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HONDURAS

Esta no es una historia lineal con un guion sencillo. Centroamérica es una región con movimientos sociales relativamente fuertes en comparación con otras partes del mundo. Por lo mismo, es una ilustración perfecta de cómo los ciclos – Despierta Nuestra Conciencia, Construimos Nuestro Poder Colectivo, Movilizamos Nuestro Poder Colectivo y Generamos Cambios – no se mueven en una secuencia perfecta. Hay momentos en que Despertar Nuestra Conciencia se convierte en un vehículo para Construir Nuestro Poder Colectivo, y otros en que Movilizar Nuestro Poder Colectivo se vuelve una manera de volver a Construir Nuestro Poder Colectivo.

Al principio de la historia, un golpe de Estado lo cambió todo. De manera repentina surgieron muchos obstáculos inesperados que hicieron imprescindible realizar cambios en la organización y en sus tácticas, e incluso ocasionalmente replegarse de la acción. Algunas estrategias paran en un callejón sin salida, mientras que otras abren nuevos horizontes para cambios dirigidos por la misma gente, cuando surgen oportunidades políticas inesperadas. En el transcurso de la historia, mujeres lideresas de todos los sectores sociales se convirtieron en una fuerza política vital en la construcción de su futuro y la defensa de la dignidad en medio de la incertidumbre y la violencia.

  • SITUACIÓN HISTÓRICA

    Honduras es uno de los países más violentos del mundo. El país tiene una larga historia de militarismo derivada del uso que Estados Unidos le dio como una base regional de operaciones y de la desigualdad de su sociedad influida por las diferencias de clase, género y origen étnico. En los años setenta y ochenta, el gobierno de EEUU apoyó una serie de gobiernos autoritarios para reprimir a los movimientos revolucionarios de la región y sofocar la oposición nacional. La tortura, los asesinatos, las desapariciones, la corrupción y las detenciones arbitrarias provocaron temor y desconfianza hacia el gobierno en distintos períodos.

    En los primeros años de la década del 2000 hubo un período de relativa apertura y reforma, durante el cual muchas organizaciones sociales trabajaron en la construcción de instituciones democráticas y leyes para proteger los derechos y garantizar el acceso a la justicia. Esta imperfecta apertura democrática tuvo un fin abrupto con un golpe de Estado en 2009. Desde entonces, la corrupción y la violencia se han multiplicado como consecuencia de la combinación letal de un Estado represivo y corrupto, la penetración del crimen organizado y el narcotráfico, la expansión de proyectos privados transnacionales con frecuencia ilegales, y un sistema de justicia corrupto. Más del 90% de los delitos que se cometen quedan impunes, y se ha otorgado en concesión un tercio del territorio hondureño a empresas privadas de minería, plantas hidroeléctricas, turismo y otros megaproyectos, sin tomar en cuenta la voluntad de las comunidades indígenas y rurales donde se ubican. La violencia contra las mujeres tanto en lo público como en lo privado ha alcanzado niveles alarmantes; entre 2000 y 2018, 6,265 mujeres fueron asesinadas, las tres cuartas partes de 2009 a la fecha. A pesar de las promesas de desarrollo económico, Honduras sigue siendo uno de los países más pobres y más desiguales de América Latina y del mundo.

    En medio de una crisis de derechos humanos, hondureños y hondureñas de todos los estratos sociales se organizan y construyen movimientos para defender la democracia y los derechos humanos, y exigir justicia. Las mujeres activistas, defensoras y feministas han sido fundamentales en la formación y desarrollo de estos históricos movimientos en crecimiento para defender sus derechos específicos y los de todas las personas.

    En medio de toda esta desesperación, necesitamos alimentar la esperanza en nosotras mismas como mujeres para creer que somos capaces, que es posible hacer algo en favor de nuestra gente. ~ Berta Cáceres, 2014

  • RETO

    ¿Cómo fortalecer y articular a las organizaciones de mujeres en tiempos de crisis?

    En los años 2000, tanto en Honduras como en los otros países centroamericanos, las mujeres y sus organizaciones enfrentaban rápidos cambios e incertidumbre con la introducción de medidas neoliberales de privatización, austeridad, libre comercio, y restricción de los derechos laborales. Estos cambios afectaron a las mujeres de una manera particularmente cruel y profundizaron la desigualdad económica. El desplazamiento y la migración forzada, resultado de la violenta manera en que se impusieron, dejaban muchas veces a las mujeres sin hogar y sin apoyo, y una ola de expropiaciones amenazó a las comunidades y desató violentos conflictos en todo el país. Entretanto, las restricciones de los derechos (laborales, indígenas y de las mujeres, entre otros) despojaban a las mujeres de importantes herramientas para resistir. Los esfuerzos por construir movimientos de mujeres y apoyar el liderazgo feminista en otros movimientos se veían adversamente afectados cuando las activistas trabajaban en sus agendas de manera separada y, por lo general, carecían de un análisis unificador.

    Por otro lado, como resultado de largos años de conflicto armado en la región, algunos países centroamericanos vivían un proceso de paz limitado e incompleto. Aunque Honduras no vivió un conflicto armado como tal, tuvo su propia historia de grupos revolucionarios que fueron violentamente suprimidos y el país fungió a lo largo de muchos años como una plataforma para la política contrainsurgente de Estados Unidos en la región. La represión y pérdida gradual de esperanza en los procesos democráticos centroamericanos contribuyeron a la apatía e inacción de la sociedad. Las décadas de lucha y represión habían dejado movimientos de mujeres fragmentados, desmovilizados, y marginados.

    Era necesario que las organizaciones de mujeres y feministas replantearan su enfoque para lograr avanzar hacia la igualdad, la democracia y la paz.

    OPCIÓN

    Se abre el diálogo entre mujeres activistas a nivel regional para profundizar en el análisis y articular las luchas

    En 2006, JASS comenzó a trabajar formalmente en la región mesoamericana, basándose en sus décadas de experiencia en educación popular feminista en la región y las sólidas alianzas previamente construidas. Ese mismo año en Panamá, JASS organizó su primer diálogo político, el Taller de Constructoras de Movimientos, que convocó a mujeres activistas para hablar sobre lo que sucedía en Mesoamérica y explorar maneras de revitalizar la organización de las mujeres en respuesta a estos retos. Invitamos a activistas de siete países de los movimientos sociales más importantes en la región: mujeres lideresas urbanas y rurales, feministas, indígenas y campesinas, defensoras de derechos humanos, sindicalistas y docentes. Las participantes aceptaron dejar de lado sus afiliaciones organizativas y juntaron sus mentes y corazones para analizar el contexto de crisis, construir nuevas relaciones y visiones, e identificar estrategias compartidas, a fin de trascender la fragmentación y división.

    La pregunta que nos hicimos fue fundamental: ¿Qué hace falta para poder imaginar y construir los movimientos de mujeres del futuro? La reunión produjo un diagnóstico compartido del impacto de los cambios políticos y económicos que enfrentábamos, a partir de nuestras experiencias personales y colectivas. Afirmamos que la región enfrentaba muchos problemas en común: la intensificación de la discriminación y la violencia contra las mujeres, la represión, la desigualdad, el conflicto, el militarismo y la intervención externa que obstaculizaba el desarrollo de agendas independientes.

    Esta experiencia pionera nos dio una radiografía de la situación regional, fortaleció redes, revitalizó un sentido de lo posible y nos llevó a renovar nuestro compromiso con la construcción y el fortalecimiento de movimientos. Decidimos volver a lo básico: el análisis del poder, la organización comunitaria y el desarrollo de agendas desde abajo. Este fue el compromiso que nos llevamos a Honduras.

    CAMBIO

    Retejiendo los movimientos regionales de mujeres para la acción y creando instrumentos de respuesta rápida

    La energía de la reunión de Panamá dio a luz a una nueva identidad compartida y a una alianza regional informal, Las Petateras, llamada así por las tejedoras de los petates de palma tradicionales de la región. El nombre simboliza la unión de muchos elementos diversos para formar un nexo flexible, pero inquebrantable, basado en la solidaridad, inclusión y reciprocidad feminista, y para reconstruir y reorganizar un nuevo tejido social, desgarrado por la destrucción económica y política.

    La alianza de Las Petateras incluyó a varias mujeres hondureñas entre sus fundadoras y funcionó como una red de respuesta rápida y de solidaridad que ponía en primer plano las perspectivas feministas y el liderazgo de las mujeres en momentos políticos claves en la región. Juntas trazamos una estrategia regional de monitoreo y movilización. En Honduras, sostenidas por una red virtual activa, impulsamos movilizaciones de acción directa, solidaridad y comunicación estratégica para amplificar las voces de las mujeres sobre temas locales, regionales y globales.

    De esta articulación, surgieron los Observatorios de la Transgresión Feminista como estrategia para hacer visible nuestras resistencias y formas cotidianas de desobediencia civil a nivel de país y a nivel internacional, que consistía en movilizar la solidaridad en momentos clave, convocando a observadoras, generando recursos, apoyando estrategias y facilitando la divulgación en medios y redes sociales, entre otras acciones.

    Los observatorios eran activados por mujeres y grupos feministas en el ámbito nacional, para generar la solidaridad a fin de fortalecer, publicitar y proteger nuestras acciones. A través de ellos, pudimos movilizar recursos financieros y humanos en momentos cruciales en la región y formas creativas de acción directa. Los observatorios inspiraron el lema adoptado por mujeres de todo el mundo: Mujeres cruzando la línea, y denunciaron y resaltaron la desigualdad de género y el impacto diferenciado de las políticas públicas. Esto ayudó a romper los estereotipos sobre “temas de mujeres” y exponerlos en agendas políticas más amplias.

