mujeres en sus comunidades para entender sus contextos, y ofrecimos talleres para desarrollar habilidades a fin de ayudarlas a ejecutar sus planes de acción. Incorporamos la capacitación sobre los fundamentos de la organización, incluyendo cómo seleccionar un tema con otras mujeres y cómo formular y presentar sus demandas ante las personas locales con poder de decisión. 

    CAMBIO

    Poder para: historias de cambio

    JASS se mantuvo en contacto estrecho con las mujeres y empezó a oír sus historias sobre la manera en que lograron confrontar a líderes poderosos de sus comunidades o convencerlos de hacer cambios. Los proyectos empezaban a dar fruto. Una lideresa organizó y capacitó a otras 40 mujeres sobre los derechos a la tierra y juntas persuadieron al jefe de la aldea para que les asignara parcelas. Otra ayudó a obtener otras dos clínicas de salud móviles para cubrir zonas rurales pobres y lograron la primera de varias clínicas por parte de funcionarios del Ministerio de Salud. Una tercera construyó apoyo para desafiar la costumbre de los matrimonios precoces, uno de los principales factores de riesgo de VIH. 

    Estas acciones generaron un sentido de posibilidad y poder para, y las mujeres podían ver que era posible tener voz, educar a otras, emprender acciones y ser valientes. Podían hacer cambios que no solo las ayudaban a ellas sino también a muchas otras. JASS facilitó que las mujeres documentaran sus historias personales de cambio durante este período, tanto para agudizar su sentido de logro como para que otras mujeres pudieran ver lo que era posible. 

    Las relaciones, el liderazgo y el sentido de comunidad desarrollados durante este período sirvieron de base para la construcción de movimientos, la movilización y las campañas por venir.

    Change transition 2 Malawi

    Para ayudar a otra persona a entender el lenguaje del poder, le explicaría sobre las dinámicas del poder. El poder está categorizado en dos, tres partes. El poder desde adentro, que es el poder dentro de esa otra persona o dentro de mí; el poder para es el poder para hacer algo, y también el poder sobre, como el de las autoridades que tienen influencia en otras cosas. Por ejemplo, aquí en Malaui teníamos este problema de los antirretrovirales con las farmacéuticas y las leyes ordenadas por el Ministerio de Salud porque causaban deformidades. Así que para explicarle a alguien el poder, yo profundizaría y le haría entender lo que significa tener poder desde adentro y el poder para hacer algo que traería cambios en esa persona.  

    Utilicé mi poder desde adentro para cuestionar al jefe de la aldea que me había tildado, al igual que a otras mujeres seropositivas, de “cadáver ambulante” cuando solicitamos fertilizantes. Después él resultó ser seropositivo y necesitó mi ayuda, así que le dije que lo ayudaría pero con algunas condiciones. Debía convocar a una reunión, explicar que cuando se rehusó a darnos fertilizantes no sabía lo que estaba haciendo, y disculparse con las mujeres a las que había llamado “cadáveres ambulantes”. Debía también dar a conocer su condición y persuadir a la gente de que se hiciera exámenes. Sobre todo debía encontrar sacos de fertilizante para el grupo. Yo quería justicia. Solo después de hacer todo eso se le permitiría ser el primer hombre en unirse a nuestro grupo. 

    Nuestros Cuerpos, Nuestras Vidas

    Caja de herramientas

  • Challenge building up Malawi

    RETO

    Conflicto, cohesión y poder colectivo

    Aunque los proyectos individuales en la comunidad brindaban a las mujeres un sentido de propósito político y una habilidad recién descubierta, no construyeron poder colectivo o “poder con” otras. Sin la colaboración entre mujeres, las posibilidades y alcance del cambio serían limitadas. Durante el tiempo en que realizaban proyectos diversos, los lazos incipientes creados por el proceso inicial también se debilitaban. Empezaron a surgir grietas y conflictos entre las mujeres mientras nuestro trabajo progresaba, en particular en torno a cuestiones de identidad y diferencia. 

    Surgieron prejuicios; por ejemplo, los rumores de que algunas mujeres se dedicaban al trabajo sexual para sobrevivir ("mujeres malas") y otras no ("mujeres buenas") ponían en riesgo la cohesión del grupo y reforzaban la vergüenza, los juicios y las opresivas normas sociales. Eso también amenazaba la posibilidad de que las mujeres se unieran para crear una agenda de cambio más amplia, que era un objetivo fundamental del trabajo de construcción y fortalecimiento de movimientos de JASS en Malaui. 

    OPCIÓN

    Poder con: nos necesitamos unas a otras para generar cambios

    El conflicto ofrecía la oportunidad de desentrañar más a fondo las humillantes normas sociales que las mujeres interiorizan y usan unas contra otras. Al invitar a una reflexión más profunda de sus experiencias como mujeres—acerca de la sexualidad, el control sobre los cuerpos de las mujeres, la vergüenza, la violencia y la pobreza—sacamos a luz las diversas maneras en que se obliga a todas las mujeres a transitar por el poder, la sexualidad y la sobrevivencia. 

    Entre las diferencias en el salón, era evidente también un deseo común de cambio. Este deseo y el reconocimiento de que “nos necesitamos unas a otras para generar cambios”, sentaron las bases para una unidad sentida más profundamente. La experiencia agudizó el entendimiento compartido de lo que enfrentan las mujeres seropositivas y construyó un sentido de fuerza colectiva—poder con—y la capacidad de trabajar juntas para generar cambios. Durante este período los talleres se centraron en desarrollar habilidades de liderazgo, e incluso facilitación, resolución de conflictos y trabajo con aliadas. 

    Choice building up Malawi
    Change building up Malawi

    CAMBIO

    Construcción de alianzas

    A través de las capacitaciones, las mujeres cultivaron un sentido de propósito común, pero para hacerse cargo de una agenda colectiva más amplia, necesitaban mayor influencia política. Así que decidimos contribuir a construir alianzas. Se establecieron las primeras con otras organizaciones de mujeres: Mujeres que Viven con VIH-SIDA en Malaui (COWLHA), Mujeres por un Desarrollo Equitativo (WOFAD), y Foro de Mujeres. Más tarde—en una decisión audaz, pero práctica y estratégica —forjamos una asociación inusual con una organización de líderes religiosos seropositivos: la Red Malauí de Líderes Religiosos Seropositivos (MANERELA+). 

    MANERELA+ representaba a más de 1,300 miembros activos de iglesias y mezquitas de todo Malaui. En vista de que las instituciones religiosas habían perpetuado muchas veces el estigma, la vergüenza y la confusión acerca del VIH-SIDA—en especial al acusar a mujeres “fáciles” de propagar la enfermedad—este aliado religioso proporcionó un contrapunto crucial. Además de aportar el apoyo de su extensa base, sabíamos que MANERELA+ contribuiría a la visibilidad y legitimidad en distintos círculos, incluso con el gobierno; ayudaría a obtener recursos, y agregaría influencia al trabajo dirigido por mujeres seropositivas.

    Fueron necesarias negociaciones hábiles y trabajo sostenido para construir confianza, crear un enfoque compartido de construcción y fortalecimiento de movimientos feministas, y sentar las bases de la colaboración. El hecho de que varios hombres del liderazgo de MANERELA+ estaban empapados de la teología de la liberación y tenían cierto grado de conciencia feminista, ayudó a acercar posiciones y establecer la alianza entre los grupos. MANERELA+ demostró ser un aliado vital. Cuando crecieron las aspiraciones organizativas de las mujeres, aportó un entendimiento claro de la política y las políticas públicas, y desempeñó un papel vital de enlace con el Ministerio de Salud, otras oficinas gubernamentales, y los medios de comunicación.

    En 2010 recibimos un dinero para apoyar el trabajo por medio de un socio institucional y JASS se asoció con MANERELA+, cuyo nombre significa la RED Malauí de Líderes Religiosos Seropositivos. MANERELA+, y principalmente su director ejecutivo, el reverendo Zembereka, eran viejos amigos que habían apoyado a JASS desde los tiempos de los diagnósticos, así que había ya una relación. En ese entonces también las organizaciones de mujeres en el país eran débiles, y aunque JASS realizó una revisión de posibles organizaciones de derechos de las mujeres con las que podría asociarse, ninguna cumplía con los criterios de elegibilidad, así que este fue un momento decisivo porque JASS tomó la decisión excepcional de asociarse con MANERELA+, una organización encabezada por hombres. Esta asociación aportó financiamiento cuando las mujeres ya habían sido parte de los procesos de JASS por casi 3 años y también necesitaban el dinero. En ese momento, se necesitaba una intermediación real entre las líderes activistas que son ahora el principal grupo de base de mujeres, JASS y este nuevo socio institucional, en el que no confiaban mucho. Gran parte de 2011 giró alrededor de esa intermediación a fin de allanar el camino para que MANERELA+ apoyara un proceso de construcción y fortalecimiento de movimientos dirigidos por mujeres. Al mismo tiempo, había que transmitirles a las mujeres que lo más importante para JASS era mantener sus intereses en mente en este proceso, así es que fue difícil. Creo que la posición que adoptamos fue que después de realizar negociaciones y establecer acuerdos, teníamos que demostrar que podíamos mantener credibilidad y cumplir con lo que dijimos que íbamos a hacer.

    Durante nuestra discusión, se acusó a las trabajadoras sexuales de ser “mujeres malas” porque no se comportan como la sociedad espera que lo hagan las “mujeres buenas”. Hicimos una pausa y entablamos una conversación sobre qué significa en realidad ser una “mujer buena”. ¿Qué tan fácil es para toda mujer llenar las expectativas de la sociedad? ¿Quién tiene el poder para crear estas expectativas? ¿Deben las mujeres tratar de llenar estas expectativas, incluso cuando esas creencias las oprimen y limitan la realización plena de su potencial? ¿Cuál es la percepción que las trabajadoras sexuales tienen de sí mismas? Estas son algunas de las preguntas que las participantes trataron de responder. Hablamos de los peligros de encasillarnos a nosotras mismas y a otras personas en determinadas categorías. Al explorar las percepciones sociales e interiorizadas de lo que es una mujer “buena” y “mala”, las participantes pudieron identificar el impacto de estas categorías en ellas, al igual que las maneras en que usan estas mismas percepciones para discriminar a otras. Dejamos claro que si seguimos dividiendo a las mujeres en buenas y malas, no podremos avanzar juntas como mujeres que luchan por la misma causa. No se puede construir ningún movimiento sobre la base de estereotipos. 

    Hope Chigudu, JASS Sur de África

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  • RETO

    Sin tema organizativo unificador

    Aunque las participantes habían alcanzado algunas victorias en las distintas comunidades, no había surgido aún ninguna demanda específica que pudiera unificar a las mujeres, concentrar sus esfuerzos y desencadenar un movimiento. Y las mujeres estaban listas para actuar. En este momento, JASS reunió a las 25 principales lideresas en torno a un proceso que decidimos llamar Taller de Construcción de Liderazgo de Mujeres, a fin de hablar sobre el siguiente nivel de la estrategia y acordar una demanda central alrededor de la cual pudiéramos organizarnos.

    Durante las discusiones, las mujeres expresaron sus preocupaciones usuales, como su limitado acceso a tratamiento y falta de información sobre atención médica, pero no surgió ningún tema unificador que provocara sentimientos poderosos. Las mujeres necesitaban la experiencia de confrontar las estructuras formales de poder y toma de decisión, para lograr cambios duraderos a mayor escala. Sin un tema aglutinador, parecía que el esfuerzo corría el peligro de estancarse.

    Challenge transition 3 Malawi
    Choice transition 3 Malawi

    OPCIÓN

    Del problema al tema de organización

    Las facilitadoras decidieron que apartarían una noche para crear un espacio intencionalmente relajado y solidario, un círculo en que todas se sintieran cómodas, a la luz de unas candelas, para contar historias, cantar y hablar sobre el cuidado personal. Nos basamos en la actividad de mapeo del cuerpo que habíamos realizado en la mañana para empezar una conversación sobre dónde sentíamos el dolor y las lesiones que nos había causado la vida en nuestros cuerpos, corazones y autoestima. A medida que las mujeres hablaban, lloraban y se reían acerca de sus cuerpos y el sexo, hubo manifestaciones de indignación y tristeza reprimidas por muchos años: la vergüenza, la soledad, el rechazo, no sentirse ya atractivas, y las distorsiones físicas causadas por el tratamiento del VIH.