    En un encuentro realizado por JASS en el 2006, con activistas que veníamos de diferentes… todas feministas, pero de distintas expresiones del feminismo, distintos tipos de organizaciones, diferentes identidades, dónde hicimos un análisis crítico de cómo todo el trabajo de construcción de institucionalidad democrática y marcos jurídicos y políticas públicas para la igualdad de género se estaba topando cada vez más con un cambio en los Estados, que estaban digamos renunciando a sus obligaciones en materia de derechos humanos y respondiendo a los intereses de las grandes corporaciones, del poder corporativo de los países dominantes a través de la restricción de derechos y de la represión y del cierre de espacios de diálogo entre sociedad civil y gobierno, dónde mirábamos que los derechos humanos de las mujeres estaban en riesgo de serios retrocesos en varias áreas. Con esa reflexión en mente, estando en el encuentro, dijimos 'bueno, tenemos que volver a articular y potenciar la solidaridad entre mujeres a nivel mesoamericano, aprendiendo de lo que están haciendo las distintas mujeres y organizaciones a nivel de los países'.

    Los Observatorios eran una estrategia para expresar y mostrar solidaridad regional con las mujeres y sus movimientos en coyunturas estratégicas, ya sea en momentos de represión o violencia, o cuando se definían cosas importantes para el país, para las mujeres, y para los derechos de las mujeres, y era importante visibilizar lo que las mujeres estaban aportando. ~ Marusia López Cruz, JASS/IM-Defensoras

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  • RETO

    ¿Cómo priorizar y profundizar el trabajo de construcción y fortalecimiento de los movimientos?

    Nuestras experiencias previas y la expansión de la colaboración entre feministas y mujeres de diversos movimientos de Mesoamérica nos permitieron estar más conscientes de los esfuerzos de organización de mujeres indígenas y rurales, y de las amenazas que enfrentaban. Estas mujeres se encontraban al frente de las luchas de sus comunidades en defensa de los derechos a la tierra y los bienes naturales de los que dependen para vivir. Su énfasis en la protección de la naturaleza, la reconstrucción de la comunidad y el rechazo de proyectos extractivos era vital para nuestra visión feminista del futuro.

    Al confrontar valientemente los tratos corruptos que llevaban a la expropiación de tierras, y la imposición de proyectos mineros, monocultivos, grandes desarrollos turísticos y megaproyectos hidroeléctricos que desplazaban y destruían sus comunidades, las mujeres indígenas y rurales enfrentaban amenazas y riesgos que se intensificaban cada vez más. En la gran mayoría de casos, estos proyectos se adoptaban sin consulta previa, libre e informada como lo exige la ley y el Convenio 169 de la OIT. Grandes compañías respaldadas por guardias armados de seguridad privada, policías y soldados, y muchas veces con el apoyo tras bambalinas de las élites gubernamentales, atacaban a las organizaciones de base, intimidaban a las mujeres y sus familias, y torturaban, encarcelaban y asesinaban a las activistas. Los medios, por su parte, o no informaban de estos ataques o retrataban a las defensoras como las agresoras.

    OPCIÓN

    Se desarrolla un enfoque de trabajo en la organización con mujeres indígenas y rurales, empezando con la comunicación.

    En 2008, frente a este contexto, JASS y organizaciones y aliadas tomaron la decisión estratégica de comprometer recursos para la construcción y fortalecimiento de movimientos con lideresas y activistas rurales e indígenas en Honduras y los demás países de la región. Decidimos impulsar y apoyar procesos a fin de profundizar conocimientos, desarrollar la capacidad de las mujeres con nuevos conceptos de liderazgo y poder, y fortalecer la acción colectiva en preparación de lo que parecía ser un entorno de organización cada vez más hostil. Se enfocó en fortalecer el liderazgo de mujeres indígenas y rurales por su papel estratégico, por el grado de riesgo que enfrentaban y porque a menudo carecían de recursos, oportunidades y apoyos suficientes. Empezamos por apoyar su acceso a herramientas de comunicación y el uso de éstas.

    Capacitar a mujeres indígenas y rurales

    Basándose en la relación histórica de mujeres de JASS con organizaciones de pueblos indígenas en Honduras, se empezó con un proyecto para apoyar el acceso de mujeres indígenas y rurales al uso de medios en sus propios términos. Eran muy pocas las historias de mujeres indígenas en resistencia en los medios, y muchas de las que salían eran distorsionadas por el sexismo, el racismo y la narrativa de los intereses corporativos, que las calificaba de “atrasadas” “anti progreso”, e incluso de “terroristas”. Las mujeres no contaban con capacitación, herramientas y acceso a medios para contrarrestar esta narrativa y compartir sus perspectivas, así que empezamos construyendo comunicaciones autogeneradas, como la radio, las redes sociales y Skype.

    En 2010, junto con Sinergia No’j, nuestra socia guatemalteca en ese entonces, JASS reunió a 35 mujeres indígenas y rurales de seis países durante tres días en un primer taller “Mujeres democratizan los medios”, al que asistió una comunicadora de Radio La Voz Lenca del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), organización con la que JASS trabajaba cercanamente en Honduras. En el taller realizamos un análisis crítico de la estigmatización de las imágenes y el lenguaje de los medios, y se destacó la importancia de entender la comunicación como un derecho. Debido al éxito del taller y la demanda de habilidades mediáticas, estas capacitaciones continuaron por tres años, y constituyeron la base del currículo que desarrolló JASS llamado “Mujeres cruzando las fronteras tecnológicas” utilizado en varias regiones del mundo.

    CAMBIO

    Amplificación de las voces de mujeres hondureñas indígenas y rurales

    En los talleres y a través del acompañamiento, las mujeres aprendieron a ejercer y defender su derecho a comunicarse. La capacitación vivencial incluyó discusiones y visitas en el terreno a proyectos mediáticos de mujeres, y sesiones prácticas sobre producción de medios y otros temas. Las integrantes del grupo desarrollaron su propia estrategia de comunicación para promover una agenda indígena y feminista. Prepararon comunicados de prensa y guiones, produjeron un sitio web y el video “¡Soy Mujer!”, grabaron un anuncio de radio y crearon un blog. En la capacitación se enseñaba cómo usar las comunicaciones para organizarse virtualmente y llegar a una audiencia mundial.

    En talleres posteriores sobre radios comunitarias para movilizarse contra la violencia, las participantes experimentaron el tremendo poder de la radio como una herramienta de comunicación y también como puente, que les permitía hablar y escuchar las historias y perspectivas de las demás. La radio de COPINH se volvió proyecto semilla en Honduras. Las habilidades se multiplicaban cuando las mujeres regresaban a sus comunidades para capacitar a otras mujeres y jóvenes.

    A la vez, JASS adquirió una mejor percepción de los retos que enfrentaban las mujeres indígenas y rurales, y se profundizaron las relaciones con las mujeres lideresas y sus organizaciones, así como entre ellas. Hemos seguido trabajando en conjunto con organizaciones aliadas, como COPINH, en el desarrollo de contenidos para radios comunitarias y redes de comunicación independientes como una forma vital de educación y movilización.

    ¿Y por qué con mujeres indígenas y rurales? Yo recuerdo muy claramente una reunión en Costa Rica, porque fue como que donde maduramos más en el análisis la situación de las mujeres en lucha por territorio y bienes naturales, que no se había dimensionado mucho en esos años. También existía una brecha muy importante en algunos contextos entre feministas y mujeres indígenas y rurales en sus luchas con reivindicaciones más inmediatas, más vinculadas a las necesidades inmediatas. Entonces desde ahí nos veíamos ya como una organización que podía puentear, que podía contribuir de alguna forma a establecer puentes entre organizaciones pero también a nivel de conocimiento, y porque al hacer ese análisis nos dimos cuenta también, o sea veníamos viéndolo pero con mayor claridad, del impacto diferenciado que estaba teniendo toda la represión y la opresión internalizada, etc., en las mujeres indígenas y rurales en lucha por territorio. Patricia Ardón

    En el año 2010, que eran los primeros años donde JASS estaba construyendo también su trabajo en la región, conjuntamente con una organización en Guatemala, Sinergia Noj, que tenía diseñado, contemplado y ya en la práctica experiencia de formación en materia de comunicación, decidimos aliarnos e impulsar un proceso regional con mujeres indígenas y rurales, específicamente en materia de comunicación. Muchas de ellas están ahora en las redes de defensoras, o en otros espacios haciendo trabajo de comunicación. Eran compañeras que empezaban o tenían alguna experiencia mínima, y la idea era potenciar esas capacidades, siendo la comunicación también un elemento central en el fortalecimiento del poder de las mujeres, y en la visibilización de sus estrategias y de sus voces. De esos talleres de comunicación que se dieron en el transcurso de 10 años (uno por año), como digo, a nivel regional, salieron compañeras que aprendieron, por ejemplo, a hacer entrevistas de radio, también a elaborar mensajes, algunas reprodujeron en sus propias organizaciones aspectos de los talleres o el taller en su conjunto, y también conocieron a facilitadoras de la región a las cuales podían acudir, y acudieron algunas, para asesoría sobre temas específicos. Sabemos de compañeras que definieron, no únicamente por ese proceso, pero como digo, que ya venían con alguna experiencia previa, enfocarse en la comunicación como su área de trabajo dentro de sus organizaciones y movimientos. ~ Patricia Ardón, JASS

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  • RETO

    ¿Cómo responder a una crisis política? El golpe de Estado en 2009

    Cuando el trabajo de JASS estaba en pleno desarrollo en Honduras, un giro inesperado y dramático cambió todo. En las primeras horas de la mañana del 28 de junio de 2009, un golpe militar derrocó al presidente elegido democráticamente, Manuel Zelaya, a quien secuestraron y expulsaron del país. En cuestión de horas, miles de hondureños y hondureñas, incluyendo muchas activistas feministas, se lanzaron conmocionadas e indignadas a las calles para condenar el golpe y exigir el regreso a la democracia. La protesta continuó y creció en los días y semanas posteriores al golpe. De manera sorprendente, por primera vez en la historia política de Honduras, había feministas—entre ellas Petateras—que co-lideraban visiblemente un movimiento por la democracia y exigían el regreso al orden constitucional.