    Este momento de honestidad y dolor condujo a un avance sustancial. Muchas mujeres tenían que lidiar con deformaciones físicas, y al investigar más a fondo nos dimos cuenta de que la razón de estos cambios físicos no era el VIH sino los medicamentos tóxicos que les recetaban. Además, salió a relucir que aunque la Organización Mundial de la Salud ya no recomendaba estos medicamentos, el gobierno malauí todavía los distribuía. Este momento de revelación definió nuestra agenda organizativa, y le dio nuevo y fuerte impulso a nuestro trabajo de construcción y fortalecimiento de movimientos.

    CAMBIO

    Nace una campaña

    Este tema central que movería a las mujeres a movilizarse – fármacos tóxicos – sirvió para reunir muchos de los elementos de nuestro trabajo: se basó en la indignación de las mujeres ante la indiferencia del gobierno hacia las personas viviendo con VIH; generó una clara demanda: un tratamiento con medicamentos modernos para personas seropositivas, y activó el “poder de las mujeres para” exigir cambios. Este fue el detonante de un esfuerzo organizativo bien dirigido para hacer que el gobierno respondiera a y se responsabilizara de las necesidades de las mujeres.

    El grupo central de lideresas lanzó una campaña para acceder a tratamiento y a fármacos antirretrovirales (ARV) modernos, lo cual condujo a lo que se llegaría a llamar “alfabetizándonos sobre los tratamientos”, y a organizarse para exigir mejores medicamentos, protocolos de tratamientos y salud. El momento era propicio: la recién electa presidenta Joyce Banda llevaba mucho tiempo apoyando los derechos de las mujeres y había expresado interés por el tratamiento del VIH-SIDA. De hecho, su elección creó una oportunidad política para discutir y abordar temas como el VIH-SIDA y otras cuestiones de justicia social que habían sido reprimidas anteriormente.

    Change transition 3 Malawi

    Esa experiencia muestra en realidad lo fundamental que ha sido Malaui en ayudar a JASS a articular lo que queremos decir cuando hablamos de corazón-mente-cuerpo, y cuando hablamos de la importancia de conocer a las mujeres donde estén, de lo que te esté quemando por dentro, o te duela en el cuerpo, y cómo eso puede dar lugar a que germine un tema político en torno al cual se pueden organizar las mujeres porque lo sienten en los huesos y en sus corazones. Creo que sigue siendo muy poderoso leer las historias que Hope creó a partir de ese proceso, cuando hablan de lo que significa divorciarse de su esposo porque él piensa que eres fea, o lo que significa no tener acceso a semillas o tierra, o cualquier otra cosa porque tienes deformidades visibles, lo que hace que el jefe o quienquiera que tenga el poder en tu comunidad te prive de ciertas cosas que necesitas para mantenerte.

    Empezamos entonces un proceso realmente poderoso de mapeo del cuerpo, durante el cual las mujeres hablaron íntimamente sobre sus vidas y sus cuerpos, y sobre la manera en que cargan con las diferentes manifestaciones del patriarcado en sus cuerpos, incluyendo lo que significa ser seropositivas. Nos reunimos en estos espacios donde compartimos, sentadas en el piso y alrededor de bebidas y bocadillos, las historias de nuestras vidas y nuestras estrategias de respuesta, y muchas veces sistemas de conocimiento ancestrales acerca de lo que significa vivir con VIH, el sexo, la sexualidad, el cuerpo, etc. Fue realmente en este proceso que empezamos a darnos cuenta del poder de las deformidades corporales que afectaban a estas mujeres. Y este momento se convirtió en una experiencia muy potente y trascendental que luego nos permitió, de alguna manera, dar un giro y ampliar la agenda de construcción y fortalecimiento de movimientos en Malaui de forma muy específica.

    Shereen Essof, JASS Sur de África

    Caja de herramientas

  • Challenge standing up Malawi

    RETO

    Necesidad de evidencia

    Llegamos así a una nueva etapa de trabajo, con una demanda urgente en mano, y un nuevo reto. Basadas en sus propias experiencias, las mujeres sabían que los medicamentos que habían usado las enfermaban, pero necesitaban pruebas para respaldar sus reivindicaciones y defender su posición públicamente y de una manera convincente. Necesitaban visibilidad política y poder para ser oídas.

    Debido a que JASS estaba comprometida con la construcción y fortalecimiento de movimientos, queríamos lidiar con este reto de tal manera que no solo arrojara datos sino que construyera poder popular y liderazgos comunitarios, lo cual era necesario lograr con recursos limitados.

    OPCIÓN

    Argumentos a favor, generación de impulso

    Para JASS, la manera de lograr ambas cosas—recopilar datos en todo Malaui al mismo tiempo que se formaba una base activa y ampliada—suponía llevar a cabo un proceso de investigación participativa dirigido por mujeres seropositivas. En ese momento, el equipo de JASS en el sur de África, que había crecido a fin de apoyar el trabajo de organización, trajo consigo nuevas habilidades para poner en práctica esta estrategia. El personal diseñó un proceso para capacitar a 60 mujeres en la recopilación de datos en sus respectivas comunidades. Nadie sabía qué tanto éxito se podría obtener, pero los resultados fueron extraordinarios.

    Estas 60 mujeres, impulsadas por la indignación y la esperanza de cambio, realizaron una encuesta a 846 mujeres en todo Malaui en poco más de dos meses. Contactaron a sus redes y grupos de apoyo para recopilar información e invitaron a las mujeres encuestadas a “unirse a nosotras”.

    Los datos brindaron evidencia clara de que los protocolos de fármacos y el acceso al tratamiento afectaban negativamente las vidas de las mujeres, sobre todo en zonas rurales. Estos datos revelaron que 70% de las mujeres seropositivas en Malaui estaban bajo tratamiento con Estavudina, un medicamento de calidad inferior que se sigue usando en Malaui y que provoca en las mujeres dolorosos efectos secundarios, entre ellos deformidades corporales. Debido a que los cambios corporales causados por estos medicamentos estaban a la vista, muchas mujeres tuvieron que enfrentar humillaciones, violencia doméstica y ostracismo social, lo que las hacía abandonar el tratamiento y sufrir las consecuencias para su salud. Cuando los maridos o compañeros notaban los cambios corporales o descubrían que sus esposas eran seropositivas, muchas veces las culpaban injustamente por haber contraído la enfermedad.

    Surgieron también otros hallazgos. Las mujeres no tenían un acceso regular a los medicamentos, ni recibían información apropiada sobre el tratamiento debido a la insuficiencia de clínicas y horarios de atención, por no mencionar los frecuentes desabastecimientos en las clínicas.

    Otras realidades sociales y políticas también limitaron las posibilidades de buscar tratamiento. Hubo varios casos de mujeres seropositivas que debieron hacer fila afuera de la clínica mientras esperaban entrar a consulta, lo que las expuso a la vista del público. Además de verse sometidas al ostracismo social, también se expusieron a otras repercusiones, como la negativa a darles fertilizantes o la de limitar el uso de la tierra para mujeres seropositivas.

    Choice standing up Malawi
    Change standing up Malawi

    CAMBIO

    Listas para movilizarse

    La investigación participativa logró varios objetivos. Las mujeres recopilaron mucha información sobre las experiencias en torno al tratamiento del VIH, que fue de vital importancia para respaldar sus demandas. Los datos mostraron que los problemas con los medicamentos no constituían casos aislados o dispersos sino de largo alcance y afectaban a gran cantidad de mujeres. La investigación reveló un problema de política pública en el Ministerio de Salud, que no proporcionaba medicamentos y cuidados de calidad a personas seropositivas en Malaui.

    Pero el proceso de investigación participativa también fue de enorme valor para otras metas de construcción y fortalecimiento de movimientos. Al realizar la encuesta y el trabajo de difusión, las mujeres asumieron nuevos roles públicos, y tanto desde ellas mismas como desde las personas a su alrededor empezaron a ser percibidas como lideresas comunitarias. De una manera que resultó fundamental para la siguiente etapa de trabajo, habían formado una red de mujeres en todo el país que estaban conscientes, se sentían ultrajadas pero también muy motivadas por los temas; en otras palabras, estaban listas para movilizarse a fin de lograr el cambio. Se habían sentado las bases para una campaña: lideresas fuertes, aliadas de confianza y una base de más de 1,200 mujeres con las que habían establecido contacto por medio de la investigación y otras actividades de difusión.

    Pienso que la prioridad en ese momento era encontrar la manera de usar los datos recopilados para desarrollar argumentos a favor de un despliegue universal de medicamentos de segunda generación, pero también para empezar a demostrarles, como parte de la lógica de construcción de un movimiento, lo que se puede hacer cuando las mujeres se juntan y actúan colectivamente. Así es que con esa idea, se trataba realmente de buscar qué oportunidades había en el terreno y qué sentíamos que debíamos hacer en concreto para fines de la campaña, y básicamente cómo podíamos maximizar nuestro poder para impulsar la agenda. Así es que es un momento complejo porque hay una serie de cosas que surgen casi simultáneamente. También creo que es difícil aislar o separarlos porque pienso que nos permitieron ganar colectivamente el impulso que finalmente condujo al cambio. Pero obviamente hubo una serie de intervenciones que no habíamos anticipado al principio del ciclo de planificación, las profundas y oportunas posibilidades contextuales según se desarrollaba el plan para lograr un mayor apalancamiento. Creo que para mí es eso, es muy interesante.

    Si deseas tener una participación estratégica para obtener un cambio de medicamento, no puedes solo decir cuál es el problema sino también debes presentar pruebas. Pero ¿cómo vamos a reunir evidencia? Esta pregunta derivó en el desarrollo de un proceso de investigación-acción participativa en el que contamos con 60 investigadoras y activistas capacitadas. Cuando regresaron a sus comunidades, utilizaron una encuesta elaborada en parte por mí, en diálogo con las socias, y reunieron 900 encuestas a mujeres VIH+. 

    Anna Davies-van Es, JASS Sur de África

    Caja de herramientas

  • RETO

    Datos + demandas + energía = cambiar la política pública

    A estas alturas, el trabajo entró en una nueva etapa, en la que nos concentramos en impactar a las personas con poder de decisión y de hacer cambios en las políticas. Al haber completado y analizado su investigación, las mujeres estaban entusiasmadas y llenas de energía, pues sabían que había mucha gente ansiosa por participar. Ahora las lideresas tenían pruebas claras que respaldaban sus demandas de protocolos de fármacos modernos. Después de muchos años de trabajo a fondo y a menudo lento de construcción y fortalecimiento de movimientos, era hora de que las mujeres usaran su poder colectivo para obtener una respuesta gubernamental. Había llegado el momento de actuar y llevar a cabo un verdadero cambio. Así fue que JASS lanzó la campaña “Nuestros Cuerpos, Nuestras Vidas” (NCNV) para obtener mejores antirretrovirales (ARV). La campaña sirvió para darle una meta unificada a la organización y hacer visibles las demandas de las mujeres.

    El principal reto era cómo posicionar estratégicamente a estas lideresas de base comunitaria para que tuvieran máxima visibilidad e impacto. Al fin y al cabo, las mujeres seropositivas eran un sector marginado, aun entre las personas que trabajaban en incidencia alrededor del VIH-SIDA. Por lo tanto, queríamos cambiar el debate público y las políticas del Ministerio de Salud, aunque no contábamos con muchos recursos. En este momento crucial, la asociación con la Red Malauí de Líderes Religiosos Seropositivos (MANERELA+), una coalición de líderes religiosos bien conectados, demostró ser valiosa, pues contribuyó a que NCNV obtuviera visibilidad y fuera escuchada por los funcionarios del gobierno.

    Challenge transition 4 Malawi
    Choice transition 4 Malawi

    OPCIÓN

    Aprovechar oportunidades, formular demandas

    Se volvió fundamental identificar y aprovechar la oportunidad política de hacer que se escucharan nuestras voces e impactar a las personas con poder decisorio. La reunión nacional de SAVE, una conferencia para hacer incidencia sobre el VIH/SIDA, nos brindó precisamente la ocasión esperada para la campaña Nuestros Cuerpos, Nuestras Vidas. JASS y las lideresas de la campaña sabíamos que el evento atraería la atención nacional y que participarían importantes miembros del gobierno, entre ellos funcionarios del Ministerio de Salud. Así que decidimos aprovechar la reunión de SAVE. Añadimos nuestra propia reunión, una jornada de enseñanza para mujeres lideresas de todo el país y un Diálogo Nacional de Mujeres, a fin de prepararnos para negociar con el Ministerio de Salud y celebrar el trabajo organizativo realizado hasta la fecha.