    Forjamos alianzas estratégicas con una amplia gama de organizaciones hondureñas y varias mujeres emergieron como líderes de confianza dentro del movimiento de resistencia. De manera conjunta adoptamos el nombre “Feministas en Resistencia” y este se convirtió rápidamente en una fuerza que debía tomarse en cuenta, que monitoreaba las violaciones de derechos humanos y luchaba por garantizar que la agenda feminista siguiera siendo fundamental para la resistencia más amplia. Las integrantes de Feministas en Resistencia se destacaron en las acciones públicas en las calles, con sus mantas, camisetas y sombreros de color verde, fueron una gran mancha verde visible en el mar de manifestantes. Mujeres de casi todas las edades participamos, con el grito: “¡Ni golpes de estado, ni golpes a las mujeres!”

    El régimen golpista desató una ola de represión brutal contra La Resistencia, incluyendo la violencia de género contra el movimiento de mujeres. Sin estado de derecho, las violaciones de derechos humanos se volvieron hechos cotidianos y la violencia y agitación social expusieron a las mujeres, sobre todo a las que expresaban su oposición al régimen de facto, a un marcado aumento de agresiones verbales, físicas y sexuales.

    OPCIÓN

    Encabezada por feministas, las mujeres se incorporan como pilar de la resistencia

    Durante siete meses, las Feministas en Resistencia marcharon diariamente en las calles en contra del golpe, enfrentando gases lacrimógenos, golpes de porras y balas. No podía haber más en juego. JASS, junto con nuestras aliadas, cambiamos de estrategia para priorizar la solidaridad y el apoyo a Feministas en Resistencia y movilizar acciones globales para poner fin al golpe. Aportamos apoyo estratégico y recursos a través de JASS global y amplias redes de solidaridad a las activistas hondureñas para organizar una estrategia de resistencia ágil y no convencional, con cambios diarios en los planes y tácticas.

    Durante todo el tiempo, nosotras como feministas nos reuníamos después de cada manifestación para evaluar, porque las cosas cambiaban de un día para otro. Fueron siete meses, pero se sintieron como si fueran siete años porque todo era tan distinto y cada día era como un año de decisiones, evaluaciones y creación de estrategias, y cada día había que cambiar la estrategia.” Daysi Flores.

    Junto a Radio Internacional Feminista (FIRE) y Las Petateras, intensificamos la campaña en redes sociales para llamar la atención mundial a lo que sucedía en Honduras, destacando los roles y exigencias de las mujeres en la resistencia, y denunciando los abusos de los derechos humanos y los actos de represión. El trabajo de incidencia y las protestas, en colaboración con grupos en Washington DC, tenían en la mira al Congreso y al Departamento de Estado de EEUU para que suspendieran su apoyo al gobierno golpista. También se hizo trabajo de incidencia en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que se mantuviera firme en no reconocer al régimen. Desde todas partes de Honduras, con aliadas y redes de apoyo de América Latina y el mundo, creamos un frente común con muchos movimientos sociales y de derechos humanos para exigir el regreso a la democracia y condenar con claridad el golpe militar.

    En agosto de 2009, JASS, FIRE y Las Petateras organizamos un Observatorio de la Transgresión Feminista y una misión de investigación de periodistas y mujeres líderes a Honduras para intensificar la presión internacional. El grupo trabajó de cerca con Feministas en Resistencia para documentar asesinatos, violaciones, golpizas y detenciones arbitrarias cometidas durante las semanas transcurridas desde el golpe de Estado. La delegación documentó un movimiento feminista fuerte, valiente e inspirador, y regresó con un mensaje de solidaridad que pedía el apoyo mundial. JASS le dio seguimiento mediante la construcción de alianzas internacionales, trabajo de incidencia e información sobre el papel de las mujeres en la resistencia.

    Creo que una de las cosas (más importantes) es el nombrarse como feministas en una lucha que involucraba a todo el pueblo. Esa es una de las cosas que hay que resaltar. El poder ser capaces de construir…de hecho, creo que rompimos un estereotipo digamos del feminismo y de los ataques más machistas que intentan decir que las feministas en realidad somos unas elitistas que no estamos en las luchas de los pueblos, etc. Creo que ahí está una de las cosas más potentes. Porque no era solo las feministas como parte de la lucha, sino las feministas aportando al debate”. ~ Daysi Flores

    CAMBIO

    Feministas de todo el mundo se unen a la lucha de las mujeres hondureñas frente a la crisis democrática

    El trabajo de solidaridad atrajo el apoyo de mujeres de muchos países, para fortalecer la lucha extraordinaria de las mujeres hondureñas por el regreso a la democracia y el fin de la violencia. La organización de una fuerza explícitamente feminista como parte de la resistencia, y la construcción de lazos solidarios ayudaron a mantener la fuerza y el ánimo.

    Las feministas hondureñas ganaron un nuevo lugar de respeto en la política nacional, basado en su demostrada capacidad de movilización y su papel en la primera línea de la resistencia en un momento crítico. Como parte del liderazgo del Frente Nacional de Resistencia Popular, un organismo dirigido en su mayoría por hombres que representaban sindicatos y otras organizaciones sociales y comunitarias, Feministas en Resistencia trabajó para garantizar que sus demandas fueran incorporadas a la agenda y el mensaje público del movimiento de resistencia nacional, no sin presiones constantes y retrocesos ocasionales. Sin embargo, en alianza con organizaciones indígenas, lograron que el Frente se declara antipatriarcal en sus estatutos fundacionales. El resto del mundo tomó nota.

    Aunque el régimen golpista seguía en el poder, el mensaje que persistió fue que las demandas feministas de igualdad, equidad, igualdad y emancipación son parte imprescindible de los movimientos democráticos. El liderazgo feminista y las alianzas internacionales forjadas en este período continuaron acompañando el avance del movimiento. Esta experiencia también influyó en las prioridades políticas de JASS para centrarse cada vez más en la construcción de alianzas entre movimientos y sectores, en las que tanto las feministas como sus agendas fueron fundamentales.

    En primer lugar, todas estábamos impactadas porque nunca nos imaginamos que podía ocurrir un golpe de Estado. Crecimos en una democracia y para aquellas de nosotras que habíamos peleado por esta, fue realmente algo que nos haría retroceder mucho tiempo, como en efecto lo hizo. No teníamos miedo, sabíamos que estaba mal, que era en realidad una mezcla de cosas. Estábamos impactadas, pero convencidas de que teníamos que salir a las calles. Así que salimos, fue en realidad instantáneo, todas y todos estábamos allí. Empezamos a encontrar a nuestras amigas y amigos allí. Entre las personas que estaban, había jóvenes, feministas y sindicalistas. Todos y todas estaban allí en medio del caos. ~ Daysi Flores, JASS

    Feministas en Resistencia fue una experiencia política realmente maravillosa que nos llenó a todas, y nos juntó a todas las feministas hondureñas de cara a un golpe de estado, pero no solo en respuesta a éste, si no en la certeza de poner los valores democráticos en el centro, y que la construcción de la democracia es un ejercicio político del feminismo. Y ahí, cuando nosotras íbamos como Feministas en Resistencia, aunque éramos las pocas que éramos en comparación con los miles y miles de personas que se manifestaban, nos veían y nos veíamos de una manera importante. Logramos colocarnos por primera vez como parte del gran pueblo hondureño; y además de colocarnos a nosotras, colocar también temas importantes como el patriarcado y la violencia, incluso al interior de los movimientos. ~ Daysi Flores, JASS

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  • RETO

    ¿Cómo sostener la movilización ante la escalada de violencia?

    Con el golpe los militares se trasladaron a las calles para aplastar la resistencia ciudadana con intimidación y ataques, incluyendo violaciones sexuales, detenciones ilegales y asesinatos. Junto con la escalada de ataques a las activistas y sus organizaciones, vimos que las mujeres enfrentaban algunas de las formas más agresivas y sexualizadas de violencia. Los informes mostraron que la tasa, ya de por sí alta, de femicidio incrementó por lo menos 60%. A estos ataques se les dejó en casi total impunidad.

    Las elecciones presidenciales de noviembre de 2009, con el pretexto de retornar la nación a un gobierno civil, eliminaron la posibilidad de restaurar el orden constitucional y redujeron la presión internacional para regresar a la democracia. Lo que emergió fue un Estado policial corrupto, con las instituciones democráticas destrozadas que atacaba desde el poder los avances que había hecho el movimiento de mujeres. El Estado de derecho se desmoronaba, y la fragilidad de Honduras abría una oportunidad fácil para los cárteles. En este contexto, la violencia y las amenazas hacia las mujeres mostraron un aumento radical. Las manifestaciones diarias empezaron a declinar y aparecieron fisuras en el movimiento de resistencia cuando sus integrantes tuvieron que luchar contra la desmoralización y el temor y por la sobrevivencia económica y la seguridad.

    Las manifestaciones terminaron porque en realidad cada vez éramos menos; porque la represión se volvió tan dura que realmente partía el corazón. Teníamos miedo, creo que el miedo tuvo mucho que ver”. ~ Daysi Flores, JASS Honduras

    Las organizaciones de base que defendían la tierra y los bienes naturales, como el Consejo Cívico de Organizaciones Indígenas y Populares (COPINH), la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH) del pueblo garífuna, Vía Campesina y otras, fueron objeto de repetidos ataques provenientes del gobierno posterior al golpe, que no tardó en otorgar concesiones e iniciar nuevos megaproyectos, como minería y explotación forestal. Los productores del Bajo Aguán se convirtieron en blanco de la represión y muchos fueron asesinados por fuerzas de seguridad privada y de la policía. Berta Cáceres encabezaba la lucha de COPINH contra la represa de Agua Zarca, mientras que Miriam Miranda de OFRANEH lideraba a su gente contra la militarización, el narcotráfico y el desarrollo del turismo en la costa Atlántica. La policía y los soldados, el crimen organizado y los matones de la seguridad privada que trabajaban para empresas transnacionales de minería, represas hidroeléctricas, industria de aceite de palma y otros megaproyectos, unieron fuerzas en contra de estos y otros movimientos populares.