    El día en que se llevó a cabo esta actividad llegaron más de 120 mujeres, el doble de lo esperado. Decidimos que en lugar del taller haríamos una manifestación, con oradoras fuertes y un diálogo, a fin de ayudar a las mujeres a prepararse para compartir historias y presentar pruebas del impacto devastador del medicamento Estavudina en sus cuerpos y sus vidas. Aprovechamos el espacio y la energía creada en torno al diálogo para formular demandas claras, entre ellas un llamado a la inmediata transición a medicamentos ARV de calidad para todas las mujeres y un acceso más amplio al tratamiento y la educación sobre el VIH-SIDA.

    Cuando llegó el jefe de la unidad de VIH, listo para su presentación sobre el régimen de ARV en Malaui, se vio enfrentado por un grupo de mujeres poderosas y preparadas que tenían su propia agenda. Le dijeron: “Queremos que se siente aquí en este círculo y platique con nosotras”. Luego le preguntaron: “¿Por qué no tenemos acceso a ARV de calidad, de los que tienen menos efectos secundarios?” Fue en este momento culminante que las mujeres reclamaron su voz y su poder, y crearon un canal de doble vía para el intercambio de conocimientos, al tiempo que exigían una respuesta a sus necesidades.

    CAMBIO

    Transitar los desafíos, garantizar nuestro espacio

    La presencia fuerte y organizada de las mujeres en la conferencia SAVE no pasó desapercibida. Más bien generó algunas tensiones e hizo necesario tomar algunas decisiones estratégicas rápidas. La capacidad de responder a estos desafíos inesperados de manera clara y fluida fue posible debido al alto grado de preparación, organización y relaciones sólidas, tanto dentro de la campaña como con MANERELA+ y otros.

    A medida que las mujeres de la campaña Nuestros Cuerpos, Nuestras Vidas se preparaban para el Diálogo Nacional, nos dimos cuenta de que había un cierto nerviosismo político y algunas tensiones causadas por nuestra presencia. 

    Estábamos perfectamente conscientes de que el proceso podría exponer a represalias políticas a un grupo de mujeres ya de por sí vulnerables. La relación con MANERELA+ demostró ser de vital importancia en este momento tan decisivo. Debido a sus redes y conexiones, podían emplear una estrategia política “interna” —que tranquilizaba a las autoridades competentes— para seguir adelante y celebrar las reuniones y las actividades relacionadas de manera productiva y segura.

    En otro momento pudimos superar una situación causada por una difícil opción estratégica. El diálogo se llevó a cabo durante un fin de semana, por lo cual NCNV y MANERELA+ habían planeado un servicio religioso. Cuando nos dijeron que SAVE haría lo mismo, debatimos si era o no más estratégico unirnos a ellos. Al final, las mujeres expresaron con firmeza que necesitaban su propio servicio religioso tanto para poder reflejar su diversidad religiosa (musulmana y cristiana) como para que fueran ellas, las mujeres, quienes desempeñaran un papel de liderazgo. Así que las mujeres, MANERELA+ y el comité de servicio encabezaron un impresionante servicio religioso de tres horas que transmitió la profunda solidaridad, sentido de comunidad y amor que constituyen la esencia de NCNV.

    love at the heart of OBOL. 

    Challenge transition 4 Malawi

    Era una oportunidad estratégica. Y es que había energía, entusiasmo y un conjunto de demandas que ahora se basaban en la información que las mujeres habían obtenido de las regiones. Pero, ¿cómo juntar todo para alcanzar los objetivos necesarios? Lo que emergió fue la necesidad de organizar algo que al final se llamó el Diálogo Nacional, que reuniría en su primera sesión a unas 60 mujeres para un tipo de aprendizaje y análisis. Veamos entonces el trabajo investigativo. ¿Qué nos dice? Y preparémonos para negociar con el Ministerio de Salud, aunque para hacerlo ¿qué otros componentes necesitábamos? Así que identificamos a varias personas especialistas anuentes a integrarse como parte de la preparación para negociar con el Ministerio sobre los derechos de las mujeres seropositivas y con la sociedad civil en general; incluso recopilamos información bastante detallada acerca del VIH-SIDA con relación al tema de la salud y los cuerpos de las mujeres, de forma que cuando se diera el encuentro con las autoridades del Ministerio de Salud, estuviéramos preparadas y tuviéramos una agenda. Claro, las cosas nunca salen como se planean. Así que aunque habíamos diseñado todo un proceso relacionado con el lanzamiento de la campaña y luego el Diálogo Nacional, que tenía un componente de aprendizaje y otro de participación pública, resultó que cuando llegamos a Malaui de repente me di cuenta de que íbamos a tener más de 120 personas en este proceso. Mi reacción inmediata fue: “Esto ya no es un taller, es una manifestación”. Había que aprovechar la energía y entusiasmo de estas mujeres para hacer lo que había que hacer, pero ya no como taller sino como manifestación. Y así fue. Realmente activamos la energía y la motivación que había en aquella sala para prepararnos y luego hablar con el Ministerio.

    Uno de los momentos más poderosos para mí en ese diálogo fue ver a las mujeres que hablaban con un representante del Ministerio de Salud, el Dr. Chimboandura, que había venido a este espacio y había presentado una serie de diapositivas de una manera muy profesional para hablarle a las mujeres acerca de la cobertura del tratamiento y de cuál era el gran plan; entonces ellas se pusieron de pie y lo confrontaron. El doctor estaba parado en el centro del salón rodeado de todas estas mujeres que lo escuchaban atentamente y luego le decían del porqué algunas de las cosas que había dicho no eran ciertas en sus circunscripciones; que el gobierno necesitaba hacer algo, y que el Ministerio de Salud debía tratar este asunto. 

    Maggie Mapondera, JASS

    Caja de herramientas

  • Challenge shaking up Malawi

    RETO

    Presentación de nuestras demandas ante quienes toman las decisiones

    A estas alturas estábamos bien posicionadas, pero todavía debíamos presentar nuestras demandas ante quienes tomaban las decisiones. Era necesaria una estrategia inteligente de comunicación y el uso estratégico de los espacios públicos. Sabíamos que la presidenta entrante y el Ministerio de Salud apoyaban un retiro paulatino de Estavudina, lo cual era sin duda un avance, pero también era muy problemático porque significaba que las mujeres pobres seropositivas que todavía recibían el mismo medicamento ARV seguirían sufriendo por un tiempo indeterminado. Un punto central de nuestras demandas era un cambio inmediato a los medicamentos más recientes.