    OPCIÓN

    Documentar la violencia del Estado, y construir redes de protección mutua

    A pesar de esta agudización de la violencia contra las mujeres activistas en Honduras, los medios mantuvieron silencio sobre el tema. Hasta las organizaciones de derechos humanos no parecían entender las amenazas específicas en contra de las mujeres activistas.

    Decidimos que debíamos reunir nuestras propias pruebas y documentar dicha violencia para que las amenazas se reconocieran, y ofrecer un análisis de lo que sucedía. JASS y sus socias iniciamos un trabajo con mujeres activistas de la región para realizar un estudio de la violencia contra las activistas en Mesoamérica. Los resultados, publicados en nuestro primer informe en 2010, constataron que “en todos los países de la región la violencia ha venido en aumento. La impunidad y corrupción imperantes, conjugada con culturas fuertemente patriarcales, han favorecido la consolidación de una cultura de la violencia”. El informe concluyó que las activistas hondureñas del movimiento pro democracia estaban expuestas a grandes riesgos debido a la represión política, y que las activistas y personas LGBTQI que participaban y encabezaban la lucha contra los “megaproyectos” (represas, minas, acaparamiento de tierras y agua para monocultivos, etc.) eran blanco particular de ataques, asesinatos y encarcelamiento. En los conflictos por territorio, sus cuerpos se convirtieron en campos de batalla.

    Este informe sin precedentes también reveló que la protección tradicional de los derechos humanos, con énfasis en la protección física de las personas por medio de medidas de seguridad personales, como guardaespaldas y chalecos antibalas, no podrían cubrir las necesidades de las defensoras. En muchos casos, estas medidas las separaron de su comunidad y su familia, e impedían que siguieran expresando sus opiniones y organizándose, y no prestaban atención a su bienestar físico y mental más profundo. Además, este enfoque de la protección no estaba al alcance de las mujeres, ya que dependía de la voluntad del Estado y muchas también enfrentaban violencia en sus hogares y comunidades por su liderazgo y papel público. Nuestro análisis llegó a la conclusión de que las mujeres activistas y defensoras de derechos humanos hacían frente a enormes riesgos y tensiones sin recibir suficiente apoyo ni mecanismos de protección y autocuidado.

    CAMBIO

    Nacen las redes regionales y hondureñas de mujeres defensoras de los derechos de las mujeres de Mesoamérica

    Nuestra investigación evidenció la agudización de la violencia y de los riesgos a los que se enfrentaban las mujeres defensoras de derechos humanos y activistas. Con nuestras aliadas, empezamos a visualizar colectivamente enfoques feministas a profundidad; enfoques que permitieran y prepararan a las mujeres para enfrentar el dolor de vivir en medio de la violencia y construir una identidad compartida, un sentido de pertenencia y confianza vital para mantener la esperanza y la agilidad necesarias para enfrentar sus retos.

    En 2010, en una reunión convocada en el marco de la presentación de los resultados del informe en México, JASS y la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID), Consorcio-Oaxaca, Colectiva Feminista (de El Salvador) y la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos de Guatemala (UDEFEGUA) creamos la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensora de Derechos Humanos (IM-Defensoras) a nivel regional, y más tarde se unió el Fondo Centroamericano de Mujeres (FCAM). Por primera vez establecimos una serie de estrategias para documentar y analizar las formas de violencia contra las defensoras de derechos humanos, e incrementar el reconocimiento del problema y la necesidad de estrategias específicas de género entre los actores de derechos humanos y los gobiernos. A través de redes y protocolos nacionales, trabajamos en documentar casos, responder de inmediato a casos urgentes, prevenir y reducir riesgos, y construir un escudo de autodefensa y apoyo para sostener a las mujeres defensoras a largo plazo.

    Ese mismo año fundamos la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos de Honduras, un foro para que las activistas hondureñas compartiéramos información acerca de la crisis del país, para construir una hermandad entre muchas diferencias, y aprendiéramos de las respuestas de otras organizaciones para desarrollar nuevas formas de protegerse. La Red Nacional se formalizó gradualmente y brindó apoyo a las mujeres que enfrentaban amenazas y ataques porque defendían la democracia, los derechos de las mujeres y personas LGBTQI, y sus tierras, territorios y bienes naturales. Las nuevas redes a nivel nacional y regional buscaban proporcionar a las mujeres hondureñas el apoyo y la seguridad que necesitaban ante las crecientes amenazas en su contra.

    La Iniciativa Mesoamericana surgió en 2010 después de una reunión regional donde confluimos defensoras y activistas de derechos humanos de distintos movimientos sociales para compartir cuál era la situación de violencia y de represión y agresiones en contra de las mujeres que estábamos trabajando por los derechos humanos en México y Centroamérica, y pensar juntas que alternativas ya existían para nuestra protección y cómo podíamos construir una respuesta más integral, más acompañada frente al contexto de violencia en la región que se iba incrementando. Estábamos en un contexto en dónde los espacios democráticos se venían cerrando, donde actores como las empresas y el crimen organizado estaban involucrándose mucho en las agresiones a mujeres activistas, y dónde además persistía una situación de discriminación contra las activistas por ser mujeres, agresiones en los propios espacios familiares, en las organizaciones, que venían a complejizar más aún la situación. En esa reunión nos dimos cuenta de que había una necesidad muy fuerte de construir redes de soporte, redes de solidaridad, redes de respuesta rápida entre mujeres, espacios de confianza entre mujeres, para poder reaccionar juntas cuando alguna compañera fuera amenazada o agredida. Redes en donde la palabra y las necesidades y la voz de las defensoras fuera una prioridad, que no siempre era así en el marco por ejemplo de movimientos mixtos, dónde se visibilizaban más las agresiones o las amenazas contra los líderes, pero todo lo que estaban viviendo las mujeres no se estaba reconociendo. Y entonces sin haberlo previsto nosotras originalmente, con las organizaciones con las que convocamos a esta reunión en 2010 en Oaxaca, vimos que era importante no quedarnos sólo en un diálogo, sino empezar a generar alianzas, sinergias, articulaciones entre mujeres de distintos movimientos sociales para pensar juntas y actuar juntas frente la violencia contra las defensoras. Eso fue lo que dio origen a la Iniciativa, con una orientación de pensar la protección no como un tema técnico de medidas de seguridad frente a amenazas o agresiones concretas a personas específicas, sino más bien en la orientación de construir un tejido social de solidaridad y respuesta efectiva a las agresiones que se estaban viviendo con la lógica no sólo de salvaguardar la vida y la integridad, sino de permitir que nuestros movimientos siguieran haciendo su trabajo, y que la voz y las necesidades de las mujeres estuvieran presentes en todo proceso de protección.

    De los resultados de la documentación, lo más importante es que la violencia, aunque le afecte a un pueblo entero, a las mujeres nos afecta de manera distinta, y tiene consecuencias de maneras distintas. Y no sólo la violencia ejercida por los entes estatales, sino también las consecuencias que tiene para, por ejemplo, una ama de casa, que decide salir a protestar porque ha habido un Golpe de Estado, y las consecuencias que tiene al rebelarse de su rol de género asignado. ~ Daysi Flores, JASS

    Caja de herramientas

  • RETO

    ¿Cómo romper el ciclo cuando la violencia “se normaliza”, se intensifica el despojo y la resistencia se debilita?

    A la par que las defensoras hondureñas fortalecían sus estrategias de coordinación y protección, las condiciones adversas para la organización social continuaban agravándose. Conforme la comunidad internacional terminó por reconocer las elecciones y al gobierno de Porfirio Lobo, el llamado a un regreso a la democracia perdió tracción. El declive de la atención mundial animó al nuevo régimen, y la represión, violencia, impunidad y violación de derechos humanos del país se convirtieron en la norma.

    Esta “normalización de la violencia” se ocultó en los medios de comunicación hondureños, que restaron importancia a los abusos a los derechos humanos y trataron de convencer a la nación y al mundo de que ya había regresado la normalidad a Honduras y el país estaba “abierto a los negocios”. La constante represión gubernamental hacia la oposición debilitó a los movimientos sociales y gran parte de la comunidad internacional, bajo fuertes presiones del gobierno de EEUU, apoyó al gobierno. Esto puso en una disyuntiva a la resistencia, que se dividió entre las personas que optaron por una relación mínima con el nuevo gobierno y quienes se rehusaron a reconocerlo. Las organizaciones sufrieron deserciones, divisiones, represión, menos apoyo externo y una moral en declive.

    A la vez, los movimientos de base y de mujeres se enfrentaban a una creciente imposición de “megaproyectos” extractivos en sus territorios, frente a los cuáles se organizaban para defender sus tierras y agua, y proteger a sus comunidades del desplazamiento, la destrucción del medio ambiente, la desigualdad y los conflictos intracomunitarios. Con grandes ganancias en juego, la represión estatal y corporativa en contra de las personas que se oponían a estos proyectos se incrementaba a niveles alarmantes, incluyendo violaciones y tortura sexual, secuestros y asesinatos.

    Después de la descarga de adrenalina de las primeras semanas de la resistencia, mujeres y feministas confrontamos con tristeza la institucionalización del gobierno posterior al golpe. El triunfo aparente de la injusticia fue una píldora amarga de tragar y las activistas hondureñas, junto con quienes les apoyaban, enfrentamos interrogantes cruciales: ¿Cómo sostener a largo plazo a las activistas y a organizaciones de mujeres, y llamar la atención a la violencia que enfrentan? ¿Cómo hacer más visible su lucha para crear más vínculos de solidaridad con la sociedad?

    OPCIÓN

    Organizarnos mejor para desafiar la violencia de Estado y la represión de los movimientos

    Frente a esto, valoramos necesario restaurar el equilibrio entre las respuestas inmediatas ante la crisis y las estrategias a largo plazo. La respuesta rápida era necesaria, más no suficiente para fortalecer y proteger a las mujeres activistas. Hacían falta estrategias de protección más descentralizadas. Empezamos a visualizar colectivamente nuestras redes de defensoras con un mayor enfoque de movimientos feministas. Nuestra meta era integrar las luchas por la seguridad, la igualdad y el control de nuestros cuerpos en la vida personal de las mujeres mediante la organización, el liderazgo y la acción en escenarios públicos.

    Entendiendo que nuestro poder, bienestar y seguridad como mujeres son esenciales, JASS, IM-Defensoras y la Red Nacional de Honduras trabajábamos para crear espacios seguros y de autocuidado y apoyo mutuo para las mujeres activistas en contextos riesgosos y difíciles. Por medio de la IM-Defensoras, incorporamos el apoyo a las familias, y creamos espacios seguros para discutir y responder a las amenazas específicas, a menudo sexualizadas, que muchas veces incomoda mencionar en grupos mixtos. Había cuestionamientos sobre el enfoque en defensoras, el nicho de las nuevas redes, y la posible duplicación de esfuerzos, pero logramos incorporar los conceptos y prácticas de autocuidado y bienestar para tratar con el miedo, el trauma y el estigma, y ampliamos el concepto para abarcar lo colectivo. Como dijo una activista hondureña: “Tu cuerpo es territorio político. Es uno de los primeros espacios para construir libertad…para definir tu existencia como mujer, ser humano y ciudadana en esta lucha”.

    A la vez, buscamos una estrategia para romper la nueva normalidad represiva en el país y exponer la verdad sobre la violencia y la valentía de las activistas y los movimientos de mujeres. En conjunto con la Iniciativa de Mujeres Premio Nobel y aliadas regionales, a finales de enero de 2012 organizamos una delegación de mujeres a Honduras, Guatemala y México, encabezada por las Premio Nobel Jody Williams y Rigoberta Menchú Tum. El propósito del viaje era dar testimonio y reunir pruebas de primera mano del impacto que tenía la escalada de violencia en las mujeres y las niñas en la región, evaluar el papel y la respuesta de los gobiernos, y generar presión de los medios. En el transcurso de 10 días, escuchamos testimonios de más de 200 mujeres defensoras de derechos humanos. Muchas corrieron grandes riesgos al viajar desde distintas partes del país para contar las historias de sus luchas por primera vez en un foro internacional. En el foro en Tegucigalpa, Berta Cáceres de COPINH ofreció uno de los testimonios más potentes y emotivos: "Nosotros no podemos confiar en un Ministerio público, en una corte suprema, en un Congreso Nacional, en el poder ejecutivo, en la policía nacional. No podemos, no tenemos en quién confiar. Nosotras solo podemos tener fe y esperanza en nosotras mismas como pueblo hondureño."

    CAMBIO

    Se logra documentar y difundir información sobre la crisis de derechos humanos en el país y ampliar el trabajo de incidencia internacional

    El alto perfil de liderazgo y visibilidad de la delegación les dio la oportunidad de reunirse con el presidente Porfirio Lobo e importantes funcionarios. Esa reunión desató intensos debates entre mujeres y hombres activistas de Honduras acerca de si una reunión con él significaba reconocer la legitimidad de su gobierno y una ruptura con la posición política de la resistencia. Finalmente, las delegadas de la Iniciativa de Mujeres Premio Nobel y JASS decidieron reunirse con el presidente, junto con otras representantes de Feministas en Resistencia, para presentar su planteamiento directamente ante el poder ejecutivo. En un acalorado intercambio, las feministas hondureñas presionaron para obtener protección para las mujeres defensoras, el fin de la impunidad, garantizar derechos reproductivos y un acuerdo para ratificar el protocolo reconocido de las Naciones Unidas que permite a los y las activistas denunciar las violaciones del gobierno.

    La visita de la delegación a Honduras elevó el perfil de las organizaciones feministas hondureñas y visibilizó la urgencia de la situación. Logramos una amplia cobertura escrita, radiofónica y televisada. La delegación destacó el trabajo valiente de COPINH y otras organizaciones de base, y las amenazas específicas dirigidas a las mujeres lideresas. Llevamos informes con los resultados de la visita ante el congreso de EEUU y el parlamento canadiense en los que destacamos los testimonios y las pruebas de represión y se ofrecieron recomendaciones para abordar la impunidad y la violencia contra activistas. Desarrollamos una relación más estrecha con COPINH y otras organizaciones de base formadas por mujeres y hombres que defendían sus tierras y territorio.

    A pesar de esto, a unos meses de la visita, el gobierno encarceló a Berta Cáceres.

    Participamos en su defensa y junto a COPINH y otras aliadas, ejercimos presión nacional e internacional y conseguimos su liberación. La influencia de Berta como lideresa feminista y de su organización COPINH creció entre los movimientos que defendían la tierra y el territorio, en defensa de la vida, la igualdad y los derechos humanos de las mujeres en Honduras. El equipo de JASS en Honduras desempeñó un papel directo en su protección junto a otras personas y organizaciones, y trabajó a su lado en muchas acciones políticas. Berta identificó con claridad y públicamente al patriarcado como un sistema opresivo central de la sociedad, y COPINH, con el apoyo de JASS entre otros, desarrolló actividades de formación antipatriarcales que continúan hasta la fecha.

     

    La devolución del diagnóstico nacional en cada país fue asumida por organizaciones que participaron en Oaxaca y va generando paralela o posteriormente, el surgimiento de redes nacionales que se constituyeron desde distintas iniciativas, con sus particularidades en cada país. Las redes nacionales surgen por la clara necesidad que identificamos de construir un tejido político de protección local, que conociera y entendiera el contexto, los riesgos y respuestas frente al riesgo que han permitido a las comunidades, organizaciones, pueblos y movimientos resistir y sostener sus luchas en el pasado y a partir de ellas pensar nuevas formas de protección. En Honduras el proceso de devolución del diagnóstico es asumido por JASS y el CDM, en agosto del 2010 y ahí nace la Red. La Red fue coordinada por JASS y sostenida por las fundadoras que aprovechaban convocatorias de otras organizaciones para encontrarse como defensoras en espacios solidarios y que permitieron ir construyendo su organicidad. A diferentes ritmos, en las redes nacionales iniciamos un proceso de registro más exacto de las agresiones para entender mejor cómo, en dónde, quiénes las perpetraban y cómo impactaban en las mujeres de manera específica; creamos grupos de solidaridad que se encargaban de realizar acciones urgentes y dar respuesta rápida ante a las agresiones que vivían las compañeras al tiempo que aprendíamos a hacer análisis de riesgo y planes de seguridad que contemplaran las necesidades de las mujeres. Algunas actividades de respuesta incluyeron la denuncia internacional, llamadas para generar presión política a diversos tomadores de decisión cuando una compañera era criminalizada, acompañamiento para la reubicación temporal de la defensora y su familia, acompañamiento a la lucha elevando el perfil de la defensora o de la lucha misma, promoción de premios, atención medica en caso de agresiones físicas, equipamiento de condiciones de seguridad física (cámaras, cercas, portones, etc.), alojamientos solidarios, visitas de acompañamiento a las luchas; y realizando actividades de atención médica, cuidado colectivo y sanación. Estábamos naciendo, aprendiendo juntas y organizándonos, esa es y sigue siendo nuestra fuerza y nuestra apuesta.

    La protección integral feminista es una mirada de protección de las defensoras de derechos humanos que reconoce las necesidades de género de las defensoras, que no vivimos fuera de la realidad que viven todas las mujeres, que tenemos dobles y triples jornadas, que somos discriminadas en nuestros espacios organizativos, en la calle y en nuestra vida, y que por lo tanto requerimos de medidas de protección que no solo nos saquen de la emergencia o de la situación concreta, sino que nos den el poder, los recursos y el liderazgo necesario para poder crear entornos más seguros de nuestra protección. ~ Marusia López, JASS/IM-Defensoras

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  • RETO

    El asesinato de Berta Cáceres

    Los avances en la protección y visibilidad de las defensoras de derechos humanos y activistas sociales se estancaron cuando se eligió el nuevo gobierno de Juan Orlando Hernández (JOH) en noviembre de 2013. El financiamiento y apoyo político provenientes del gobierno de EEUU continuó pese al registro de violaciones a los derechos humanos y la incidencia en el Congreso. El reconocido liderazgo de Berta Cáceres la convirtió en blanco de la represión y criminalización de las fuerzas gubernamentales y empresas transnacionales. Los ataques y amenazas de muerte contra Berta y otras defensoras se volvieron frecuentes.

    En 2015, las protestas populares en contra de los escándalos de corrupción masiva enfrentaron la represión por parte del gobierno de JOH. A la vez, la constante movilización desde abajo abría nuevas oportunidades para construir liderazgos y movimientos de mujeres. Aunque Feministas en Resistencia no desempeñó el mismo papel de liderazgo que tuvo en el período después del golpe, las mujeres y feministas que participaron en la resistencia al golpe, juntas con jóvenes que se unían en esta etapa, fueron activas en las movilizaciones y ayudaron a construir solidaridad internacional. La respuesta del gobierno fue la cerrazón, leyes cada vez más autoritarias y la criminalización de las y los dirigentes de la oposición. Estaba claramente dispuesto a imponer su agenda de abrir todo a la inversión extranjera y promover el extractivismo, costara lo que costara a su propio pueblo.

    El 22 de abril de 2015 Berta Cáceres recibió el Premio Ambiental Goldman. En su discurso, habló con firmeza sobre el fin de la militarización, las concesiones y los megaproyectos que desplazan a los pueblos indígenas, y describió la lucha de las defensoras, y defensores indígenas en Honduras: “Somos los custodios ancestrales, el pueblo lenca, resguardados por los espíritus de las niñas que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos es dar la vida por el bien de la humanidad y de este planeta.” Un año después, el 2 de marzo de 2016, Honduras se vio estremecida por el asesinato de la amada dirigente Berta Cáceres en su casa en La Esperanza, ataque en el que también salió gravemente herido Gustavo Castro, defensor y activista mexicano. El asesinato causó conmoción en todo el mundo donde COPINH y Berta habían tejido múltiples alianzas. Berta fue para JASS y cientos más en Honduras y fuera del país, ejemplo, inspiración, aliada y amiga cercana.