    Ya habíamos creado momentos de mucha visibilidad para esta demanda. Unas semanas antes, MANERELA+ y otras aliadas habían organizado un foro con la nueva presidenta, en el que las mujeres habían dado testimonio acerca de la experiencia de vivir con VIH y el efecto devastador de los viejos medicamentos. Luego, al inicio del Diálogo Nacional de Mujeres, sostuvimos una conferencia de prensa para anunciar públicamente nuestras metas. Gracias a las conexiones de MANERELA+, ésta tuvo un éxito sorprendente, con la presencia de más de 25 periodistas. Debido a que nuestras historias fueron tan conmovedoras y convincentes, varios periodistas se quedaron al final para realizar entrevistas a fondo y reportar sobre el desarrollo del evento. Obtuvimos una cobertura de gran visibilidad, incluso un reportaje televisivo de 20 minutos que se transmitió en horario estelar. El reto ahora era cómo aprovechar este impulso para presentar nuestras demandas directamente ante el Ministerio de Salud y la presidenta.

    OPCIÓN

    Aprovechar el momento, elaborar la historia

    En una coyuntura como esa, el trabajo de los movimientos entraña siempre situaciones de improvisación estratégica en torno a las oportunidades que surgen sobre la marcha. La preparación de la campaña Nuestros Cuerpos, Nuestras Vidas, en particular el desarrollo de una agenda y una estrategia, ahora permitían contar con un cierto margen de maniobra para destacar nuestras demandas. Por lo tanto, utilizamos una combinación de estrategia interna (reuniones con funcionarios del gobierno) y externa (acción directa) para maximizar la presión.

    NCNV había decidido participar en la marcha organizada por SAVE al final de la conferencia para salvar a los niños y niñas y a sus madres del VIH, el estigma y las muertes evitables. En la última noche del diálogo celebramos una sesión de comunicación para prepararnos. Creamos mensajes maravillosos y feministas para las pancartas que llevaríamos –una por cada mujer– y escribimos un comunicado en el que expresábamos nuestras demandas. La mañana de la marcha llegaron unas 60 mujeres con sus pancartas pintadas y nuestro comunicado para unirse a los líderes cívicos presentes. Debido a que estábamos mejor organizadas (y éramos las únicas con pancartas), nuestra presencia y mensajes dominaron la marcha. Las personas que la encabezaron se “apropiaron” de nuestro comunicado y lo leyeron en las gradas del Parlamento. Más adelante, amplificamos el poder de este momento en una reunión con funcionarios del Ministerio de Salud que MANERELA+ había ayudado a programar. En esta reunión expresamos nuestras demandas para obtener los recursos necesarios y un tratamiento moderno accesible para salvar las vidas de las mujeres.

    Choice shaking up Malawi
    Change shaking up Malawi

    CAMBIO

    ¡Victoria! 

    El grado de organización de nuestras bases de apoyo y de las mujeres, la visibilidad de nuestras demandas, una presidenta abierta a temas concernientes a las mujeres, la selección inteligente de aliados y aliadas y una serie de otros factores favorables se conjugaron para lograr un cambio en las políticas públicas en Malaui. El gobierno aceptó acelerar el despliegue del plan para la introducción de nuevos medicamentos antiretrovirales, así como enfrentar las barreras para su acceso. Fue una victoria emocionante para las mujeres de la campaña Nuestros Cuerpos, Nuestras Vidas y para Malaui como país. Habíamos demostrado que las mujeres seropositivas organizadas pueden influir en las políticas a los más altos niveles.

    Las mujeres siguieron decididas a luchar hasta que esta promesa se convirtiera en una realidad, para asegurarse de que ellas y otras pudieran vivir vidas mejores y más saludables, sin discriminación y estigma. Había razones para tener esperanza puesto que los años de construcción y fortalecimiento de movimientos habían creado un nuevo nivel de capacidad organizativa. Las mujeres cuyo trabajo en la campaña había transformado sus vidas, ahora tenían las habilidades, la confianza y las relaciones necesarias para presionar por más cambios. Se había organizado una red nacional de activistas, facilitadoras y aliadas en las aldeas, las provincias y las regiones. Habían desarrollado la capacidad de comunicación para amplificar las voces de las mujeres y sus agendas en el ámbito local, nacional e internacional. Y la capacidad de realizar trabajo de incidencia, aprovechando la presencia global de JASS, les permitió acceder a muchas esferas de influencia importantes. 

    Terminamos el Diálogo Nacional. Una de las últimas cosas que hicimos antes de empezar la conferencia de SAVE al día siguiente fue una sesión de comunicación y medios. Todas nos sentamos en el piso con pinturas, pinceles y cartulinas, e inventamos mensajes porque íbamos a participar en la marcha organizada por SAVE y necesitábamos tener carteles para llevar a la marcha. Así es que cada mujer hizo uno y obtuvimos más de 120. Al día siguiente hizo un calor que quemaba y llegamos a donde comenzaba la marcha, pero no había nadie, y todo era un poco caótico, pero ahí estábamos con nuestros carteles. Y para mí el significado de ese momento fue la preparación para la construcción y el fortalecimiento de movimientos. Te preparas con tu base de apoyo de tal manera que sea divertido, real y político, y cuando te cruzas con un momento que podría ofrecer una oportunidad, puedes aprovecharlo en toda su plenitud. Así es que no solo salimos del Diálogo Nacional con mensajes feministas y en relación a los cuerpos de las mujeres, el VIH y los ARVs, sino que también salimos del Diálogo con un comunicado que elaboramos conjuntamente. Nos entrecruzamos con el proceso SAVE que no estaba tan organizado como nosotras, y ¿qué sucedió? Toda la marcha usó nuestros mensajes. Así es que aquí tienes una marcha con una amplia gama de actores cívicos, y fuimos las únicas con carteles. Tomamos control de la marcha. Ese fue un momento verdaderamente interesante.

    La conferencia de SAVE estaba en el proceso de organizarse, pero esta era una actividad internacional, con tiempos e indicadores internacionales que giraban en torno a salvar las vidas de personas que vivían con VIH. A través de interesantes conexiones individuales, e incluso el hecho de que un antiguo coordinador de MANERALA+ era ahora el principal coordinador de la conferencia, empezamos a oír que SAVE se preguntaba qué hacíamos nosotras en el Diálogo Nacional. Creo que había temor de que el componente de mujeres organizadas pudiera llegar de alguna manera a dominar, e incluso a desestabilizar, a SAVE; pienso que había algo de eso. También creo que empezaban a aflorar actitudes personales, en torno a quién era parte de SAVE, quien iba a estar en el Diálogo Nacional, ese tipo de cosas, y de repente había una tensión política generalizada acerca de qué era lo que hacíamos, hasta el punto de poner a alguien de la maquinaria del Estado a observar y escuchar afuera de la sala de reuniones del Diálogo Nacional durante la mayor parte del día. Ese también fue un momento muy importante, porque significó que la confluencia del liderazgo de las dos organizaciones asociadas había tomado una configuración muy específica.

    Shereen Essof, JASS Sur de África

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  • Hacia el futuro

    El nuevo medicamento para tratar el VIH salió al mercado en julio de 2013, pero con este éxito surgieron nuevos retos. En los años 2014-2015 cambiamos de enfoque para asegurarnos de que las mujeres seropositivas pudieran obtener medicamentos en sus centros o puestos de salud, dondequiera que vivieran. Esto supuso el fortalecimiento de los comités de campaña en casi todas las 28 provincias de Malaui, para así garantizar que la gente tuviera la información exacta y las mujeres estuvieran organizadas en cada lugar para exigir el cumplimiento de sus derechos a la salud.

    A medida que avanzamos, enfrentamos cuestiones estratégicas cruciales, entre ellas ¿Cómo ampliar nuestras escuelas feministas de construcción y fortalecimiento de movimientos para apoyar la campaña en curso de las mujeres y aumentar así su alcance? ¿Cómo puede prosperar y crecer la campaña cuando los líderes religiosos y tradicionales siguen discriminando y, en algunos casos, incluso alentando a las mujeres para que abandonen el tratamiento? ¿Cómo podemos asegurarnos de que los cuerpos y la voluntad de las mujeres sean de importancia fundamental en los servicios de salud y el acceso a medicamentos? ¿Cómo puede esta red de mujeres organizadas alcanzar metas cada vez más amplias, como aumentar el acceso a medios de subsistencia, al mismo tiempo que se amplía para identificar otras necesidades e intereses políticos?

    Y luego está la cuestión estratégica más importante de todas: ¿Cuál es la mejor manera de seguir organizándonos de tal forma que las mujeres seropositivas de Malaui puedan vivir la vida que merecen, es decir, una vida saludable, feliz, sin estigma y discriminación? 

    Cuando una mujer ha vivido una vida de “rata de laboratorio en una máquina de correr” y está verdaderamente cansada y resignada, cuando vive en un estado de desesperanza, indefensión y desesperación, es fácil darse por vencida. Cuando todas las imágenes e interpretaciones que tiene almacenadas se basan en recuerdos y sentimientos de tristeza, baja autoestima, desconfianza, rechazos, abusos y comentarios degradantes – “no mereces cupones para recibir fertilizante porque tienes VIH; no se te puede asignar tierra porque eres un esqueleto viviente; has matado a mucha gente inocente y mereces morir, tu cuerpo está podrido…” – experimenta contradicciones en su cuerpo. Es más fácil vivir fuera de este cuerpo, sobre todo si se ha definido a esa persona como otra, distinta, inferior y, por lo tanto, no humana. Cuando se le ha etiquetado y caracterizado hasta el punto de personificar lo que otras personas dicen de ella, el dolor marca el cuerpo. Cada cicatriz que surca su piel, cada estría y cada arruga cuenta la historia de dónde ha estado. JASS crea un espacio en el que la misma mujer seropositiva profundiza continuamente su entendimiento del poder, el sexo y los recursos. Comparte con esta mujer algunas herramientas de educación popular feminista que le permiten darse cuenta de que tiene la capacidad para participar activamente en el mismo mundo que la humilla. Puede ser visible y amplificar su voz. Con las herramientas correctas, en especial las que explican cómo funcionan los sistemas de poder, ocurre un enorme cambio fundamental. Esta mujer empieza a apreciar que es una ciudadana legítima, que es posible que su vida tenga significado. Deja de encarnar las etiquetas y distintivos impuestos por la sociedad, los deja tras de sí como si fueran un montón de cascaras de fruta y alcanza su plenitud como ser humano.

    Hope Chigudu, JASS Sur de África

    De hecho, estos espacios se impulsaron desde nuestras zonas respectivas, como dije, desde estas zonas nos reunimos a escala nacional, con la participación de muchas mujeres de todo el país. Como se trataba más acerca del poder instalado en las mujeres, del poder desde adentro de una persona y del poder hacia o el poder para, la visibilización e integración de estos poderes juntos nos hizo crear esta campaña, porque mi poder interno junto con el de otras mujeres nos permitió exigir que los garantes rindieran cuentas acerca de los medicamentos que nos daban, porque creíamos que nos podían dar buenos fármacos como contribuyentes, así es que logramos hacerlos responsables de obtener el tratamiento de calidad que debían darnos.

    Cuando empecé a pensar en una nueva realidad, me imaginaba educada, capaz de hablar inglés y con bastante dinero en mi bolsa. Me rehusaba a sentirme disminuida, suprimida o destruida. Me resistía a que la intolerancia, la tiranía y la mezquindad me distorsionaran. ¡Me rehusé! Así es como crucé la línea y dejé atrás un complejo de inferioridad y de dependencia de los hombres. Ahora soy integrante de un grupo de apoyo de personas con VIH para trabajadoras sexuales. Yo sé que soy feminista. Mi cuerpo es mío. Eso es lo que les digo a mis amigas que son trabajadoras sexuales. Entre mis planes futuros está la compra de una parcela de tierra en Malaui, para construir una casa pequeña y apoyar a trabajadoras sexuales de áreas rurales para que aprendan a valerse por sí mismas.