    El asesinato de Berta causó mucho dolor en amplios sectores de la población y también dio al traste con muchos supuestos. Berta viajó por todo el mundo construyendo solidaridad y exigiendo el respeto a los derechos de las mujeres y pueblos indígenas y por la justicia ambiental. Su alto perfil internacional había convencido a muchos de que, pese a las amenazas de muerte, el gobierno y actores del sector privado no se atreverían a matarla por el costo político que tendría un asesinato de una defensora tan reconocida. Cuando recibió el premio hubo gran tensión en Honduras y varias activistas, incluso el personal de JASS, recibieron amenazas. Sabíamos que su visibilidad era fundamental para su causa, pero podíamos ver cómo los intereses en su contra reaccionaban a su poder como dirigente y sembraban las semillas de división y conflicto en las comunidades.

    OPCIÓN

    “Berta no murió, se multiplicó: Convirtiendo el dolor en movilización popular

    A pesar de que los asesinos de Berta pretendían paralizar a los movimientos sociales con su muerte, a unos días del asesinato las mujeres, las líderes feministas y otros sectores se unieron para organizar movilizaciones en las calles de Honduras y en el mundo. Frente al asesinato de Berta desplegamos fuertes acciones en 1) movilización en las calles, 2) fortalecimiento de redes globales de solidaridad, 3) incidencia a nivel nacional e internacional, 4) presión en los medios y 5) una campaña legal para la justicia. Las organizaciones populares y grupos de derechos humanos apoyamos a COPINH en las protestas y exigencias de justicia en La Esperanza y Tegucigalpa. COPINH reorganizó su liderazgo para enfrentar la crisis y empezó a activar las relaciones de solidaridad que había cultivado por años bajo el liderazgo de Berta. Los sentimientos de tristeza abrumadora y de derrota cedieron el paso a la indignación, acción y apoyo nacional e internacional sin precedentes de una amplia gama de actores. Las hijas de Berta y el liderazgo de COPINH encabezaron una fase de intensa movilización.

    A una semana de su asesinato, JASS organizó una delegación a Nueva York para incidir en la reunión de jefes de Estado en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidad (CSW). Con el apoyo de muchos aliados y aliadas, donantes y colaboradores, la delegación estuvo encabezada por la hija de Berta, Bertha Zúñiga Cáceres, y representantes de COPINH, la Red de Defensoras y JASS. La delegación dio entrevistas en los medios, participó en reuniones con miembros del gobierno, y se organizó un mitin que reunió a más de 600 personas. La delegación culminó con el discurso de la joven Bertha ante la plenaria de la CSW de la ONU, en el que exigió una investigación independiente del asesinato de su madre y que se detuviera de inmediato el proyecto de la represa del río Gualcarque que su madre luchó tanto por detener. Asimismo, exigió la revisión de todos los proyectos de infraestructura y desarrollo en el país para determinar si cumplían con los requisitos de “consulta libre, previa e informada” de los pueblos indígenas sobre sus tierras según el convenio 169 de la OIT. Su discurso generó amplia cobertura mediática y atención internacional. La visita conectó a las activistas hondureñas y JASS con nuevos aliados y aliadas.

    JASS se unió a aliadas internacionales, a grupos de justicia con sede en Washington DC y a las redes de derechos humanos de las mujeres para exigir justicia y apoyar la demanda de Berta de detener el proyecto de represa, presionando directamente a las fuentes internacionales de financiamiento para que se retiraran del proyecto de represa Agua Zarca. Además, empezamos una campaña de incidencia por la suspensión de la ayuda estadounidense y de información y movilización contra las políticas de explotación y extracción en tierras indígenas. En este trabajo, las organizaciones de mujeres insistimos en que los valores feministas sean recordados como parte integral de la historia de lucha de Berta y de la visión de COPINH.

    Otra cosa que hicimos, al igual que muchas organizaciones, fue continuar la demanda de justicia y presionar al gobierno de Honduras para que ese asesinato no quedara en la impunidad. No íbamos a permitir que además de que mataron el cuerpo de una compañera, maten también el símbolo y lo que ella significa, porque si matan el símbolo, matan la lucha. Era cuestión de colocar esos argumentos afuera para que todavía cinco meses después siga teniendo vigencia. Creo que si eso no hubiera sido así desde el inicio no estaría vigente todavía y ese caso hubiera quedado digamos cubierto como han quedado otros casos”. Daysi Flores, JASS

    CAMBIO

    COPINH, con el apoyo de JASS y muchas organizaciones aliadas alrededor del mundo, logra avances en la lucha por la verdad y la justicia para Berta

    La lucha de COPINH por la justicia para Berta, y la movilización de la solidaridad internacional, lograron que dos inversionistas internacionales, Holanda y Finlandia, finalizaran sus relaciones contractuales con el proyecto de la represa Agua Zarca. La estrategia de medios, investigaciones y trabajo de incidencia ha mantenido presión sobre los gobiernos de EEUU y Honduras. En junio de 2016, se introdujo en la Cámara de Representantes un anteproyecto de ley -- H.R.5474: Derechos Humanos Berta Cáceres en Honduras -- para suspender la ayuda en materia de seguridad a Honduras hasta que se hayan abordado las violaciones de derechos humanos en el país. JASS y nuestros aliados y aliadas hemos seguido presionando para la aprobación de esta iniciativa, y hemos promovido acciones en otros países para presionar al gobierno de Honduras para que haya justicia y respeto a los derechos humanos en el país.

    En noviembre de 2018, el Tribunal Penal Nacional de Honduras condenó a siete autores materiales del asesinato de Berta, determinando que fueron contratados por ejecutivos de DESA. Sin embargo, la impunidad en el caso de Berta Cáceres continúa. En diversas ocasiones, su familia y el COPINH han denunciado irregularidades en el proceso judicial, y los autores intelectuales del crimen siguen impunes. Aunque se abrió un caso contra el gerente de DESA, David Castillo, el proceso fue sumamente lento y sólo pudo culminar en una sentencia gracias a la insistencia y la presión ejercida por parte del COPINH. Después de un juicio lleno de retrasos, el gerente de DESA fue encontrado culpable como coautor del asesinato de Berta Cáceres, representando un avance en la lucha por la justicia. Las principales demandas actuales de COPINH son el castigo a los autores intelectuales del crimen, los dueños de la empresa DESA, y la liberación del río por el que Berta luchó, a través del caso de corrupción denominado Fraude sobre el río Gualcarque. Como JASS, hemos acompañado a COPINH durante los juicios y hemos contribuido a su campaña por la justicia para Berta, fortaleciendo el trabajo de comunicación y participando en las acciones en el marco del aniversario de su asesinato.

    Berta se rehusó a que la definieran con una sola identidad (ambientalista, feminista, activista de derechos indígenas), y por eso su vida se ha convertido en una inspiración para cruzar líneas y enlazar movimientos. La defensa de la tierra y los territorios y los movimientos contra la militarización, por los derechos de las mujeres, y para poner fin a la “guerra contra el narcotráfico” se han fortalecido con la decisión consciente de ver de manera estratégica la muerte de Berta, a pesar del inmenso dolor que causó, como un momento para multiplicar su fuerza en las causas por las que ella luchó. Esto se ve claramente reflejado en el lema: “Berta no murió, se multiplicó”

     

    En esta condena a David Castillo, implicó mucho trabajo. Yo creo que son cinco años en los que asumimos esta lucha y desde el inicio, creo que en el primer día después del asesinato de mi mami, pensamos que era un punto importante, que podía generar un quiebre en la búsqueda de justicia, y llegar más de cinco años después a esta condena significo, primero, un paso más en la justicia. Yo creo que eso tiene que ver con reparación y sanación. Incluso, este proceso, que pudiéramos tener presencia como víctimas, a pesar de que era algo que se nos negaba mucho, fue importante en esto de sanar. También fue importante, porque lo dijimos, y yo creo que el que el Estado de Honduras reconozca, a través de esta condena, la verdad que tenían nuestras palabras desde un inicio, es importante. Y también, no solo para mí como hija de mi mami sino también para el COPINH, y para las comunidades, que el gerente general de la empresa fuera declarado culpable, fue importante, fue reparador, fue un paso más en la justicia. Y ahora, pues, lo que sigue, es el juicio y castigo a los autores intelectuales del asesinato, es que la concesión del rio Gualcarque pueda ser cancelada, y que las personas que participaron y garantizaron que esta empresa criminal entrara a la comunidad de Río Blanco y actuara de forma tan violenta contra las comunidades y contra mi mami puedan ser enjuiciadas; eso es una parte de la justicia, y otra parte tiene que ver con la construcción de memoria. Como construir también nuestra historia desde nuestro lugar, desde nuestra narrativa que tiene que ver en contra de la criminalización de las personas que asumen la lucha en defensa de los territorios, y que muchas veces intentan hacer chocar con esta idea del desarrollo, del capitalismo verde. Entonces, yo creo que también eso es parte de esa construcción de otras narrativas; es esa búsqueda de justicia, de enjuiciamiento; es que los bancos que financiaron este proyecto también reciban las consecuencias. Laura Zúñiga Cáceres

    Desde la mirada de las compañeras y compañeros de nuestra Berta, la justicia es profunda: la hacemos los pueblos, se construye en las comunidades, continuando con los proyectos en defensa de la vida y del futuro. También se construye desafiando a las instituciones de justicia para que realicen su trabajo. En ninguno de estos espacios esta construcción es fácil, las comunidades se enfrentan día a día con los impactos que las empresas, los militares y policías dejan en los territorios. Por otro lado, desafiar a las instituciones de justicia significa apelar a espacios racistas y patriarcales que nunca han contemplado las visiones de mundo y realidades de las comunidades y sus liderazgos. ~ Laura Zúñiga, COPINH

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  • RETO

    Las elecciones fraudulentas de 2017 y otra ola de represión

    En noviembre de 2017, el pueblo hondureño volvió a ser sacudido cuando, a través de elecciones fraudulentas, Juan Orlando Hernández (JOH) fue reelegido como presidente de Honduras. Hernández consiguió que los tribunales invalidaran la prohibición constitucional de la reelección. Luego, el conteo de los votos la noche de la elección fue plagado de irregularidades y sospechas. La manipulación de las leyes y de los procesos democráticos llevó al pueblo hondureño a salir a las calles y protestar masivamente durante varios meses, pidiendo la renuncia de JOH y evidenciando el fraude electoral. Los y las jóvenes que habían votado por primera vez contra la reelección protagonizaron estas protestas, las cuales fueron recibidas con una violenta represión que dejó a varias personas muertas, heridas y detenidas.