    Nuestros Cuerpos, Nuestras Vidas

    JASS ha cambiado mucho mi vida. En este momento puedo decir que me siento empoderada. Al principio pensaba que tener VIH era el fin de mi vida, pero después con la dinámica de poder y el darme cuenta de todos los derechos que tengo, he logrado mucho en mi vida. Asimismo, aprendí mucho en la escuela de construcción y fortalecimiento de movimientos, tanto que me dio la oportunidad de tomar mis propias decisiones en el plano familiar, laboral e incluso en mis expectativas profesionales. Ahora tengo una maestría en administración de negocios y espero obtener un doctorado próximamente.

    Yo le diría a una recién llegada al activismo que no hay que dejar de luchar. Las cosas no son tan color de rosa como parecen desde afuera; cuando se está dentro del movimiento una ve que pasan muchas cosas. Hay conflictos, pero lo que realmente se necesita para salir adelante es la pasión que se tiene y ver también cuál es tu meta al sumarte al movimiento. Si sabes de verdad que quieres contribuir a resolver las diferentes problemáticas que surgen, entonces eres muy bienvenida; deja que esa sea tu inspiración.

    Sibongile Singini, mujer activista, JASS Sur de África

    Me sorprendió lo muy seguido que pensamos acerca de cómo hacer que ocurran cambios. Muchas de nosotras pensamos a menudo en que así es como funciona la mentalidad de las ONG. Te vas a sentar en Lilongüe o Harare, o Johannesburgo, y vas a elaborar una propuesta, y esta se va a ver muy bella, y la vas a vender, a conceptualizar, y tienes una teoría de cambio, y un marco lógico, y todo se une. Creo que si hay algo que la experiencia en Malaui me enseñó, y nos enseñó a muchas de nosotras, es que el trabajo de organización, de movilización, empieza con esfuerzos muy pequeños. Ya sabes, una mujer a la vez, para hablar acerca de las cuestiones que le interesan, sin importar qué tan pequeñas o insignificantes puedan parecerte a ti como persona de fuera, y tomarte el tiempo necesario para apoyarla durante su proceso de toma de conciencia, de autoconciencia, así es como se empieza ¿verdad? Sin un sentido de sí misma, sin un sentido de derechos, sin un sentido de saber a lo que tengo derecho como ser humano, no te vas a mover. Todo lo que hablamos en teoría, ya sabes, el poder interior, el poder para, etc., y cuánto tiempo toma eso. Y, al mismo tiempo, nos damos cuenta que una vez encendido, y no quiero describirlo como un proceso paso a paso, pero creo que es importante reconocer que una vez desatado ese poder y que las mujeres empiezan a encontrarse, es impresionante ver cómo este se vuelve imparable, y nuestro papel como personal de ONG, es decir, personas como yo a las que se les paga un salario por hacer esto, que no necesariamente enfrentamos esos mismos retos, debemos entender y tomarnos el tiempo necesario, y tener la paciencia para apoyar esos procesos, trabajar con esas mujeres a un ritmo que ellas controlen, con el que se sientan cómodas, y luego en algún momento te sorprenderán cuando pienses que estás caminando sin prisa y de repente ellas quieren correr. 

    La escuela de construcción y fortalecimiento de movimientos es un espacio muy seguro para las mujeres y es diferente a todas las capacitaciones a las que he asistido. En primer lugar, porque cuando nos dijeron que íbamos a empezar un movimiento, me preguntaba ¿cómo si solo somos muy pocas? En ese tiempo creo que éramos unas 11 mujeres. Apenas somos unas cuantas ¿cómo vamos a llegar a todo Malaui? Me sorprendió mucho la capacitación que ofrecían estas mujeres, las facilitadoras. Empezaron de una manera sencilla, pero lo que se logró fue algo muy grande. En este momento somos miles las que participamos en la construcción y el fortalecimiento de este movimiento de mujeres en Malaui, aunque haya empezado con unas once. Es tan increíble trabajar con JASS por sus habilidades únicas y sus metodologías extraordinarias para enseñar o llegar al pueblo.

    Jane, activista, Malaui

    Mi reconocimiento a todas las mujeres que me han apoyado, ya sea que me hayan apoyado en términos financieros, o físicos, o cualquier tipo de apoyo que me hayan dado porque no solo me cambió como persona sino también cambió a mi familia. Porque en ese entonces yo me preguntaba ¿Cómo puedo educar a mis hijos? ¿Cómo? Pero a través del proceso de participación, también moldeó a mi familia. Porque me volví a casar antes de este activismo; me volví a casar antes de empezar la coalición (COWLHA), pero las percepciones que tenía no son las que tengo ahora, o la fuerza que tengo ahora, porque ahora me digo ¿Por qué me tuve que casar de nuevo? Porque si hubiera pensado y sentido “tengo la fuerza, tengo el poder, tengo la fuerza que tengo ahora”, hubiera podido no hacerlo. Quizá no hubiera tenido que enfrentar la violencia que enfrenté con mi segundo esposo. Es como, me cambió y, también cambió a la comunidad, porque si veo que mis hijos se educan, estoy viendo también el futuro del desarrollo de mi comunidad.

    Creo que hemos avanzado hasta llegar al punto en que nuestra atención se ha concentrado mucho más en monitorear la oferta de otro medicamento porque aunque esté disponible, todavía queda bastante T13 en existencia y puede ser que el personal de salud no quiera cambiarlo. Así que se apoya a las mujeres activistas en sus comunidades a fin de que puedan, a su vez, apoyar a otras mujeres a las que se les ha dicho “no, no necesitan cambiar de medicamento” para que regresen, les cambien el medicamento y muestren su poder colectivo.        

    Anna Davies-van Es, JASS Sur de África

    Cuando haces este trabajo, siempre tienes obviamente que estar abierta a lo que pueda presentarse. Pero una de las únicas maneras de estar abierta a lidiar con lo que se presente es asegurarte de estar muy vinculada con lo que haces como constructora de movimientos feministas, y haber hecho una preparación de contexto, aunque las cosas no salgan como las habías planificado, de una manera que te permita contar con el respaldo de esa preparación. De esa manera, cuando necesites realizar alguna maniobra y cambiar de enfoque muy rápidamente, puedes hacerlo. Pero creo que otra cosa importante en este trabajo, aunque no siempre sea posible, es el valor de contar con un equipo sólido, con muchas habilidades y fortalezas. Eso también es fundamental.

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