    El gobierno de Juan Orlando Hernández se ha caracterizado por la represión contra su propio pueblo y también por la corrupción y sus vínculos con el narcotráfico. Estos factores, además de los altos niveles de violencia en el país, ha aumentado el descontento social hacia su gobierno. En el mismo año de las elecciones fraudulentas, Global Witness catalogó a Honduras como uno de los países más peligrosos para quienes defienden la tierra y el medio ambiente. Desde el golpe de Estado de 2009, se registraron 123 personas activistas asesinadas. El asesinato de Berta reveló hasta dónde llegan los intereses poderosos para proteger dichos intereses, y desde ese entonces muchas activistas hondureñas temen por sus vidas.

    En este panorama, y frente al acrecentamiento acelerado de concesiones de tierra y bienes naturales hondureños a empresas extractivas nacionales e internacionales, muchas operando de manera fraudulenta e ilegal, los movimientos sociales y las mujeres defensoras y activistas se enfrentaban a la pregunta ¿cómo llevar a cabo una resistencia de largo aliento?

    OPCIÓN

    Mapear la defensa de la tierra y el territorio y el rol de las mujeres, y responder a las nuevas necesidades

    Nos dimos cuenta de que no teníamos un conocimiento a profundidad de la situación que afrontaban las mujeres defensoras de la tierra y el territorio a lo largo del país, así que decidimos llevar a cabo un mapeo de sus formas organizativas, sus luchas y sus necesidades. El mapeo logró recabar información sobre los proyectos y actividades extractivas en el país y sus efectos devastadores sobre el medio ambiente y los pueblos y arrojó resultados importantes en torno a los impactos diferenciados que el extractivismo tiene sobre la vida de las mujeres. También proporcionó información valiosa sobre su rol y su participación activa, comprometida y constante en las luchas por la defensa de la tierra, el territorio y los bienes naturales.

    Adicionalmente, nos mostró que la integración de las mujeres en las luchas es una fuente de empoderamiento y de logros personales, tales como la participación en actividades comunitarias y políticas, sus deseos de capacitarse y aprender, y el tener un mayor poder de decisión en sus familias. Mostró también que estos logros no son sólo individuales sino también organizacionales, pues el aporte de las mujeres ha permitido fortalecer a las organizaciones sociales, reforzar las políticas de alianzas y abrir acceso a recursos económicos, lo que demuestra el círculo virtuoso que se genera cuando las mujeres participan plenamente.

    Por otro lado, salieron a la luz las violencias que las mujeres viven dentro de sus movimientos y organizaciones sociales, al igual que dentro de sus familias. El mapeo reveló como las mujeres defensoras enfrentan violencias específicas basadas en su género, a lo que se suman la discriminación y las barreras y prácticas patriarcales dentro de sus propias organizaciones. Además, la violencia a lo interno de las familias fue identificada como una constante en la vida de las mujeres, misma que se usa como un mecanismo de control para disuadirlas de participar activamente en las luchas y las organizaciones. Aunque expusimos estos hechos buscando una solución, enfrentamos resistencias por parte de algunas organizaciones y compañeros de organizaciones mixtas. Frente a esto, realizamos un proceso de devolución con las organizaciones que estaban dispuestas a recibirla, aunque hubo organizaciones que decidieron no aceptarla. La realización del mapeo nos brindó una idea de por dónde podríamos canalizar nuestra experiencia y optimizar nuestro impacto para apoyar a las mujeres en la construcción de movimientos que defienden la vida y los bienes comunes de todas y todos.

    Una escuela nacional para mujeres defensoras del territorio

    Del mapeo salió la necesidad enfocarnos en fortalecer el liderazgo de las defensoras de la tierra y el territorio y sus capacidades de análisis, organización y desarrollo de estrategias. Esa necesidad, combinada con la amplia experiencia en educación popular feminista desarrollada en JASS a través de varias décadas de trabajo en la región y continuada en la escuela de Alquimia, nos llevó a adaptar la escuela de liderazgo regional para crear una escuela específicamente para Honduras. El currículo y la estructura de la nueva escuela fueron diseñados y validados con las defensoras nacionales de tierra y territorio a través de metodologías de educación popular feminista. A partir de negociaciones con la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), tomó forma de un diplomado con certificado de esta universidad. La primera promoción de la Escuela Nacional contó con 32 defensoras de distintos territorios a nivel nacional.

    La acreditación del curso fue especialmente significativa para las participantes que no habían tenido acceso a la educación formal previa. A pesar de muchos obstáculos, todas, excepto dos participantes, completaron el curso. Esta experiencia destacó la importancia del trabajo de formación, reafirmando la necesidad y el sentido de seguir implementando los cursos de las Escuelas nacionales de Alquimia. Sin embargo, también develó las múltiples violencias y amenazas que las mujeres enfrentan, tanto internas (en sus organizaciones, movimientos, comunidades y familia) como externas (en su labor de defensa), que afectan su activismo y sus vidas. Ilustró que cuando las mujeres crecen en su propio liderazgo y poder, hay también una reacción violenta hacia ellas, por lo cual es fundamental siempre contar con estrategias de seguridad y protección para el regreso de las participantes a sus comunidades.

    "Los resultados del mapeo y de la primera escuela evidenciaron que las desigualdades entre los hombres y mujeres que integran las luchas de tierra y territorio persisten en sus organizaciones y movimientos. Por ello, articular un Poder Transformador y apoyar a las lideresas en el fortalecimiento de sus liderazgos y en la erradicación de prácticas patriarcales a nivel personal, familiar, organizativo y político, se volvieron desafíos prioritarios." JASS Mesoamérica

    CAMBIO

    Se generan conocimientos que sirven para la planificación de actividades, para lograr cambios en la cultura organizativa discriminatoria y para fortalecer el liderazgo de las mujeres

    Siendo uno de los primeros estudios sobre estas temáticas en Honduras, el mapeo ha sido una herramienta de consulta y referencia no sólo para las mujeres defensoras del territorio sino también para muchas organizaciones, incluyendo las Naciones Unidas, que muestra la dimensión y extensión de los proyectos y actividades extractivas en Honduras, a la vez que visibiliza la lucha de las mujeres contra las empresas extractivas y la violencia específica que las mujeres viven en estos contextos.

    Este mapeo es como un espejo, veo mi realidad y la que viven mis compañeras en sus luchas reflejada completamente. A veces lo leo y siento que nos hicieron rayos X”, nos dijo Wendy Cruz de La Vía Campesina.

    A partir del mapeo, muchos hombres líderes han comenzado a apoyar o reforzar su apoyo al liderazgo de las mujeres, e incluso han impulsado su participación en la Escuela Nacional de Alquimia en Honduras. A través de la Escuela Nacional, contribuimos a fortalecer el liderazgo estratégico, la efectividad y la capacidad de recuperación de las mujeres, a que se sientan menos solas, más confiadas y apoyadas entre ellas como defensoras indígenas y rurales y en sus organizaciones, para poder enfrentar contextos adversos en sus comunidades y organizaciones. También, fortalecimos la colaboración, la creación de redes y la visibilidad de sus agendas y su trabajo con diferentes estrategias y metodologías.

    Como resultado del curso, las participantes cuentan con herramientas para el análisis de contexto y de las dinámicas del Poder en sus territorios, y esto les permite fortalecer sus estrategias, las de sus movimientos y compartir estos conocimientos con otros y otras para fortalecer su liderazgo como mujeres en sus organizaciones. La capacidad de liderazgo de las participantes ha crecido--algunas han aceptado puestos de coordinación nacional al interior de sus organizaciones, otras se han encargado de acompañar otras luchas y su nivel de protagonismo ha aumentado notoriamente.

    “Es claro el cambio que observamos a lo largo de los procesos formativos: la motivación con la que llegaron se convierte en creatividad y su compromiso en sueños y estrategias para trabajar conjuntamente. Su fortalecimiento y empoderamiento integral se ve reflejado con solo notar la forma en que lo expresan, con voz fuerte y segura, con intervenciones durante las discusiones en plenaria; su motivación y compromiso inicial se transforman en creatividad, sus sueños se convierten en deseos de compartir experiencias y estrategias con otras mujeres con quienes comparten luchas. No obstante, los cambios fruto de los procesos formativos no son inmediatos, son procesos de fortalecimiento paulatino.” ~ JASS Mesoamérica

    Hacia adelante, el trabajo de JASS en Honduras continuará buscando fortalecer y proteger el poder colectivo de las mujeres hondureñas y sus organizaciones defendiendo sus tierras, territorios y bienes comunes con el fin de construir movimientos justos e igualitarios que contribuyan a la despatriarcalización, descolonización y desacumulación del poder y del capital. Específicamente, el trabajo estará dirigido hacia el fortalecimiento de procesos organizativos y de protección a defensoras de diversos movimientos sociales a través de los cursos y actividades de las Escuelas Nacionales de Alquimia con otros procesos de educación popular feminista, como las “Escuelas Vivas” (actividades puntuales de comunicación para responder a necesidades organizativas concretas), al igual que acciones de autocuidado y de solidaridad con aliadas y otras actoras a nivel nacional e internacional. También buscaremos facilitar procesos colectivos de incidencia que fortalezcan el poder colectivo de los movimientos a la vez que amplíen el marco internacional de derechos humanos de las mujeres en Honduras.

     

    La Escuela de Alquimia Feminista cambió totalmente mi vida, ya que, llegando, desde los comienzos, no sabía de qué se trataba. Tenía miedo de hablar en público; pánico. He aprendido a poder hablar frente a las personas. Aprendí a saber cuáles eran mis derechos, que puedo ser presidenta, dirigir todo un país. También a controlar los problemas dentro de mi organización, porque siempre suceden, los problemas. A tener autocuidado de mí misma, como fortalecer también la red. ~ Belinda Vásquez

    En todos los aspectos de la vida este diplomado me ha servido de mucho, principalmente para encontrarme conmigo misma, botar todas esas cargas, no cargar con algo que no es mío. Gracias a todas las exponentes, aprendimos de cada una, sus vivencias, sus experiencias vividas dentro de la formación de lideresas. En lo individual aprendí nuevas técnicas para alivianar mi vida; pues en lo emocional, amarme a mí misma, poniendo en práctica muchas técnicas; y en lo colectivo pues ahí, con las mujeres, compartiendo sanación, cómo curar el dolor. Principalmente en lo organizacional ha sido eso, la resolución de conflictos y malentendidos. Día a día pongo en práctica algunas cosas que conocí a través de este proceso. La Alquimia Feminista para mi vino a ser muy importante a partir de este diplomado, me cambió la vida en muchos aspectos. ~ Margarita Pineda, MILPAH

    Caja de herramientas

  • REFLEXIONES

    Inspiradas en el espíritu de Berta Cáceres, esta es una historia que capta muchas narrativas. Es una historia acerca de la lucha de las mujeres hondureñas y el acompañamiento de JASS en la evolución de su lucha, por sus derechos y por la justicia de toda la ciudadanía hondureña. Es una historia sobre el liderazgo de las mujeres en la construcción y fortalecimiento de amplios movimientos sociales que unen a pueblos indígenas, sindicatos, productores, activistas de derechos humanos y feministas. Es una historia acerca de los esfuerzos unidos de la ciudadanía por la democracia y la seguridad en un contexto de profundización de la crisis política, la violencia y la militarización. Es una historia de movilización local, regional y mundial en contra de la represión y corrupción. Y también, es una historia de temor y esperanza, de gran valor y grandes riesgos.

    Una de las grandes contribuciones es el autocuidado, el poner en el centro del debate tu cuerpo como defensora, tu cuerpo es territorio político y uno de los primeros espacios de construcción de libertad... de definición de cómo existir como una mujer, un ser humano, una ciudadana en esta lucha. ~ Activista hondureña

    El autocuidado para nosotras es fundamental porque muchas de las situaciones de riesgo que enfrentamos las defensoras tienen que ver con la discriminación y los mandatos de género. Por ejemplo, muchas de las condiciones adversas en las que estamos trabajando las defensoras y que generan un mayor riesgo en el trabajo que realizamos, pues son justamente como decía las dobles y triples jornadas de trabajo, la enorme responsabilidad que tenemos en el cuidado de nuestros hijos, toda la cultura que hemos introyectado de que nuestras necesidades no son importantes, de que nuestra salud es secundaria, de que siempre las necesidades de los otros son más importantes que las nuestras, y esto genera condiciones de desgaste que nos ponen en mayor riesgo. Y el autocuidado es una manera de mirar esas necesidades y construir bienestar, de asumir que los derechos por los que estamos luchando tenemos que vivirlos también en nuestras propias vidas y no sentirnos culpables por eso. Y pensar que además movimientos donde las personas, hombres y mujeres, tengamos condiciones de bienestar, son movimientos uno, pueden hacer mejor su trabajo, y dos, que convocan a más personas que van a sentir realmente que son espacios en dónde se puede vivir una realidad distinta a la que estamos viviendo en el mundo de desgaste, de explotación, de violencia. Entonces para nosotras ningún proceso de protección, ninguna medida de protección se puede hacer sin pensar en el autocuidado. Si sólo pones cámaras de seguridad y vigilantes a la entrada de tu organización, y no trabajas a lo interno de la organización en cuáles son las dinámicas que están generando desgaste y riesgo, muy probablemente las medidas duras de seguridad no van a ser efectivas. ~ Marusia López

    Alquimia es un punto de encuentro donde mujeres de distintas organizaciones aprenden, construyen conocimientos colectivos, intercambian experiencias y estrategias. Alquimia no solamente es un espacio para la formación teórica, sino también para el intercambio de estrategias de lucha, de experiencias de resiliencia, un espacio donde se generan sueños colectivos, y también aprendizajes tanto en las que participamos como educadoras populares, como las activistas que acuden a estos procesos de formación. Las escuelas de Alquimia permiten generar nuevas visiones, nuevos marcos para interpretar la realidad y elevar la calidad de los análisis feministas desde una práctica transformadora. ~ Mariela Arce, Educadora Popular Feminista de Panamá

     

    La formación política y el fortalecimiento del liderazgo de las mujeres siempre ha estado en el centro del trabajo de JASS. Durante algunos años, en el caso de Honduras, nos enfocamos mucho, dados los grandes niveles de violencia contra las mujeres, en apoyar en la construcción de la Red de Defensoras, era el mismo momento y contexto del surgimiento de la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras. Con el tiempo hemos decidido volver a lo básico, volver a los principios, con poner en el centro la educación popular feminista sin descuidar el poder responder a situaciones de violencia hacia defensoras, o remitiéndolas a la IMD, a la Red de Defensoras, a otras organizaciones que trabajan más sobre la emergencia. Pero en el caso de JASS, decidimos volver a enfocar nuestros mayores esfuerzos en el fortalecimiento de liderazgo, reconociendo que es una apuesta más de mediano a largo plazo; que la violencia estructural no va a desaparecer en el corto plazo; y que necesitamos liderazgos fuertes colectivos de las mujeres para poder crear estrategias, construir estrategias para enfrentar esa violencia estructural, y elaborar propuestas, y esto atraviesa por el fortalecimiento del liderazgo de las mujeres, de sus organizaciones y en organizaciones mixtas. No vamos a ver totalmente el impacto de esto hasta dentro de unos años. Sí, vemos ya resultados, pero no el impacto global. Decidimos unir nuestros esfuerzos a otras que ya se están haciendo en el país en esta línea de trabajo. ~ Patricia Ardón

    Berta fue una feminista, activista ambiental y líder indígena extraordinaria entre el pueblo lenca de Honduras. Fue una organizadora y estratega brillante, una maestra firme e inspiradora, y una verdadera internacionalista. Berta reconocía que la lucha de las comunidades lencas para proteger sus tierras y ríos era una lucha mundial, y al mismo tiempo sabía cómo sembrar amor en su lucha, en el corazón de cada persona con la que interactuaba (…). El poder de su historia y las amplias redes conectadas con ella y el COPINH desataron una explosión de activismo después de su asesinato. Se movilizaron ambientalistas, feministas, líderes y lideresas de derechos indígenas y personas defensoras de derechos humanos en todo el mundo, que siguen demandando – con una voz colectiva y fuerte – que los responsables rindan cuentas y que se ponga fin a la construcción de represas y otros proyectos que amenazan la vida de las personas. ~ Daysi Flores, JASS

     

    Una de las cosas es lo que nos enseñó mi mami; para mí lo más importante es rebelarse contra la muerte, es la rebeldía, es no aceptar que la violencia nos tiene que inmovilizar, o el miedo nos va a sacar de la convicción de que es necesaria la justicia para este país. La otra cosa que nos mueve es el amor hacia nuestra madre. Es la tremenda indignación y dolor que nos brindó este caso, y la necesidad de no repetición, que en este país es difícil, porque enfrentarse día con día a que se ha asesinado a otra mujer, a que la policía tiene que ver con eso nos llena de indignación. Yo creo que el asesinato de Keyla, que era una muchacha menor que yo, que estaba a punto de graduarse, y que fue asesinada por la policía nos remueve otra vez esa indignación, esa rabia. Nos hace ver sometidos nuestros cuerpos a la violencia, y es lo que queremos desmontar, entonces eso es lo que nos mueve: desmontar el sistema de muerte que vivimos hoy en este país. ~ Laura Zúñiga Cáceres

    La Madre Tierra, militarizada, cercada, envenenada, donde se violan sistemáticamente derechos elementales, nos exige actuar. Construyamos entonces sociedades capaces de coexistir de manera justa, digna y por la vida. Juntémonos, y sigamos con esperanza defendiendo y cuidando la sangre de la Tierra y de sus espíritus. ~ Berta Cáceres

     

    En nuestras cosmovisiones somos seres surgidos de la tierra, el agua y el maíz. De los ríos somos custodios ancestrales, el pueblo Lenca, resguardados además por los espíritus de las niñas que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos es dar la vida para el bien de la humanidad y de este planeta. El COPINH, caminando con otros pueblos por su emancipación, ratifica el compromiso de seguir defendiendo el agua, los ríos y nuestros bienes comunes y de la naturaleza, así como nuestros derechos como pueblos. ¡Despertemos! ¡Despertemos Humanidad! Ya no hay tiempo. Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de solo estar contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal. El Río Gualcarque nos ha llamado, así como los demás que están seriamente amenazados. Debemos acudir. La Madre Tierra militarizada, cercada, envenenada, donde se violan sistemáticamente los derechos elementales, nos exige actuar. Construyamos entonces sociedades capaces de coexistir de manera justa, digna y por la vida. Juntémonos y sigamos con esperanza defendiendo y cuidando la sangre de la tierra y los espíritus. Dedico este premio a todas las rebeldías, a mi madre, al Pueblo Lenca, a Río Blanco y a las y los mártires por la defensa de los bienes naturales. ~ Berta Cáceres

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